Dando pasos idos por el vagón en busca de un bus que no está próximo a arrivar. La rutina es atravesada por una sonrisa sorpresiva, una cara conocida.El desequilibrio de la mente producido por el asombro se refleja en el rubor de las mejillas pues esta revivió recuerdos que dan fé del paso del tiempo, la dignidad sale al rescate emitiendo un saludo furtivo con voz decisiva,mientras que el instinto de supervivencia activa las extremidades dando ordenes de alargar el paso con el fin de evitar respuestas cordiales o interrogantes jamás resueltos.
Este es a fin de cuentas un adiós jamás dicho, es decir,olvido vivido.
El bus pasa y sé que me sigue con su mirada, tres segundos despues las sombras vuelven a su cajón.
Transporte público-10/09/2019
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