Adiós…

Me gustaba cuando me contabas anécdotas, me habrás contado tantas… pero solo voy a remitirme a una: ¿Sabes porqué le temes a los payasos? porque cuando eras chiquito hubo un día que no querías caminar, Pataleabas, te tirabas al piso y demás cosas que no vienen al caso. Había un payaso que se te acercó por que escuchó todo el ruido que habías hecho, te tomó por la cara con suavidad, corrió tu flequillo rubio para un costado, se acercó a tu rostro con los ojos bien grandes de una forma terrorífica y demencial, su boca delineada de rojo, creo que era pintura, exclamó… ¿Por qué no quieres caminar, niño?…

Esa anécdota me gustaba, porque no tengo recuerdo alguno de haberla vivido. Lo que si viví fue su funeral… Lo siento mucho payaso Julian, sólo puede existir un asesino aquí y no compartiré mi puesto contigo… Él me enseñó, me traumó me hizo esto que soy… tuve que hacerlo abuela, no tuve opción, ¿O si?…