Vos estabas roto y yo buscando querer.
Casi que la vida nos cruzo en una especie de pacto mafioso. Vos necesitabas lo que yo estaba regalando. Transacción asegurada.
Pero cual película de amor desagraciado, en esta no había final feliz, porque vos te olvidaste como encajaban las piezas, y yo que no siempre se encuentra lo que se busca. Así que nos enamoramos, yo de tus heridas, vos de mi mapa sin rumbo. Destinados a no coincidir nunca en un mismo plano.
Vos buscabas sanar, yo buscaba querer, Y algo teníamos en común: a los dos nos faltaban los motivos y nos sobraban las excusas.
Andaba buscando quererte, no se, esa manía de creer que se puede forzar las cosas, de pensar que con ganas alcanza. Como si fuera un boleto de lotería que compras con la esperanza de pegarle a algún numero y salir hecho.
Es que ahora no, quizá nunca, o quizá para siempre. La magia ocurre ahí, en ese momento y lugar cuando y con quien no lo imaginas. Y en esta historia no había magos.
Arranquemos de cero, reinicia el cronometro y hagamos de cuenta que somos dos desconocidos. Mucho gusto, buenas tardes. Esta vez prometo mi primer pregunta no va a ser ¿Qué te duele?.
Descubrí que hay cosas que juegan a la escondida excelentemente bien y no es tan fácil cantarle piedra libre. Pero buscando quererte me encontré, y entonces el camino valió la pena.
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