20:30
La noche llega, me preparo para salir de rumba con mis amigos, el clima es cálido y la gente disfruta del ambiente, las bebidas se sirven de a montones y me esperan ansiosas. La calle está muy transitada, las personas caminan con una sonrisa en la cara, los chicos universitarios salen de los establecimientos nocturnos tarareando las bases de electro que suenan en las discotecas, los oficinistas tienen que ser ayudados a salir de los establecimientos y las chicas buscan un hombre con el cual pasar la noche y de paso hacerle gastar unos cuantos tragos.
Nos quedamos a reunir a eso de las 21 horas en el parque nacional, pero no iba a llegar puntual al encuentro, querían que me esperasen un poco, hace tiempo que no nos hemos visto y llegar a la hora planeada podría hacerles pensar que tengo un poco de ansia de verlos y no es así, lo único que quiero es parecer normal, como cuando íbamos juntos al parque a jugar a la pelota y molestar a las de tercer año.
Han pasado ya 15 años desde que nos graduamos y fuimos a universidades diferentes y lo que nos ha pasado a marcado nuestras formas de ser, pero en mi recuerdo aun pienso que somos los mismos. Johnny, el más atrevido de todos, el que nos animaba a salir de nuestras casas y parchar en el parque; Rodrigo, el gordito del grupo, pero este gordo era fuerte, gracias a él no sufrimos de bullying y de paso era como nuestro prestamista en la tienda de la escuela; Mario, el ciego, por el muchas veces nos atrasábamos en las bromas a los vecinos, siempre se le perdían sus lentes de contacto y su madre nos hacía regañar de las nuestras, diciendo que éramos mala influencia para su hijo. Pero nunca nos abandonamos el uno del otro, siempre estábamos ahí para salir a la calle. Las personas que nos miraban de niños pensaban que nunca íbamos a hacer algo en la vida, pero aquí estamos, reunidos 15 años después, en el parque nacional, sin podernos reconocer. Johnny bestia de traje elegante y ahora trabaja en una prestigiosa aseguradora de aduanas nivel 1, Rodrigo había adelgazado, sus grandes cachetes, que incluso le tapaban los ojos, ahora se habían reducido, abriendo paso a una mirada penetrante y fija, y su cuerpo todo marcado y musculoso aun nos podría servir para protegernos. Mario era el que más había cambiado, cabello largo, sin lentillas en los ojos, cuerpo definido, tatuado los dos brazos con símbolos de alguna cultura extraña y perforaciones en las orejas y la nariz. Al preguntarle por su profesión respondió que después de graduarse del colegio su madre lo matriculo en el programa de Derecho, pero eso no le acabo de gustar, así que se inscribió a un curso de fotografía y encontró en el su vocación y motivación, gracias a ese curso ha podido viajar por el mundo y ganarse así su vida. Al preguntar por mi profesión les mentí diciendo que trabajaba en un periódico local, la verdad es que no mentí, si trabajo en un periódico local, pero saco uno que otro artículo al mes, la verdad es que me dedico a los trabajos sexuales, en la universidad me topé con un proxeneta de hombres por así decirlo, íbamos al mismo semestre de periodismo, al verme coquetear con las chicas me ofreció el trabajo, diciendo que podría ganar algo de dinero si aprendía a hacer masajes, al principio no me negué, pero al darme cuenta en realidad de que se trataba dude de seguir en el negocio de la prostitución, no quiere decir que de buenas a primeras haya realizado el acto sexual con extrañas, al principio en realidad si se trataba de masajes, después vino el acostarse con mujeres, uno se puede sorprender del tipo de chicas que buscan ese tipo de servicios, luego vinieron los vídeos y ahora puedo decir que tengo tres trabajos, uno que es el de ‘prostituto’, el de actor porno (con la misma empresa) y el de periodista, que casi lo realizo como fachada.
Mis amigos ya habían decidido el bar al cual iríamos, pero porque había llegado tarde no quisieron contarme de cual se trataba, los únicos bares buenos que yo conocía en la ciudad eran el Blue shot, el Capital Drinks y el Hot Cup. Eran lugares a los que siempre frecuentaba con las chicas que pagaban el servicio, además eran lugares que conocían el tipo de servicios que nuestra empresa ofrecía, por lo que a los miembros los dejaban utilizar un cuarto elegante dentro de sus instalaciones. Al ir avanzando por las calles de ciudad capital sabía que iríamos a uno de esos bares, lo presentía, mi estómago estaba hirviendo y me provocaba un cosquilleo, o tal vez sería la gastritis, no sé pero lo presentía. Al pasar por un callejón, cruzar una avenida y voltear por una esquina me di cuenta que era al Capital Drinks al cual entraríamos, el lugar estaba calificado con cinco estrellas en los buscadores más famosos de internet, y además era un lugar en el cual se servían unos shots únicos, creaciones del bartender y administrador del local.
Dentro el ambiente estaba a reventar, la gente estaba como loca en la pista de baile, la música a alto volumen hacia vibrarte los pies, Johnny había reservado una mesa para los 4, nos sentamos y cada uno pido una bebida al gusto. En el transcurso de la noche bebimos y charlamos, los temas de conversación eran los comunes entre los hombres, como ¿Con cuántas mujeres nos habíamos acostado? ¿Cual posición era nuestra preferida? ¿Cómo habíamos cursado nuestra universidad?, ¿Cómo nos iba en lo profesional? En fin, de muchos temas. Luego de unas cuantas bebidas Johnny y Mario se fueron al baño dejándonos a Mario y a mi sentados en la mesa. Fue ahí cuando surgió nuestra conversación, Mario se acercó y me dijo – Te han visto en un vídeo –
- ¿Quién? – respondí
- ¡Yo! – dijo haciendo un gesto con sus manos
- ¿En dónde los has visto? – salgo mucho por los canales de televisión local – respondí tratando de evitar preguntas que me llevarían a revelar mi verdadera profesión, pero fue absolutamente absurdo, me había visto en una página para adultos y se mostraba absolutamente interesado en ese tema, hablamos durante un rato, me cuestionaba sobre muchas cosas, pero al final me dijo ¿Por qué cuando te preguntamos por tu profesión no nos contaste la verdad?, – la verdad – respondí – es que pensé me iban a juzgar, que al contarles sobre mi vida profesional tal vez hicieran cara de desaprobación – a lo que me respondió – ¿Pero si ya lo saben todo?- es más, cundo nos contaste sobre los artículos en un periódico local casi nos echamos a reír – relájate un poco, ahora que vuelvan les voy a contar que aceptaste sobre nuestras sospechas, veras que nadie te hace mala cara. Y así fue, apenas volvieron Rodrigo les contó sobre nuestra conversación, obviamente ellos comenzaron a reír.
Seguimos bebiendo durante otro rato más, hace tiempo que no conversábamos de esa manera. Llegadas la una de la mañana y con la bebida hasta la cabeza decidimos ir todos a mi apartamento y terminar de pasar la noche. Este era el comienzo de nuestro mes de aventuras y desafíos.
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