Creo en el amor Todopoderoso.

Creador de lo inhumano y soberbio.

Creo en su solo hijo, la desolación,

que fue concebido bajo los efectos del alcohol.

Nacido de las no vírgenes

y padeció bajo el poder de un perdedor.

Fue exiliado, muerto y sepultado en los recuerdos;

descendió de lo terreno, al tercer intento,

resucitó de entre las esperanzas muertas.

Subió al cielo,

por un momento se sentó a la derecha de la infinidad de los deseos,

desde ahí viene a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el amor oscuro

de alcantarillas de ciudades, en el amor profundo.

Creo en el amor de locos,

insensatos, asesinos,

camaradas, curas y santas.

Amor de rebelión y hospicio,

amor damnificado, de caos, resortes

huracanes, de terremotos y causalidades

Creo en el amor de dos…

de dos días, dos años, dos vidas.

No somos almas gemelas.

Somos almas que conspiran.

Creo en el amor de zapateros,

de carniceros, de putas y floreros;

de tierra, hojas, espinas,

Creo en el amor de los ciegos,

miserables y olvidados.

Creo en amor de ventanas,

paredes y terrazas.

Amor de solitarios, rechazados y humillados.

En el amor de lobos, serpientes y cazadores;

creo en el amor de los rencarnados,

de los que pelean a muerte,

de los que triunfan y besan.

Creo en amor de niños,

de ancianos,

de veleros,

de manos,

amor de cintura para abajo,

de caricias o araños.

Amor crucificado.

Creo en el amor santo.

Creo en la iglesia de tu alma,

la comunión de tu silencio,

en el acumulo de pecados,

la putrefacción de la carne

y la muerte etérea….

Amén

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