CAPÍTULO XIII
LA MUERTE DE ANOM
Carlos y Diego habían estado caminando en un tenso silencio. Jamás habían sido amigos y ciertamente no lo eran ahora. Podían definir su relación como una sociedad, una en que ambas partes sacaban provecho de la otra, no obstante, la confianza era completamente nula entre ambos. Siguiendo su instinto y plan primario caminaron hacia Ahavil Sasil, fue cuando escucharon voces no muy lejos de ellos. Diego de inmediato notó la de su hermano, y estaba seguro que había una voz femenina, muy probablemente Santos, pero había una tercera voz que no dejaba de hablar de forma bastante vulgar si tenía que admitirlo.
Carlos fue quien se abrió paso entre la maleza y Diego le siguió. Pudieron observar como un joven, probablemente de su misma edad, abrazaba a Farid y el gemelo, con cierta calma, había impedido que siguiera haciéndolo. Por lo que escuchó después era claro que la Tribu de Santos estaba relacionada con un ave y, por tanto, con el aire.
-Eso puede arreglarse, Santos- Diego no pudo evitar burlarse, y por mucho que ella fuera también una elegida, no podía olvidar ese desprecio que sentía por ella. En cuanto la vio se intensificó aún más-. Es algo con lo que estoy dispuesto a ayudar.
-¿Quién dijo que la caballerosidad había muerto?- bromeó Carlos. Al no recibir una respuesta inteligente y mordaz de la chica se irguió. Ella parecía asustada y nerviosa y no paraba de ver a Farid como pidiendo ayuda- ¿Qué?
-¡Hola!- Neico apareció de pronto frente a ellos, por un momento lo habían olvidado. Él estrechó sus manos con tal rapidez y seguridad que Carlos y Diego no pudieron evitarlo-. Soy Neico. Es un placer conocer finalmente al gemelo malvado y al hermano perdido.
Decir que Diego y Carlos estaban confundidos era un eufemismo. Por un lado, Neico no dejaba de hablar y considerando que todo lo que salía de su boca había logrado decirlo solo con una respiración, los recién llegados dudaban de que fuera humano; por otro lado, si bien podían comprender el apodo de gemelo malvado, cosa que incomodó un poco a Diego, no entendieron por qué llamó hermano perdido a Carlos.
-Y entonces tu hermana hundió el barco…
-¡Neico!- Dara gritó al momento que comprendía dos cosas. La primera, Neico y Lot definitivamente venían de la misma familia, la número dos, el marino era absolutamente imprudente. El gemido de desesperación que salió de la boca de Farid había confirmado que él pensaba lo mismo. Ella tomó varias respiraciones intentando calmar los latidos de su corazón, cosa que jamás logró.
Finalmente ella hizo a un lado al entrometido chico y habló con la mayor calma posible a los chicos frente a ella. Diego miró a Carlos y luego a Dara, lo hizo varias veces intentando ver las similitudes.
-¿Estás segura de que él es tu hermano?- cuestionó Diego- Él es un imbécil y, por mucho que me desagrades, tú no lo eres- Carlos frunció el ceño al guardián del agua y luego miró a Dara. La chica realmente parecía temerosa y algo esperanzada. Finalmente Carlos soltó una fuerte carcajada, tan larga y tan estridente que los demás consideraron que algo malo estaba pasando.
-Me importa menos que un carajo lo que el viejo dijo- sentenció Carlos- ¿Qué esperabas? ¿Qué correría hacia ti y te abrazaría tiernamente? Nuestra vida, niña, ha sido una mentira. Abandonados por nuestros padres y criados por…- Carlos se esforzó por terminar la frase, pero nada más llegó-. Hace años supe que era adoptado. Todo era una sarta de mentiras, ellos me mintieron. Tú solo eres una mentira más.
Carlos extendió los brazos con fuerza empujando grandes rocas contra Dara. Fue tan repentino y explosivo que ni los gemelos ni Neico lograron reaccionar, no obstante Dara empujó el viento en defensa para detener el ataque del guardián de la tierra, sin detenerse, en un nuevo giro, la guardiana del aire golpeó el cuerpo de Carlos con la fuerza del viento arrojando al joven varios metros.
