Kymmendo

Qué puede decirse de una cabaña de madera en la isla de Kymmendo?

Se podría hablar del refugio de un anciano dramaturgo

Que se quiso olvidado en esta incierta tierra

Hizo un viaje de ida hacia la ingravidez del aire

Y éste le acarició el rostro

Allí habita en indolencia suave de la quietud

Entre sus árboles viejos y con una insobornable apuesta por la verdad

Diríamos que nada se le oculta y de ese

Recelamos de su voluntario retiro blanco

El petirrojo vuelve cada noche a su cubil

Sabiendo que esta podría ser su última luna

Aún así conjura los desvaríos del silencio

Vértices impostados de su canto

Ambos petirrojo y dramaturgo sufren de levedad

Cuando ingenuamente se enzarzan entre las arrugas de la brisa

Ajenos al comienzo y fin de la nieve

Duermen entre los alerces

Y en la fría mañana se sumergen en las aguas negras del lago

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