Se puso el traje por última vez
Antes de decirle adiós a su juventud.
La rectilínea espalda comenzó
A curvarse como el arco dispuesto.
Solo que esta vez no había flecha
Era la seña inequívoca del tiempo.
Y así, aquel viejo, la tarde aquella
Adiós le dijo a sus años mozos.
Sus ojos se opacaron y su tez se arrugó
La piel se hizo suave, transparente.
La sonrisa fue su única carta, la única
Que le quedó de sus años. Se hizo más tierna.
Pasado el tiempo solo quería hablar
Hablar y hablar, contar sus hazañas.
Pocos repararon en su deseo y lo dejaron
Solo. Pero él seguía contando su historia.
OPINIONES Y COMENTARIOS