Entre gotas y fuegos

Las palabras no lograban alinearse para decir mis tormentas, el silencio sujetaba con cadenas mis sonidos, mis soles, mis atardeceres poblados y mis noches de desvelo. Pero algo siempre se encendía en un rincón muy profundo, algo comenzaba a arder y rápidamente se iba encendiendo el mundo dentro mío. El fuego me nombra, también el silencio. Me nombran los momentos sombríos que me ocurren y me transcurren y existo inmensamente en cada tormenta. Soyen el viento enrulado que sabe jugar con hojas muertas y también en los tornados arrasadores que nada dejan en pie. Un arroyo de agua cristalina e inquieta que corre veloz acariciando piedrassabe de mi andar por esos sitios remotos y desolados, y no me olvida, me lleva en cada gota hacia su destino incierto. Cada flor, mientras vive, me sonríe, cómplice, porque fui semilla un día. Todo sabe de mí en este mundo, no necesito palabras, si solo cierro los ojos y simplemente permito que todo fluya….

Laura Colagreco 31/5/16