Al borde del sofá, observaba aquellas fotografías de rostros poco conocidos en su interior.

Encontró el recuerdo, aquella sonrisa con gafas apareció de la nada.

Sin embargo los rostros no fueron motivo de nostalgia alguna, cuando en el fondo era un sentimiento más grande el que acechaba su cabeza.

La historia no era la de ellos, 3 años de vida juntos. Era otra… Con fotografías y pocas líneas descriptivas encontró la esencia de dos personas enamoradas. Todo fue tan rápido que apenas pudo recordarlo. Y acabó. Sin más que una carta de despedida y el corazón entre las líneas, terminó.

Hoy han pasado meses, quizá años, y este personaje concibió ser feliz con alguien más, cuya esencia es igual a la suya, la sonrisa es distinta a la anterios.

Cuando pudo entender eso, se dió cuenta que es absurdo pensar que después de un gran amor termina la vida, ni se apaga la sonrisa.

Queda una vida de posibilidades en nuestro al rededor, caricias, momentos, personas.

Es fiel creyente del perfecto orden del universo, acomodando sus personas en correcta armonía para estar el uno con el otro y ser, por primera vez, ser.

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