«Fuera de lugar«, es como le nombraban a este individuo.

Su falta de galanura, su poca convicción por si mismo; hizo de aquel hombre un ser sin valor propio.

Hasta aquél momento que -tal como decían las señoras de edad en aquella época: «siempre hay un roto para un descosido».- pasó lo que nadie se imaginaría. El amor que dejó esperar tener, por fin llegó a su vida.

¡Como cambia la gente cuando tiene una motivación!. Cambia el trabajo, cambia la casa, cambia de hábitos; cambios de «vida». Todo era azul y rosa pastel, pero ¿será que en todos los pasteles el merengue tenga un grano de sal sin diluir? Y vaya que éste era grande. La muerte de ese amor ya no esperado; ella que tanto lo aceptaba tal como era, ella que sí lo buscó toda su vida, ella y él felices, hasta que, todo vuelve a estar fuera de lugar y él regresa a su posición inicial.

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