-No me subestimes, Carlos- Dara habló pausada pero firmemente-. Tampoco es que tenga sentimientos de hermana por ti ahora, pero si podemos abstenernos de pelear sería conveniente.
En respuesta el arete de Carlos brilló y en un estruendo de piedra y polvo vistió la Tribu y atacó nuevamente. Sus filosas hachas emergieron debajo de la tierra dispuestas a atacar, Dara permitió que el instinto de su armadura la guiara, en un torbellino de viento emergió ella con su Tribu cubriéndola y con su arco bloqueó el filo de las hachas. Era evidente que ambas armas eras igual de fuertes. Carlos avanzó con violentos ataques; un arma en cada mano y rocas intentando golpear a Dara. Ella respondió con bravura, bloqueando cada ataque hasta que él finalmente pudo golpearla con suficiente fuerza para que cayera varios metros a la distancia. Carlos sin detenerse levantó una pesada roca y la arrojó contra ella, Dara apuntó con su arco y soltando la flecha de viento ésta se dividió en varias más golpeando la roca múltiples veces logrando romperla.
Los otros tres hombres estaban sorprendidos tanto por la violencia de los ataques de Carlos como por el control de Dara al momento de recibirlos y atacar sin herirlo realmente. La pelea estaba sucediendo muy rápido, sin duda las Tribus no solo aumentaban el control de sus respectivos elementos, también aumentaban la fuerza, velocidad y agilidad.
-Debemos detenerlos, Diego- Farid anunció, pero no hizo ningún ademán para moverse. Una cosa había sido sentir cierto poder gracias a la Tribu, pero ver lo que realmente puede hacer, el poder que puede salir de ella, lo conmocionó. Si no tenían cuidado podían destruir con gran facilidad todo a su alrededor. Diego también se había quedado quieto, no obstante sus pensamientos eran diferentes. Saber que podía moverse de igual manera que ellos dos, que podía enfrentarlos y, si era inteligente, vencerlos, lo emocionó.
-¿Sabías que papá vino de aquí?- Diego preguntó desviando la atención de Farid. Él asintió mirando los ojos de su hermano. Ambos lo comprendieron, sabían de Anom- Tal vez en esta isla tener hermanos sea algo negativo. Papá y Anom, Carlos y Santos. Podemos romper el ciclo, hermano.
-Lo que sea que estés imaginando sácalo de tu cabeza, Diego- Farid enfrentó a su hermano dándole la espalda a la pelea que se disputaba esperando que no viniera otra-. Papá no querría esto.
-Papá no es quién pensábamos, hermano- Diego lo miró herido-. ¿Sabes qué es lo que querría papá? Que tú y yo nos matáramos- Farid intentó contradecir a su hermano, pero éste último le dio una bofetada-. La única ventaja que veo de esto, hermanito, es que podemos tomar lo que era nuestro por derecho- Diego alzó la mirada hacia la pirámide principal de Ahavil Sasil.
De pronto sintió un golpe en su barbilla que lo tiró. Su hermano había regresado el ataque. Ni siquiera sabía por qué había esperado que Farid estuviera de su lado. Su anillo brilló y al levantarse el gemelo mayor tenía puesta su Tribu y había lanzado su escudo con fuerza contra su hermano; éste último rodeó su cuerpo con fuego que emergió de su emblema y detuvo, con gran esfuerzo, el escudo que venía contra él. Quiso tomarlo de vuelta, pero jamás pudo moverlo. Ambos hermanos se miraron en comprensión, solo el dueño podía blandir el arma de su Tribu. Farid estuvo dispuesto a atacar cuando un hacha se incrustó en el suelo frente a él, los gemelos miraron a Carlos extrañados, pero se dieron cuenta que solo había sido desarmado por Dara; ella tampoco tenía su arco.
