Un mal día por el resto de tu vida

Un mal día por el resto de tu vida

Pato

15/10/2019

Todos hemos sentido esa sensación de que las cosas pudieron haber salido mejor, pero lamentablemente ya es demasiado tarde y no se puede cambiar nada.

Cuantas cosas estarían mejor si tan solo pudiéramos cambiar los errores que cometimos, por ejemplo, cambiar la escena vergonzosa de aquel baile en la secundaria o quizás aquella presentación fallida en el trabajo que nos negó el ascenso.

Esta es la historia de Pablo un chico que no pudo lograr su objetivo y eso lo atormento día con día.

Pablo tenia que pasar a exponer un trabajo de la escuela, un trabajo para el cual se había preparado semanas antes solo para que saliera a la perfección. Un día antes tomo una mala decisión y le dio por comer demasiado lo que ocasiono un horrible dolor de estomago que le impidió ir a la escuela y cumplir su trabajo, cabe destacar que esa exposición le iba a dar la oportunidad de ir a la universidad que el quería, le darían una beca del ochenta por ciento y le ayudaría mucho ya que su familia no era la mas rica en dinero que digamos.

En fin, el no pudo ir ese día, el único día que iba a estar el sujeto que venia a ver su exposición y decidiría si le darían la beca o no. Ya que era viernes seguía el fin de semana (sábado y domingo) el fin de semana más largo de su vida ya que cargaba con la incertidumbre de que pasaría al regresar a la escuela, ¿tendría otra oportunidad o no?

Llegado el lunes se levanto a las seis de la mañana, se baño y se cambio ya para ir en camino a su escuela. Por fin estaba ahí, pero no veía por ningún lado al dichoso señor que decidiría prácticamente su futuro. Su corazón latía a mil por hora y sentía muchas nauseas, era obvio que estaba nervioso; enseguida fue a dirección a preguntar si sabían algo.

–Disculpe señorita- Dijo Pablo hablando entre cortado y con una cara muy extraña.

–Si dígame- Respondió la secretaria de dirección.

-¿No sabe si el señor de las becas vino hoy?-

-Lo siento joven, el viernes era el único día que vendría, lo siento mucho-

-No se preocupe, ya habrá otra oportunidad- Ese dato era real pero no para el.

Pablo ni siquiera entro a clases, es mas, se fue directo a su casa después de la breve charla con la secretaria. Llego a su casa y se tumbo en su cama, no se levanto en todo el día ya que estaba muy triste y deprimido porque sabía que la oportunidad de su vida se había ido. No era del todo cierto, podría intentar sacar otro tipo de beca pero para el esta desagradable escena era el derrumbe total.

Pablo dejo la escuela, no salía más que para ir a la tienda en algunas ocasiones y así fue durante trece años.

Era el día de su cumpleaños, solo estaba su mama, el y un pastel comprado en el mercado, era obvio que el era infeliz y su madre aunque lo quería mucho no podía cuidarlo para siempre, ella estaba enferma y no podían pagar tratamientos y mucho menos medicamentos. Sabia exactamente en que condiciones estaba su madre, pero el ya no era un hombre cuerdo, un tipo de treinta y un años que vive con su madre y no aporta nada a los gastos del hogar, ¿que beneficio tiene un sujeto así?

Pablo tenia una barba afeitada mas no rasurada, una mirada vacía, solo sonreía cuando veía algún programa de comedia en la tele y solo sonreía no se reía. Le había crecido bastante el estomago y sufrió de cirrosis el año pasado que por suerte salio vivo.

Una noche, Pablo estaba dormido soñando con aquel día antes de la exposición, se veía a el con sus amigos los cuales lo llevaron a comer unas alitas extra picantes y unas cervezas en un camión de comida no muy confiable. Estaban riendo y de repente todo se pone oscuro, solo esta el, no hay ruido a los alrededores. ¡Paz! se escucha a su derecha, como si alguien diera un pisotón al suelo, es uno de sus amigos colgando de una cuerda con una nota que decía:

Piénsalo, el fue el culpable de que perdieras la oportunidad de tu vida, el sentía envidia de que tu tenias un futuro y el no, solo piénsalo.

Atrás de el se escucha un siseo; en el suelo hay otra nota la cual dice:

Ellos también son culpables.

En un abrir y cerrar de ojos todos sus ex amigos aparecen colgados de una cuerda, los cuatro únicos amigos que el tenia. ¡Boom! Desaparecen, Pablo se regresa y esta una silueta humanoide pero con tres brazos, dos de lado izquierdo y uno de lado derecho, tenia ojos totalmente negros, dientes puntiagudos de los que escurría saliva, su cráneo era blanco pero en ocasiones se notaba un poco negro, tenia pesuñas en vez de pies y también iba desnudo, todo su cuerpo cubierto por un pelaje gris, la única parte de su cuerpo que no tenia pelo era la parte donde debería estar el ombligo, pero en vez de tenerlo tenia una grieta en la que si te quedabas callado podías escuchar gritos y lamentos y si mirabas con atención sus ojos podías llegar a ver escenas perturbadoras no dignas de contar, este monstruo fue llamado Domini est ultio (por su traducción del latín “señor de la venganza”).

