Hola de nuevo, dulce amiga,
ya sé que prometí un día
que tendría fin mi poesía,
te juro lees la última.
La última última,
con la que pondré fin a la súplica,
la que te hará volar al fin, de mi
presencia estúpida.
No te diré nada que
no haya escrito ya otras veces;
que lo siento, que eres Luna
y espero que nunca reces.
No volveré a recordarte
el pasado que no conté,
ni la risa de después,
ni el llanto después de un antes.
Hoy solo vuelvo a volver
a despedirme,
a mirar con gesto firme
el futuro al que nunca quise volver.
Mañana, volveré a despedirme,
ya no más,
con tono triste,
pero con cien nudos que deshacer.
No dudes que, aunque te olvide,
no voy a olvidar tu rostro
iluminando iluminado
la iluminación de un bar.
Que aunque te digas adiós,
a Dios le puedes preguntar,
que nunca me separé
de aquel que prometí olvidar.
La cuestión se ha vuelto simple,
yo me voy y tú te quedas
acomodando la cama
de una noche a duermevela.
Sé que empecé prometiendo,
pero lo he hecho más difícil,
y sé que los dos sabemos
que leemos otra penúltima.
Así no quise querer que fuera,
he vuelto a encender mi súplica,
me encadeno, ahora yo,
a tu corta presencia estúpida
OPINIONES Y COMENTARIOS