-¡Demonios, Santos!- gritó Carlos frustrado-. ¿El viejo también te enseñó a pelear?- Dara estaba a punto de responder cuando perdió el control de su Tribu y ésta se guardó en el relicario. Exhausta se arrodilló intentando respirar profundamente. Carlos sonrió, ella no era tan fuerte físicamente como para mantener activa la armadura. Estaba dispuesto a tacar cuando fue golpeado por el arma de Farid en la cabeza, cayó mareado levemente, pero pronto la furia lo invadió. Fue admirable es esfuerzo del guardián del fuego por defenderse de los ataques de la tierra y el agua. El escudo y las hachas eran apenas detenidas por torbellinos de fuego y las garras de sus muñecas. Pronto la energía se le agotaría y ellos habrían vencido. Desesperado, expulsó todo su poder calentando el ambiente lo suficiente para quemar todo a su alrededor. Tanto Carlos como Diego fueron heridos por la fuerza del ataque. Cuando se levantaron Farid ya no tenía su Tribu puesta, pero el daño estaba hecho, ambos jóvenes tuvieron que prescindir de sus armaduras para recuperarse, sin embargo, ninguno tuvo dudas, si no hubieran estado protegidos, el poder de Farid los habría matado.
-¡Eso estuvo increíble!- Neico salió de alguna parte mientras aplaudía. Durante toda la pelea se había escondido para no salir herido, pero era obvio que había visto todo-. ¿Me darían un autógrafo?
-Ahora no, Neico- Dara con trabajos se había incorporado. Miró a su alrededor, el daño de la batalla, una que no había durado ni diez minutos, había sido considerable-. Wayak’ y los mundos se están destruyendo y nosotros lo estamos haciendo peor.
-¿Mundos?- Diego pudo levantar su cabeza lo suficiente del suelo para ver a la chica. Sentía que todo el cuerpo se incendiaba-. Joder, Farid, me arde todo- nuevamente recostó su cabeza agotado.
-Créeme, no me siento mejor- Farid sintió que iba a vomitar en cualquier momento-. Jamás volveré a hacer eso, creo que prefiero el hacha- Carlos gruñó en algún lado como afirmación de lo que el gemelo menor acababa de decir.
Neico miró a todos con cierto asombro, burla y lástima. Afirmó que buscaría algo de comer para todos y algunas plantas para hacer un bálsamo para curar las heridas. Escuchó cuatro gruñidos en respuesta, seguro ninguno se levantaría en los siguientes minutos. Con total confianza los dejó mientras se adentraba a la selva y buscaba alimentos. Esta vez se aseguró de recordar cuáles eran venenosos y cuáles no, probablemente. Encontró flor de encino, combinado con la sabia de otro de los árboles cercanos les ayudaría con sus heridas. Cuando volvió ninguno de los guardianes se había movido. Dio a cada uno comida y preparó el bálsamo para luego cubrir las heridas con él. Todos guardaron silencio durante una hora entera, excepto por Neico que seguía hablando de cualquier cosa que se le viniera a la cabeza, Carlos golpeó su cabeza contra el suelo repetidas veces intentado desmayarse para dejar de escucharlo.
Todos analizaron lo vulnerables que eran después de utilizar sus Tribus. Seguían completamente agotados después de pelear entre ellos y ninguno tenía energía suficiente para controlar su elemento. Neico sugirió, entre todo lo que había hablado, que tal vez necesitaban entrenar física y mentalmente para tener un mayor control de su poder, de esa forma no quedarían desprotegidos después de cada pelea.
-Sí sabes que estamos en lados opuestos en este momento, ¿verdad?- cuestionó Diego- ¿Cómo planeas defenderte una vez que recupere mi poder y siga con mis planes?
-De rodillas- respondió Neico-. La súplica siempre ha sido uno de mis fuertes- Dara rodó los ojos al escuchar la respuesta.
-Eres un idiota.
-¿Por qué todos me llaman así?- Neico la miró- Comienzo a sospechar que es mi tercer nombre.
-¿Cuál es el segundo?- preguntó Farid mientras masticaba fruta.
-Neico- respondió el marino encogiéndose de hombros.
-¿Tú nombre es Neico Neico?- Carlos se irguió solo para mirarlo, la confusión enmarcaba su rostro- Que estupidez.
