“Hace rato no estaba en esta posición, de melancolía y alegría, una sensación dolorosa pero curativa.”
He llegado al mismo punto de nuevo, las risas y llantos envuelven mi vida.
Soy una rosa, una rosa no tan llamativa con múltiples espinas; el viento de la noche se apodera de mi alma, el alba cubre mi tristeza… El ocaso llega para darme un suspiro de aliento. Aquel suspiro lleno de fe, una fe que no enmarca mi vida pero la siento recorrer de vez en cuando en algunos lugares no tan tocados siempre, como el corazón de la vida…Del amor.
No sé qué hago aquí, quisiera volver a convertirme en una semilla, quedarme ahí para sentir el vació existencial, aquel vació que se convierte en nada.
Quisiera ser otro ser existencial que no sea una rosa con múltiples espinas, quisiera ser un ave, para recorrer el viento y sentir las maravillas del mundo, sentirlas para bien y no para dolor.
Embriagarme por el mundo y el amor es alguna dosis para amortiguar algunos hechos ocurridos que han matado la esperanza, la esperanza de que todo fluirá bien según nuestros actos, sin duda es otra falacia para manejar el bien humano.
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