real, gracioso, farsante…

real, gracioso, farsante…

Salí de mi casa tratando de hacer el menor ruido posible, solo por no querer hacerlo, de ultima, no molestaba a nadie con el ruido de mis llaves.

La iba a ver a ella, sabia que la iba a ver, ella me lo había pedido y solo tenia que acercarme hasta donde estaba.

Había ido a una fiesta la cual aun no empezaba, me esperaba en la esquina, sola, a no mas de tres cuadras de mi casa, en fin, salí caminando lentamente, nunca tuve apuro de nada, tal vez porque nunca puse ninguna carga innecesaria sobre mis hombros.

La noche era linda, había llovido y las calles estaban mojadas, las hojas caídas de los arboles tapizaban las veredas con el característico color marchito. Caminé sin detenerme, sin mirar, sin ser, solo andando y andando solo, hasta chocar con su imagen, esa que mis cansados ojos siempre veían sin importar la luz, las sombras, la oscuridad, ni las enfermedades que a mi vista carcomían. Caminó hacia mi viendo su celular, traía puesto una falda azul que cubría de la pierna lo justo como para turbar la mente de cualquiera, el resto de sus piernas, lo visible, lo desnudo era fantástico, su piel erizada por el frío, a contraluz y los músculos marcados hacían una imagen de un erotismo inmenso, piernas fuertes, delicadas, desnudas, hermosas sobre unos tacones que solo hacían mas provocante su postura. La brillante luz emitida por el artefacto golpeaba su rostro desde abajo dando la impresión contraria a la generalmente esperada en su uso.Sus ojos negros, sus dientes blancos, sonrisa perfecta, facciones delicadas de una guerrera raza, una princesa Inca. Recuerdo su olor haciendo un lugar mejor a esa pútrida esquina. Nos acercamos, y con un beso en los labios nos saludamos, me recrimino el no cerrar los ojos al besarla y le dije que solo podía pensar y no entender el echo de, ¿que había en mi para que ella estuviera ahí? esa fría noche, en esa mojada esquina carente de luz, casi en penumbras, me respondió que cerrara los ojos y me volvió a besar, simplificando todos mis problemas, humillando mi inteligencia con su simple accionar el cual finalizo con su comentario sobre la facilidad del problema, dando a entender que solo me tenia que dejar guiar. Seguimos hablando, no nos habíamos visto en días y solo teníamos un rato antes de que se fuera. Terminando nuestro encuentro, ella partió hacia donde estaba comprometida, yo me quede un rato mas sentado en la ya descrita esquina, no tenia nada para hacer, mejor dicho, ninguna propuesta, tenia que inventar algo, me pare e hice el camino de vuelta, nada nuevo, no había posibilidad de que algo cambiara en ese lugar. Llegando a mi casa, seguía pensando ¿que podía hacer? tenia pocas chances y todas tan aburridas como la noche lo ameritaba. Algo había que hacer, no podía seguir viviendo de ese modo, la paz a mi alrededor era inmensa, para mi insalubre, necesitaba saltar al vacío y encontrarme antes de tocar el piso sino eso iba a doler, trataría de encontrarme y aferrarme a eso que me parecía ser yo, así partí, cambiando de entorno y volviendo a la nada, llegue a mi casa, metí la mano en mi bolsillo, toque las llaves frías, al tacto parecían mojadas, las agarre con firmeza y atravece con ellas la cerradura y en un silencio sepulcral, volví a mi estado de inicio. Deseando en lo mas profundo no tener que volver a encontrarme con ese aterrador fantasma disfrazado de presente, que germino en mi cabeza esa semilla especie de espejo que se había apoderado esa noche de la imagen de mi chica.

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