-No, Neico es mi segundo nombre- Carlos murmuró que era igual de estúpido-. No les diré el primero, es ridículo- respondió malhumorado el marino-. Es bastante conque algunas personas, no necesariamente cierta chica pájaro, pero algunas personas ya creen que soy una especie de bufón. No les daré más armas.
Mientras recuperaban su fuerza los cinco jóvenes fueron encontrados por un grupo de personas que definitivamente no eran amigos. Su vestimenta y máscaras recordaron a Diego los enemigos que tuvo que enfrentar cuando buscaba su emblema, definitivamente estaban en clara desventaja. Difícilmente tenían energía para estar parados, no podían vencerlos si atacaban. Neico, aunque vio a los recién llegados, siguió hablando tranquilamente. Luego se levantó, tomó una pera y caminó hacia los visitantes. Se presentó tan animadamente como lo había hecho con Carlos y Diego, sin embargo jamás buscó estrechar la mano de los hombres.
Con sumo cuidado los otros jóvenes se incorporaron y agruparon para considerar sus opciones. Vestirse de las Tribus era imposible, no tenían fuerza ni para llamarla; consideraron un ataque cuerpo a cuerpo, pero no tenían tanta experiencia para eso. Correr e intentar escapar parecía la opción más sensata, no obstante estaban seguros que serían pronto alcanzados.
Neico mordió la pera despreocupadamente y luego se limpió la boca con la manga. Inmediatamente después, para sorpresa de los recién llegados, no tanto para los jóvenes, el joven marino se arrodilló y puso sus manos en súplica.
-¡Por favor, no me maten!- exclamó- Soy demasiado hermoso y útil como para terminar así- la facilidad con la que hablaba Neico siempre abrumaba a quien lo escuchaba y este caso no era diferente-. Les prometo que tengo la receta de un pulque de flor de cempaxúchitl que…- el marino sonrió al desviar su mirada- ¡Oh!, hola Nematini.
Los hombres enmascarados giraron para encontrarse con el hijo de Anom y varios de sus guerreros. En cuestión de segundos fueron eliminados. Nematini tomó la mano de Neico y le ayudó a levantarse, ambos se dieron un abrazo amistoso.
Diego y Farid explicaron rápidamente quién era Nematini. Carlos hizo la molesta observación de que era su primo. El guardián del agua gruñó al sentir que pronto tendría migraña, de nuevo. El guerrero se acercó a los jóvenes con cautela, Neico le había comentado que ya eran portadores de sus Tribus, si esa información no bastaba, la destrucción que había en el lugar sin duda era una pista fuerte. Nematini inclinó la cabeza en forma de saludo jamás se ofendió porque nadie hizo ningún ademán de vuelta.
-No es normal que los guerreros de Ahavil A’ak’abil estén tan lejos de su territorio- anunció Nematini-. Los están buscando, será mejor que vengan con nosotros.
Carlos estaba a punto de negarse, pero Diego lo detuvo, luego miró a su hermano para afirmar su decisión. Nematini pareció comprender porque se hizo a un lado para permitirles pasar. Mientras lo hacía ordenó a uno de sus hombres adelantarse y preparar comida y un lugar para que los guardianes descansaran. El camino de regreso a Ahavil Sasil fue tenso, todos parecieron notarlo excepto por Neico que no dejaba de silbar. Carlos se sintió lo suficientemente fuerte como para abrir un hoyo y que cayera el marino en él.
Después de sacarlo siguieron su curso. Llegaron a un rio que los separaba de la ciudad, bebieron agua y atravesaron el puente que los llevaría a la entrada del lugar. Cientos de personas los miraron llegar, pero de inmediato siguieron con lo suyo. Al parecer se estaban alistando para salir. Hombres y mujeres se cubrían con un ichcahuipilli, que era una especie de armadura hecha con algodón y maguey. Cuando Dara notó que también sujetaban diferentes armas comprendió que estaban alistándose para la guerra.
