Practicas tu belleza como quien pinta las estrellas, donde tu cara y el cielo se funden en un lienzo. Lienzo para el arte, en el que pinto con mis manos lo que siento y con mi boca llego a amarte.

¡Ay de mí! cuando el pincel se desgaste, o la sátira de mi vida despliegue cada una de sus letras sobre el color de mis manos. Cuando la inspiración se agote o el rítmico goteo de la pintura me materialice, de manera inesperada, en esta realidad.

En ese momento la cordura, que me apresa y me mantiene sobre tierra firme, encontrará en nuestras miradas el camino de la inanición, pactando con mi alma un sin fin de emociones.

Por eso, quiero dibujarte lenta y suavemente, dejando un lienzo blanco y puro, cuyos colores se despojen de sus velos, únicamente, a los ojos del alma.

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