AL AMIGO QUE AHORA FALTA

AL AMIGO QUE AHORA FALTA

De pronto un golpe de espadas ardientes, angustia y desesperanza

No anunció su llegada y dejó a su paso desolación y almas marcadas

Una astilla filosa se metió en mi costado y se bien que no podré sacarla,

A media tarde cuando el sol brillaba, vino la noticia como una puñalada,

Me subió desde los pies un dolor profundo, amargo y furioso como la lava,

De aquellos que estacionan y se pierden, sin perdón en las entrañas

Luego vino la pena; pesada, fría, siniestra como una cadena arrastrada.

Sonora, se metió en mi garganta, sacando agua salada a la pasada,

Un bálsamo de miel limpio despacio las llagas, con remembranzas,

Pero entonces llegó la parca, con su tenor álgido , la echona agarrada ,

Me quedé en un rincón sola,cabizbaja, magullando y mascando palabras,

Esperando que se abriesen tus oídos y de pronto de la mortaja te alzaras,

Permaneciste inmóvil y sereno, yo decidí entonces, acallar las palabras,

Una lluvia de espanto resonó en los cristales, el cielo también lloraba,

Una nube negra oscureció de luto, la habitación donde descansabas,

La furia me vino como pesada carga, la arrastré hasta donde pude,

Pero vinieron en flashazos los buenos tiempos y tuve al fin que soltarla

Esta tristeza me ha quedado hoy tatuada, como una cicatriz vieja, arrugada,

Yo te quería, con un cariño profundo, sincero y noble de ese que tú inspirabas,

Aquí, las preguntas han quedado bailado solas, sin la respuesta anhelada,

Has partido en este día de octubre, cuando la primavera recién empezaba,

Te han cubierto de bandera,flores, velas, medallas hay una banda y salvas

Yo camino tras de ti, con la espalda doblada del dolor que me atenaza,

Hemos quedado huérfanos de tu querer, de tu alegría, como unos parias,

Hemos quedado con esta herida ancha, que se mete por los bordes del alma,

No diré adiós, porque la amistad, no se transa, ni se despide, ni cambia

Ya nos encontraremos, cuando haga falta, y nos reiremos juntos, a carcajadas,

Busca un lugar ameno para continuar las charlas, uno que esté entre aguas,

Tendrás que dejarte sentir, cuando se agüen mis ojos y la nostalgia me invada,

Tendrás que velar por aquellos, que te han amado, luchando sus propias batallas,

Yo me quedo con la esperanza de encontrarte por ahí y darte una cachetada,

Una fuerte que resuene, que haga que te sobes la cara, para darte luego un abrazo,

Así estarán la deuda de mi ira , y mi cariño al fin saldadas .