-Alexander se desperezo, se había quedado dormido en el autobús camino a su cita y el conductor casi sigue de largo, aunque él le había dicho en donde se iba a bajar, bueno, por lo menos se despertó antes de que sucediera, se vio en el vidrio de un carro, se arregló un poco, comprobó que el ramo de flores estaba intacto, respiro hondo y entro al lugar.

-Era un día soleado, el lugar que el destino había elegido para su cita era agradable, un terreno extenso, limitado por arboles enormes, adornado por césped verde y cientos de flores coloridas, Alex sabia a donde ir, camino un poco y la encontró, sonrió mientras escondía el ramo de flores con su mano izquierda detrás de su espalda y se acercó.

– ¡Hola! Discúlpame por llegar tarde –dijo Alex- no conseguía autobuses para venir y el que me trajo dio muchas vueltas, de paso me quede dormido y casi sigo de largo, pero bueno ya llegué.

-Miro a los lados, había pocas personas y estaban dispersas por el lugar, se acomodó la camisa y se sentó- Vine por aquella promesa ¿Recuerdas? “Cuando alguno de los dos le toque partir nos reuniremos una última vez? Pues aquí estoy.

-Alex miro hacia el cielo, a lo lejos, una aglomeración de nubes negras se acercaba lentamente- Fue un día como este en el que nos conocimos –Dijo Alex sonriendo- Si, todavía lo recuerdo, había llegado tarde al primer día de clases, el profesor me dejo entras después de interrogarme y sacarme la razón de mi retraso, me había quedado dormido, me senté a tu lado y tuve el atrevimiento de pedir tu libreta para anotar lo que el profesor había dictado, luego te compré un chocolate para agradecerte y allí comenzó todo.

-Alex recordó todo lo que había pasado después de ese día, recordó todos los momentos buenos y malos, las risas y los llantos, las peleas y los abrazos, Alex sonrió- Llegaste a mi vida y te metiste en mi alma –Dijo- no sabes cuánto le agradezco al destino por haberme permitido conocerte –Alex sonrió un poco apenado bajando el rostro- eras la mujer más bella de todas, por eso mientras más tiempo pasaba contigo más me enamoraba de ti.

-Las nubes negras habían acelerado su paso mientras Alex hablaba, volteo y vio el ramo de flores- ¡Ah! Casi se me olvida, te traje esto –Agarro el ramo y lo puso a su lado- sé que tu hace tiempo sabias lo que yo sentía por ti, yo no era muy sutil que digamos –rio por lo bajo- pero tenía miedo el rechazo, fui muy cobarde, tal vez si hubiera sido valiente las cosas habrían sido diferentes.

-Se quedó callado un momento, esto era más difícil de lo que él había esperado, respiro hondo cuando recordó algo- Tu amiga Erika te manda saludos –dijo Alexander- ña vi hace unos días, me dijo que tenía tiempo sin saber de ti, dijo que el trabajo no le daba tiempo de visitarte… No tuve la fuerza para decirle la verdad.

-Ya las nubes negras habían tapado al sol, Alex saco un paquete de cigarrillos y extrajo uno que encendió con unos fósforos que saco de un bolsillo- Sé que dije que lo iba a dejar –dijo mientras guardaba los otros cigarrillos y la caja de fósforos – Y en realidad solo fumo cuando estoy estresado o triste –Tuvo que aclararse la garganta, el nudo que se le estaba formando allí no lo dejaba hablar bien- Hemos pasado muchas cosas juntos –dijo mientras inhalaba humo del cigarrillo- esperaba pasar toda mi vida a tu lado, pero las cosas tomaron otro rumbo, después de graduarnos yo empecé a trabajar y tu empezaste en la universidad y no podíamos vernos muy seguido, luego tú te fuiste sin avisar, no es justo –Una lagrima se deslizo por la mejilla de Alexander- Tu y yo nos merecíamos más tiempo juntos, pero no nos lo dieron.

-Alexander no lo soporto más y comenzó a llorar desconsoladamente, al mismo tiempo las nubes desataron su carga, comenzó a llover descontroladamente como si el cielo estuviera llorando en solidaridad con Alex.

-Me tengo que ir Annabeth, no puedo quedarme así –dijo mientras lloraba- tengo que continuar con mi vida, tengo que dejarte ir –en ese momento el cielo trono, Alex boto el cigarrillo, la lluvia lo había mojado –Te Amo Annabeth y siempre lo hare, pero ya es hora de continuar y así lo hare, adiós y gracias por haber estado en mi vida.

-Alex se levantó del suelo y empezó a caminar bajo la tormenta, a caminar hacia un futuro incierto, hacia una vida sin su amada.

-La lluvia no se detuvo en ningún momento, todo el lugar estaba siendo acribillado por gotas de agua gruesas y pesadas, encima de la tumba de Annabeth estaban regados los pétalos de las flores que Alexander había puesto allí y la nota que se hallaba dentro del ramo se estaba desmoronando, pero las palabras que estaban escritas en ella todavía se podían leer:

“El destino nos unió y la muerte nos separó, al fin abrí la jaula que encerraba tu recuerdo, vuela libre Annabeth, vuela hacia la luz del amanecer, yo seguiré caminando dentro de la oscuridad y las tinieblas de la noche”

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