Llegaron a la base de la gran pirámide y Anom e Ixchel también vestían sus armaduras solo que más adornadas y con adornos de plumas de quetzal. Cuando Anom fijó sus ojos en ellos Diego de inmediato lo sujetó contra la pared con una burbuja de agua. Nematini, los guerreros a su alrededor e Ixchel atacaron de inmediato, pero fueron detenidos por Carlos; Farid a su vez buscó distraer al guerrero de la tierra para que los demás alcanzaran a su hermano. Dara entonces tomó el arco de un joven guerrero a su lado y corrió hacia Diego, de un solo movimiento golpeó sus rodillas por detrás y lo derribó, la caída permitió que soltara el agarre de Anom y el gobernante finalmente pudo respirar de nuevo.
-¡¿Cómo te atreves a atacar a mi padre?!- vociferó Ixchel apuntando a Diego con una lanza.
-Él mandó a matar al mío- respondió Diego-. Tengo derecho a vengarme y reclamar este gobierno.
Todos los soldados alrededor se miraron confundidos. Uno de ellos, de mayor rango, preguntó si él y Farid eran hijos del gran Balam, hermano de Anom. Los gemelos asintieron y un silencio invadió nuevamente el lugar.
-Una cosa es cierta- Anom respondió mientras caminaba hacia Diego-, tienes derecho a reclamar el trono, pero es una mentira que tuve que ver con la muerte de tu padre- Diego se levantó custodiado por los guardias de Anom-. Yo me equivoqué con él, lo admito, pero arreglamos las cosas antes de su muerte. Él me perdonó.
-Eso dices tú- escupió Carlos-. ¿Cómo podemos saber que es cierto? Este mundo solo está lleno de escoria igual que todo lo demás.
-Veintidós de febrero- pronunció Anom. Diego y Farid fruncieron el ceño. Ese era el día de su cumpleaños-. Nosotros no seguimos su calendario, pero memoricé ese día. Balam vino a decirme lo orgulloso que estaba, tenía gemelos- una risa opaca salió de los labios de Anom-. Puedo decirles cuánto pesaron, cuánto midieron. Incluso la hora en que nacieron- miró a los gemelos directamente a los ojos-. No cometan el error que yo hice, perdí muchos años en mi rencor y ese tiempo jamás volverá. Me perdí de verlos crecer. Si mi pago es la muerte- Anom hincó una rodilla en el suelo e inclinó la cabeza- la aceptaré como una vieja amiga.
Nematino e Ixchel avanzaron para proteger a su padre, pero ellos sabían que no podían hacer nada si Diego o Farid querían reclamar su vida. Él mismo se estaba ofreciendo, no había ataque ni traición qué perseguir en eso. Farid apoyó su mano en el hombre de Diego, él estaba completamente tenso y vinieron a su mente las palabras de su padre en aquel recuerdo que tuvo cerca de la Torre Obscura.Su padre había dicho que Farid y él se odiarían, pero jamás dijo que estarían en bandos diferentes. Tal vez su hermano tenía razón, necesitaban más información.
-¿Por qué parece que se están preparando para una guerra?- Diego preguntó dando pasos lentos hacia atrás. Nematini exhaló el aire que había contenido en sus pulmones e Ixchel abrazó a su padre entre lágrimas.
-Ahavil A’ak’abil vienen contra nosotros- Nematini respondió por su padre-. Jamás han tenido la fuerza para derrotarnos así que algo extraño está pasando. Cuando los encontramos a ustedes fue porque los seguíamos a ellos.
-Sospechamos que están aprovechando el desequilibrio en Wayak’ y el despertar de las Tribus para encontrarnos desprevenidos- Anom se armó de cuchillas de obsidiana y una lanza-. Casi lo logran.
-Por eso Tizoc intentó engañarme- Farid habló de pronto-. Ellos esperaban que la profecía se cumpliera como imaginaron que sería. Diego y yo peleando entre nosotros o atacándolos a ustedes, de cualquier forma no podrían defenderse de ambos- Ixchel asintió mientras se colocaba el tlahuiztli, una prenda que definía su rango.
-Me siento usado- Diego se cruzó de brazos-. Pelearemos y acabaremos con ellos.
