El futuro en mis manos

El futuro en mis manos

Javier LoGo

13/11/2019

EL FUTURO EN MIS MANOS

Mi adicción es una mierda. Bueno, la mía y la tuya si la tienes, aunque aún no lo quieras ver. Una mierda, te traiga más o menos problemas o sea más o menos confesable.

Dicen que una persona es adicta toda su vida y que no hay exadictos sino exconsumidores. Yo soy exconsumidor. Ya lo fui hace años y lo vuelvo a ser ahora, desde hace poco más de un mes.

Mi consumo era obsesivo compulsivo hasta el punto de que nunca jamás he sido capaz de cortarlo por mí mismo. Siempre ha sido algo externo lo que me ha frenado.

Aún y con esta losa que me va a acompañar toda mi vida, me considero una persona afortunada, mucho, puesto que también podría haberme frenado un control de tráfico en el que dar positivo en todo lo positivable, o un ataque al corazón, o un accidente contra un muro donde estampar todas mis irresponsabilidades, o peor aún, contra otro vehículo donde viajase una familia a la que podría haber cambiado su feliz vida por trocitos de cristal y chapa arrugada.

La vida, más concretamente la mía, me ha enseñado a relativizar los hechos que llegan a diario y eso tiene su parte positiva, obvia, la de la madurez y el razonamiento de esas cosas, y otra negativa a la cual acudir cuando pienso que estamos aquí de paso. Es cuando mi adicción saca a su ogro a pasear, ese que siempre se sitúa tras mi oreja derecha para incitarme a dejarme llevar, a no pensar en consecuencias, a destrozar mi vida y la de quien se ponga delante mío…

Hay una diferencia que siento desde mi anterior etapa de exconsumidor. Aquella otra vez fui exconsumidor por terceras personas, por promesas, por no arruinar sus vidas destrozando la mía propia. Y fracasé. ¡Vaya si fracasé! Estrepitosamente, perdiendo otro par años más de mi vida. Y dando gracias, podría decir.

Hoy ya no vale lamentarse. Digamos que ese par de años ciegos, quemando varios miles de euros y seguro que un importante pedazo de mi salud mental (y física), fueron las pérdidas irrecuperables más relevantes a priori.

Pasan tantas cosas mientras uno está ahí, físicamente, sin estar en realidad en ningún sitio… Cosas tan bonitas como insignificantes, que no he apreciado hasta ahora, recordando que mientras tocaba fondo, había dejado de sentirlas. Y lo peor es que tampoco me importaba.

Lamento no poder coger un boli BIC y girar la cinta de casete de mi vida hasta el comienzo de una canción que me guste para darle al PLAY, pero haciendo una lectura positiva, considero que esos años tirados a la basura pudieron ser un impulso, un «coger carrerilla» para dar un salto. Para darme cuenta de que soy mucho más valioso para mí mismo y para los míos sin esa adicción controlando el 100% de mi vida y de mis decisiones; de mis mentiras. He aprendido a saborear lo que se me pone por delante y que nada de lo que me ha sucedido es tan terrible como para hundirse o castigarse. Por eso creo que esta oportunidad es distinta. Necesito querer seguir siendo exconsumidor hasta límites de máximo egoísmo. Volcar mi obsesión compulsiva en ser feliz y hacer feliz, si está en mi mano, a todo lo que me rodea. Estoy aprendiendo a ver las cosas de manera más sencilla, sin tanto rodeo donde perderse o angustiarse. Aún me queda mucho camino porque sabiendo lo que no quiero, creo que todavía me bloqueo cuando intento imaginar lo que sí quiero.

Por eso veo borrosa mi vida si la imagino dentro de cinco años. Y me gustaría verla clara y nítida, pero… asduw bef n6513 Vfsdf2 16NJNu niuu inUNU Nadncda ndlnf asdn ciEWE NOFk

FIN

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