Escuchando Jazz me encuentro,
pacífica e inspirada,
aún después de casi haberme matado con mi hermana.
Una copa de vino para aliviar mis penas
¿Cuáles penas querida? Apenas cumples 17
Una noche repleta de velas,
de paz y una bañera llena,
ropa cómoda que transporta un alma preciada, tan maravillosa como la noche estrellada.
Una vez lo intenté, lo de las velas, el vino y la bañera.
Pero me aburrí,
del silencio y de mi compañía, de escucharme a mí misma, con los ecos de la bañera, tan sólo mi voz.
¿Podés creerlo?
Porque yo no.
Imagino una infinita conversación entre Pablo Neruda, Pedro Mairal y yo.
Uno vive en los recuerdos y el otro está en una presentación de su nuevo libro, en Barcelona. Y yo, sentada escribiendo poesía y mirando por la ventana, viendo cómo mueren poco a poco las flores que le compré a la escuela.
¡Caramba! Lo que habría sido esa conversación.
¿Por qué con ellos?
¿Por qué no otros?
¿Por qué no yo?
Diablos… Oh, ¡perdón! Otra maldición.
A veces creo, que en una de mis vidas pasadas, fui una gran poeta y fiel del amor. La que escribía cartas y las guardaba en un baúl.
A veces creo, creo mucho.
Aún sigo pensando…
¿Por qué a ellos?
¿Por qué no otros?
¿Por qué no yo?
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