Aquel día era su cumpleaños numero 29 y lo celebraba en solitario un día muy feliz para él, pero que no demostraba efusivamente, nadie lo sabía. Llevaba tres tragos largos de un ron nacional que le hacia acalorar el cuerpo y lo incitaba a bailar en un bar con poco espacio, había música de cantina y rock en español clásico, cada vez se entusiasmaba mas a romper el hielo del ambiente y darle un poco de sabor a esta noche oscura y seca; muchas parejas, muchos amigos pero ninguna dama sola, bueno quizás sí, una cantinera que hacía un mes trabajaba en el bar, no era atractiva pero tampoco se alejaba de los prototipos de mujer con la que puedes pasar el resto de tu vida, ya en este punto, los tragos tenían suficiente efecto como para tomar el valor e invitarle algo. Ella fue seca, solo una pequeña sonrisa dejò escapar, nada del otro mundo, un detalle en muestra de agradecimiento por la invitación. El negocio cerraba a las 2 de la madrugada, tenia suficiente tiempo para llamar la atención de la chica. Los coqueteos eran cortos y directos porque siempre había gente para atender, él era resiliente y con mucha paciencia buscaba las palabras perfectas para llamar su atención, finalmente le dio su nombre, que olvidó rápidamente, y aceptó salir después de terminado el servicio. Santiago no se ilusionó porque siempre pasaba lo mismo y no terminaba en nada, quizás la chica había aceptado salir para quitárselo de encima, sin embargo, no había nada que perder, ya antes lo habían dejado muchas veces plantado y si volvía a suceder fácilmente seria olvidado como todos los demás episodios.
La puerta se cerró y había allí una chica volteándose lentamente para buscar la mirada de su galán, Santiago estaba al otro lado de la calle esperando recostado sobre el capo de su vehículo, con el corazón un poco acelerado. Ella estaba vestida de jeans y blusa pegada al cuerpo, se dirigió al auto y le dijo “hola soy Jazmín” y Santiago recordó que en medio de los tragos había olvidado su nombre, tomó su mano la besó y la invitó a subir a su auto. Condujeron despacio hasta la casa de uno de ellos, entraron suavemente hasta el cuarto y se metieron debajo de las cobijas, increíblemente Santiago no tenia apetito de sexo, quería hablar. Tenía mucho tiempo que no desnudaba su corazón ni su conciencia, porque el objetivo era claro y se sabía a qué se iba, sin embargo, esta noche era diferente, quizás su cumpleaños tenía algo que ver, pero quería conocer a esa otra persona, buscar en sus entrañas, sentir que esa persona con la que estaba era humana, tenia una vida. Jazmín era de San Pedro, pero ya llevaba unos años en la ciudad, había cambiado de trabajo hacia poco por acoso laboral, estaba soltera, de lunes a jueves estudiaba secretariado y aspiraba con ello mejorar su situación para no tener que trabajar de noche, ya había visto a Santiago varias veces en el bar, pero jamás le prestó atención, era como los demás un simple cliente, había aceptado la invitación solo por impulso, parecía buen chico y pues no había nada que perder. Santiago era de Flor amarillo, pero desde muy chico estaba viviendo en Ciudad Herradura, era profesional en contaduría pública y trabajaba en una firma de contadores como auxiliar, ya llevaba dos años ahí pero no había forma de ascender, tampoco le preocupaba, tenia buen sueldo y las responsabilidades eran menores, igual que Jazmín estaba soltero, él era un poco solitario y tímido, les costaba mucho conquistar, siempre se ayudaba de un buen trago que le ayudaba a calmar los nervios. La noche iba transcurriendo lo más normal, como cualquier otra. Aquella chica tenia algo raro era su mirada o su sonrisa, fruncía el ceño algunas veces para hacer que callara, sentía un poco de dominancia en sus gestos, en algún momento de la conversación intentó tocarla, pero ella no se dejó, igual le pareció normal, quizás aún estaba fría la charla. Así sucedió en varios intentos.