-No- sentenció Anom-. En primer lugar esta es nuestra pelea. Ustedes no saben nada de nuestra historia con ese pueblo y mucho menos las enemistades que formamos- Anom miró a cada uno de ellos-. No es sabio pelear batallas que no se han vuelto suyas. Además…
El grito de varios guerreros interrumpió a Anom. Una maldición de Nematini se escuchó en algún lugar. Las órdenes fueron claras, Ixchel había tomado el oeste de la ciudad, ella protegería ese flanco, Nematini y sus hombres habían corrido hacia el sur, Anom, flanqueado por los guerreros más leales y mortales, había ido en dirección suroeste. Otros guerreros, con rangos avanzados, concentraron su energía en defender el este de la ciudad. Neico se ofreció a llevar a los jóvenes a un lugar seguro donde había comida y un lugar para dormir. Cuando no escuchó respuesta alzó la mirada y ninguno de los guardianes se encontraba cerca, el marino se encogió de hombros.
-No tengo interés alguno en salvar este mundo- Carlos dijo mientras corrían y esquivaban algunas flechas-, pero me niego a ser solo un espectador mientras ustedes se divierten.
-Lo único que quieres es volver a sentir ese poder en tu cuerpo- Farid se detuvo y con unas llamaradas detuvo a varios hombres que venían contra ellos-. Debemos tener cuidado, es adictivo.
Carlos sonrió y caminó hacia atrás sin dejar de mirar al gemelo menor, con un brillo de su emblema la poderosa Tribu Lúum apareció. Podía ser adictivo el poder, pero eso era lo emocionante para el guardián de la tierra. Sorpresivamente fue Dara quien lo siguió para portar su Tribu, ella no dudó en sacar su arco y sumergirse en la pelea. Diego no pudo evitar notar cómo ella era especialmente precisa en sus ataques, jamás mataba a nadie, pero definitivamente no les permitía volver a moverse. Los gemelos fueron los últimos en vestir sus legendarias armaduras, Diego comentó que él ayudaría a Anom en el suroeste, mientras que los demás debían quedarse o ayudar a Ixchel y Nematini. A todos les pareció una buena idea y se dividieron.
Nematini era un joven serio, de mente aguda y muy determinado. Su forma de pelea lo delataba, jamás se distrajo con nada que no fuera su siguiente blanco, por eso se sorprendió cuando una flecha enemiga logró herirlo en el hombro. Él, enojado, miró a su agresor, era una bestia de la selva. Debió imaginar que Ahavil A’ak’abil había hecho alianza con otros pueblos menores. Sin pensarlo más Nematini atacó con furia a los enemigos que venían contra él, nunca dejando de ver a dicha bestia que le volvía a apuntar, en un segundo, una gigantesca roca había aplastado al animal. El hijo de Anom miró a sus espaldas y vio cómo Carlos peleaba con gran facilidad con sus hachas. Había escuchado cientos de leyendas sobre las Tribus, pero tuvo que admitir que ninguna se acercó a la realidad.
Farid hizo una pared de fuego para evitar que el grupo enemigo se acercara más al ejército de Ixchel. Ella dio órdenes de agrupamiento y nuevas estrategias; habían pensado que la pelea sería solo contra humanos, pero era obvio que su padre y ella se habían perdido de muchas cosas que pasaban en la isla. Farid reconoció los loham en medio de todo el alboroto, solo que estos eran más grandes y rápidos. La mayoría de las bestias eran irreconocibles para él, pero otras las había visto en su viaje, seguro lo habían estado siguiendo todo el tiempo. Sacó su arma y corrió siguiendo las instrucciones de Ixchel que, a pesar de su apariencia, era sumamente fuerte y hábil en batalla.
