Recientemente estaba en una situación en la que todos en algún momento estuvimos, acababa de tener una pelea con una persona muy cercana. Pasaron un par de horas y vino a decirme «perdóname por gritarte hoy», no me esperaba aquello, sin embargo no lo acepté, no me parecía que realmente me estuviera diciendo la verdad.
En cuanto sintió mi rechazo, volvimos a discutir, y esta vez más feo.
No tenía intención de seguir peleando a decir verdad, no me gusta estar en esa situación, menos con alguien que me importa, aunque también detesto la mentira y la hipocresía. Le pedí nunca más me pidiera perdón, jamás, en esas circunstancias hipócritas.
Yo creo que el perdón va más allá de decirlo, sino que en reconocer el error, reconocer el daño causado por mi hacia el otro, aceptar que también soy humano y tenemos errores, aceptar también que el otro es humano y también tiene errores, perdón es decir «la cagué, lo reconozco pero quiero solucionar verdaderamente las cosas» y entre los dos llegar a una solución. El perdonar a alguien o pedirle perdón a alguien es un momento que no a todos les gusta, ni se les hace fácil a otros. A decir verdad, a mí me cuesta decirlo, pero cuando lo digo es de corazón.
Por cierto, siguiendo mi historia, ese mismo día pero más tarde hablamos sobre lo ocurrido y pudimos llegar a la conclusión que siempre seríamos transparentes uno con el otro y aunque a ninguno nos guste estar en desacuerdo no pediríamos perdón sin sentirlo de verdad.
Pedir perdón sólo por pedirlo es sólo pronunciar palabras sin sentido.
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