De pronto en aquella maldita noche esta mujer, con hermosa figura y de conversa pausada, empezó a transformarse en un horripilante ser; su cabello se empezó a caer, sus brazos se extendieron tres veces su tamaño normal, lo mismo paso con sus piernas, se volvió esquelética y su cara se escurrió como la pintura de Salvador Dalí , sus ojos se brotaron y los parpados inferiores se escurrieron mostrando dos horribles bolsas de color rojo encendido, su lengua creció casi unos 50 centímetros y se movía de lado a lado como la de una lagarto, su boca escurría saliva por todos lados, aquella imagen dejó en shock a Santiago quien se encontraba petrificado con la boca abierta y rostro de terror, pero no era para menos, aquello se había convertido en algo fuera de este mundo, algo que no tenía explicación.
De pronto aquella figura habló:
-¡Santiago hoy vas a ser mi parte de mí, tu cuerpo será mi alimento y tu piel, será mi nuevo escondite!
Santiago se aterró al escuchar aquella voz temblorosa y malévola, le hizo sentir más miedo y pavor, solo se tiró al piso y se arrastró hacia la pared, desde donde observó como aquel ser se apoyaba en sus largos pies y sus esqueléticas manos para desplazarse, parecía que no veía muy bien, pero su olfato era certero, y pudo detectar donde se encontraba nuestro amigo, quien ante tal susto traspiraba como un caballo y su respiración se había agitado que parecía que acababa de correr mil kilómetros, en aquel punto se sentía acorralado; y aquel monstruo volvió a hablar.
-¡Santiago dame tu cuerpo y tu piel, porque hasta esta noche vives¡. Santiago exclamó.
-¡No por favor, yo solo quería divertirme, pero yo me voy, déjame ir!
Aquella malvada figura lo vio con unos esos ojos horripilantes, le sonrió y le dijo,
-¡no te puedo dejar ir, me gusta el olor de tu piel, de tu carne! Si te dejo ir tendrías que ser mi esclavo!
-¡Lo que sea yo lo haré, pídeme lo que quieras!
Aquel monstruo escuchando su suplica, acordó que para que no se lo comiera tendría que traerle cada mes una víctima a quien devoraría y ocuparía su cuerpo hasta que obtuviera uno nuevo. Santiago sin mas opciones aceptaba cada parte del trato y asentía con su cabeza. En este punto ya se había relajado un poco y se había acomodado en un puff al lado de la puerta de entrada, cuando el monstruo hubo terminado los detalles del acuerdo y Santiago había aceptado todos las condiciones, le encargo que para esa noche tenia que traerle la primer victima pues, ya tenia mas de un mes que no satisfacía su apetito, cuando Santiago voltió para abrir la puerta del cuarto y disponerse a salir, este siniestro sujeto lo agarró con una de sus manos por la cabeza, de sus manos salieron pequeños tentáculos que se fueron introduciendo por sus oídos, boca y ojos y nariz hasta penetrar el cerebro y obtener toda la información de su personalidad. Después de tener toda la información, rompió la piel desde el tórax hasta la ingle y devoró todos sus órganos, sus músculos, huesos y sangre, la piel de sus extremidades también las abrió y devoró sin mayor problema, era tal su apetito que casi olvida que tenia que dejar la piel como su nueva mascara. Mientras devoraba toda esa carne, su cuerpo se iba regenerando, su forma esquelética había desaparecido, su cara se había recogido un poco y los parpados inferiores estaban pegados otra vez a los ojos, aun así, no deja de ser espeluznante y terrorífico.
Después de aquella faena, se incorporó sobre la piel de Santiago y se adhirió a ella hasta tomar la forma exacta de su cuerpo, la piel se selló sin dejar rastro de cicatriz y aquella figura por donde la vieras, era el mismo Santiago, había robado su voz, su vida, su memoria y su piel, ahora era un nuevo ser, que deambularía por el mundo hasta que le diera hambre nuevamente. Que terrible cumpleaños de Santiago.
OPINIONES Y COMENTARIOS