Dara se había quedado en el primer punto, casi en medio de la ciudad. Su misión era proteger a los más vulnerables de la batalla y no permitir que ingresaran enemigos. Sus flechas eran muy precisas para herir y evitar que los guerreros se levantaran de nuevo, siempre comprobó que nadie había muerto por su mano. Cuando se vio rodeada por varios enemigos de cualquier tipo de raza ella realmente consideró romper el compromiso que había hecho con ella misma, sin embargo sintió que su Tribu le daba un certero consejo. Sujetando su arco como un bate de béisbol, lo abanicó con fuerza generando una onda de viento que golpeó a varios enemigos con violencia, todos cayeron inconscientes. En el giro ocasionado por el movimiento de su cuerpo, su larga melena de plumaje multicolor se movió y de ella expulsó plumas filosas que atacaron a los enemigos que seguían en pie. Eran tan largas y filosas que atravesaron piel y hueso clavando a sus enemigos contra el suelo o paredes cercanas.
Diego había estado peleando lado a lado con Anom. Tuvo que admitir que el hombre se movía con mucha agilidad para la apariencia y edad que tenía. El gemelo lanzó su escudo contra un hombre hiriéndolo de muerte, con un ademán de su mano el escudo se convirtió en agua y nuevamente se formó en su mano. Los guerreros a su alrededor no pudieron más que mirar asombrados por tal destreza. Diego notó a lo lejos a un hombre sobre una colina, su vestimenta le indicó que era alguien con gran jerarquía. Señaló al hombre y Anom le indicó que él era Tizoc, el gobernante de Ahavil A’ak’abil, si lo capturaban detendrían esta carnicería.
Ambos fueron tras él. Anom dio indicaciones a sus hombres para que no retrocedieran un solo paso mientras él y Diego iban por Tizoc. El hombre, al ver la amenaza, intentó huir, pero un muro de agua lo detuvo. Girándose entonces, y viendo que sus tropas estaban diezmadas y algo lejos, arrojó sus pesadas ropas y empuñó dos grandes espadas. Diego sospechó que esas armas debían venir de otro reino pues eran muy diferentes a lo que había visto en Wayak’ hasta ahora. Anom le pidió a Diego que no interfiriera en esa pelea porque sería una clara ventaja tenerlo a él como compañero.
Tizoc atacó con vehemencia y algo de locura. Anom esquivó y contratacó con su lanza. Lo largo de su arma le permitió cierta ventaja defensiva y una distancia de ataque agradable, no obstante el gobernante de Ahavil A’ak’abil no era un novato en batalla y con un certero golpe con ambas hojas logró partir la lanza enemiga. Anom no diezmó su ataque tampoco, ahora, con cada pedazo de arma en sus manos, podía atacar y defender al mismo tiempo, sin embargo, el rango de ataque era menos y pronto ambos salieron heridos.
Anom, fiel a su estatus y jerarquía, atacó nuevamente. Arrojó un pedazo de la empuñadura de la lanza que tenía en su mano izquierda, Tizoc la bloqueó con sus armas y lo siguiente que sintió fue la filosa punta de la lanza enterrarse en su abdomen. Cayó de espaldas sobre el húmedo suelo, la herida fue suficiente para determinar el ganador, pero no para matarlo. Sacó una filosa cuchilla para él mismo terminar con su vida, sin embargo, la mano de Diego lo detuvo. Desarmado totalmente Tizoc maldijo a Anom y al hijo del agua.
-Es hora de terminar con esta pelea- anunció Anom-. Diego, me harías el favor de…-guardó silencio al sentir la cuchilla filosa penetrar su armadura y llegar hasta su corazón. Los ojos de Diego lo miraron fijamente sin parpadear mientras lo mataba.
-¿Realmente creíste que te perdonaría?- Diego susurró en el oído de Anom-. Duerme, querido tío y salúdame a mi padre en tu camino- enterró aún más la daga hasta asegurarse que la vida había escapado de sus ojos. Una risa cínica se escuchó a sus espaldas, Tizoc había visto todo.
-Sí, ¡sí!- el hombre no paraba de reír- ¡La profecía se cumplirá!- Diego se detuvo frente a él- Mis ojos se deleitan al ver el rostro del Tirano- Tizoc se arrastró lo suficiente para besar el pie de Diego con reverencia-. Ayuda a tu siervo, maestro- el guardián del agua clavó una de las armas en la espalda del hombre matándolo al instante. Ixchel apareció un segundo después, Farid tras ella. Ambos jóvenes vieron con horror el cuerpo de Anom sin vida y cómo Diego había matado a Tizoc.
