¡Que discusión! pensé, una y otra vez, es lo mismo, por ti, por mí, por todo o por nada, por lo que se hace o se deja hacer, es complicado me dije, pero el cansancio me invadía, quería descansar, quería respirar, así que dormí.

Abrí mis ojos, ¡que silencio! ¡que soledad! ¡que frío! todo era tan distinto, incluso yo mismo, observé el espejo, pero no había reflejo, no podía reconocerme, qué pasaba conmigo, por qué se apoderaba de mí una sensación de vacío tan grande, tan apabullante, lo más extraño y a la vez perturbador era que no recordaba como había llegado hasta acá, la zozobra se apodero de mí, me tomaba la cabeza en señal de desespero, nunca, pero nunca me había sentido tan solo, pero no esa soledad que es necesaria, era esa sensación de saber que algo me faltaba, que se me estaba yendo o se me había ido algo, era inevitable, lo intenté evitar pero empecé a llorar, las lágrimas caían, eran incontrolables.

De rodillas, en ese lugar, en ese espacio tan condensado seguí yo, sin nada, porque nada veía, solo podía sentir, pero no recordaba, intenté hacer memoria, algo en mí volvía, eso que creía era el origen, iba de a poco volviendo a distintos escenarios, un parque, la calle, el bus, el taxi, la panadería, el centro comercial, lugares y más lugares, y yo, con alguien, que me tomaba la mano, que me regalaba caricias, que me abrazaba, que me besaba, que me decía te amo, y luego, esos momentos de efervescencia, de pasión, de encuentro, de dulzura, de intercambio de placeres, de éxtasis, de todos esos raticos, en el baño, el mesón, la terraza, la cama de mi amigo, de tus papás, de los míos, en el suelo, en la cama, en el carro, a gritos, susurrando, gemidos y más gemidos.

Pero qué esto, de nuevo mis interrogantes, por qué toda esta transición, de pronto algo sonó, un golpe o dos, pero algo pasaba, tuve la sensación de volver a mirar aquel espejo y allí estaba, mi reflejo, me veía a mí pero a través de este personaje de ojos verdes, de piel blanca, con pecas que cubren su piel y alguna que otra mancha estaba alguien más, se trataba de esa mujer, ella lloraba, parecía que algo le faltaba, se veía sola, confundida, desorientada, desconectada.

Todo en mi mente empezó a girar, a volcarse, aterrice en esos escenarios donde estaban presente el desinterés, la monotonía, el desprecio, los celos, el control, la mentira, el ego, la envidia, la insensatez, el irrespeto, la frialdad, la desconfianza, la falta de diálogo, de espacios, la falta de amor, la ausencia de tantas cosas que me habían traído aquí, a sentir este frío, esta soledad, a sentirme agobiado y con esa necesidad de volver a estar contigo, de querer volver a tomar tu mano; no solo quería verte, quería acompañarte, caí, esta vez de forma definitiva, pasaba mis manos para poder encontrarte, pero parecía tarde, creí que era tarde, pero se formo una luz, una pequeña luz que empezó a crecer, allí estabas tú, junto a mí, enfrente de mí, despertamos simultáneamente, nos miramos, nos detallamos, nuevamente fue inevitable, lloramos, lloramos juntos, tu boca emano un Te amo, no pude resistirme, te bese y sentí que era tiempo de que volviéramos a empezar, a volver a despertar.

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