Pablo despertó rápidamente después de verlo en su sueño, encendió las luces y ¡uf ¡ que alivio, no había nada apago las luces y sintió que algo lo empujo hacia debajo de la cama llegando así a la planta baja de su casa. Gritaba por ayuda pero nadie lograba escucharlo, a lo lejos se acercaba Domini est ultio, Pablo en gritos desesperados comenzó a vomitar se desmayo y despertó de nuevo.

Eran las seis de la mañana, sonaba la alarma y el estaba bien aunque se sentía diferente, no como si algo le faltara, mas bien como si algo le sobrara dentro de el, no le dio importancia y siguió el comienzo de otro maldito día aburrido.

Pablo sentado viendo televisión, un día lluvioso frío y solitario, su madre no había despertado. Se levanto a hacerse algo de desayunar, ya eran las siete de la mañana cuando de pronto alguien le toca el hombro, el se regresa y en un abrir y cerrar de ojos el esta en un callejón oscuro, con un cuchillo en la mano lleno de sangre junto con su ropa también llena de sangre y enfrente de el tirado en el piso el cuerpo de uno de sus amigos de la infancia, uno que estaba con el aquel día.

Pablo estaba asustado, extrañado y a su vez se sentía bien, por fin había sacado la ira que llevaba dentro por aquel día, estaba tan feliz de repente, tanto que empezó a darle mas apuñaladas al cuerpo sin vida.

El no sabia que había pasado pero sabia que fue real, la adrenalina fluía por sus venas y aunque seguía teniendo miedo no podía evitar sentir placer por este hecho atroz, rápidamente se fue corriendo no sin antes meter el cuerpo en un contenedor de basura.

Llego a su casa y había una ambulancia y policías, pensó que era por lo que acababa de suceder pero no, eso era imposible porque nadie lo había visto, metiéndose entre la multitud logro ver una camilla de ambulancia en la que para su mala fortuna estaba su madre, mas bien, el cuerpo de su madre ya sin vida que falleció por un paro cardiaco; esta fue la gota que derramo elvaso.

Al funeral asistieron unos cuantos integrantes de la familia, el y el cura. Fue un velorio sencillo, Pablo se mostraba indiferente, obviamente estaba triste pero no tanto como algunos esperarían.

A lo lejos también se veía Domini est ultio despidiéndose de el cuerpo de su madre pero con una expresión burlona.

Acabado el funeral Pablo regreso a su hogar que ahora si era propio de el y se sentó en la mesa del comedor cuando de repente se aparece Domini est ultio, esta vez Pablo no se extraño, ni siquiera se inmuto pues ya su mente estaba muy perturbada.

-¿Cuál va a ser el siguiente paso?- pregunto Pablo

No obtuvo respuesta pero el sabia lo que tenía que hacer. Pensó que matar a las cuatro personas que faltaban seria muy tardado así que decidió reunirlos en un lugar citándolos con una carta enviada a sus hogares cada una con el contenido necesario para que ninguno pudiera rechazar.

Una vez llegado el día todos se reunieron en el punto que se les cito, era una bodega vacía. Al verse todos estaban felices ya que no se veían de hace años aunque era demasiada coincidencia que todo estuvieran citados a la misma hora en el mismo lugar. De pronto Pablo se ve a lo lejos.

-¿Pablo, eres tu?- Dijo uno de ellos.

-Así es, ¿me recuerdan? Malditos infelices, no les basto con arruinarme la oportunidad de ser alguien en la vida, uno de ustedes ya pago por esto y ahora les toca a ustedes.

-¿Pero de que hablas?-

Pablo no contesto y corto la cuerda que estaba a lado de el dejando caer ácido sulfúrico. Disfrutaba ver a esas cuatro personas quemándose vivas, echando unos gritos horribles que nadie cuerdo soportaría.

Al terminar de deshacerse los cuerpos, Pablo satisfecho saco una pistola se apunto a la cabeza y dijo –Todo lo que ocurrió por un simple dolor de estomago- comenzó a reír y delante de el apareció Domini est ultio y dijo –Hiciste exactamente lo que quise, la ira que tenias acumulada estaba a punto de salir y yo tan solo le di un empujón, ahora personas inocentes están muertas y pronto tu lo estarás- seguido de esto desapareció y Pablo con lagrimas en lo ojos y una sonrisa de maniático disparo y así fue el fin de todo.

Domini est ultio regreso a las tinieblas y esperara a que a otra persona la consuma la venganza para que el vuelva a surgir.

Patricio Muñoz Cepeda, México

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