-Tu padre me pidió no intervenir- Diego caminó hacia la chica-, no pude evitarlo- ella lo abrazó con fuerza. Estaba segura que él había vengado su muerte al acabar con Tizoc. Él le devolvió el abrazo y miró a Farid- ¿Nematini y los demás están bien?- su hermano asintió y luego cerró los ojos de Anom que habían permanecido abiertos.
Permanecieron así, en silencio los tres, abrazados Ixchel y Diego hasta que otros fueron llegando. Pronto el cuerpo de Anom había sido cubierto por flores de los campos vecinos. Mientras el cuerpo de Tizoc había sido enterrado sin ceremonias, echado a una fosa que Carlos abrió en un instante, los demás habitantes de Wayak’ mostraban sus respetos a la memoria de uno de los gobernantes más apreciados de todos los tiempos.
La familia de los stors presentó sus armas frente al cuerpo del monarca, el rey Vhan exhibió su arma y la de su padre, los googsis presentaron sus diminutas armas también. Otras criaturas que jamás vieron los jóvenes hasta ahora hicieron lo mismo. Neico mostró la pistola con la cual había quebrado el vidrio del barco. Nematini e Ixchel no solo presentaron sus armas, cada uno besó la frente de su padre con reverente amor.
Inesperadamente fue Carlos quien, vestido nuevamente con su Tribu, sacó sus hachas y las mostró frente a Anom. Farid sacó su pesada arma y con la mayor delicadeza la postró ante el cuerpo. Dara, con elegante destreza, posó su arma también. Finalmente Diego se detuvo delante del improvisado ornamento, miró el cuerpo recostado sobre él e inclinándose con reverencia presentó su escudo. Todos a una voz entonaron el canto fúnebre con el que despedían a sus seres amados. Con una señal por parte de Nematini, Farid, con algo de dificultad, inició el fuego que quemaría y consumiría el cuerpo de Anom. Nadie se movió hasta que el fuego, horas después, se consumió.
-¿Planeas reclamar tu derecho sobre el trono de Ahavil Sasil?- preguntó Nematini días después a Diego quien se alistaba para tener una reunión con los del consejo y los otros guardianes.
-Tu padre tenía razón, Nematini- respondió sin dejar de moverse-. No conozco tan bien el lugar ni la gente. Tal vez primero haga eso- un temblor, más fuerte que los anteriores, sacudió la tierra con violencia-. Supongo que primero hay que arreglar eso.
-El Tirano está despertando, los mundos tiemblan ante eso. Es una señal, él está cerca- caminaron hacia el salón sacerdotal donde generalmente tenían las juntas los líderes. Como era tradición el lugar de Anom estaba vacío hasta que, pasados los días de luto, Ixchel sea revestida con el título de su padre como gobernante o, en todo caso, Diego o Farid lo sean.
Se había discutido durante los últimos días la posibilidad de ir más allá del Mar de los Espejos. Neico, el marino más experimentado, siguió comentando que era una idea suicida, pero como era el único con una noción decente de navegación, estaba dispuesto a que le rogaran por llevarlos. Bastó un hachazo cercano a la cabeza por parte de Carlos para convencerlo. El guardián de la tierra encontró la idea entretenida y quería ver que tanto podían crecer sus poderes, además, confesó, si todos los mundos se destruían no habría lugar donde vivir. Aunque Dara encontró su argumento muy egoísta prefirió guardar silencio, si iban todas las manos y armas eran necesarias.
-Supongo que está decidido, entonces- Diego afirmó-. Requerimos un medio de transporte, un barco que nos lleve a nuestro destino- Neico asintió asegurándose que él se encargaría- Queremos respuestas, es tiempo de buscarlas- Diego jugó con el fuego de una vela cercana-, antes de que el Tirano nos encuentre.
Fin del primer libro
(Si has llegado hasta aquí, te ruego me digas tus comentarios y pensamientos sobre esta entrega. Tengo una idea de la segunda parte, pero sería bueno saber qué puedo corregir. Gracias por leerme)
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