Hogar

La altura ya no lo asfixiaba,la sentia como una amiga,le costo pero de a poco comenzaba a dominar sus poderes nuevos,era genial,su mentor,de mirada desafiante y grandes ojos sin alma,veia su progreso acelerado,pronto lo tendria listo y dispuesto para la tarea por la cual el ardio entrenamiento,las largas horas de practica,dominando emociones,aprendiendo a usar la teleportacion,sueño casi imposible para la ciencia,pero comun para ellos.Su confianza aumentaba a cada momento,sentia que habia nacido para este trabajo,elegante y frio,rapido y preciso,letal cual filoso bisturi que abre certeramente al paciente,asi se veia,su progreso iba in crescendo cada vez mas,eso lo veia su maestro intuyendo que pronto abandonaria las practicas para ir derecho a las grandes ligas,hecho que llenaba de orgullo a ese viejo sensei otrora Gran Mensajero,hoy devenido en instructor de novatos,el mejor de todos en honor de la verdad,labir que adoraba realizar,pasar sus conocimientos y experiencias era una experiencia enriquecedora,aplaudida varias veces por El Jefe,varias veces merecedor de elogios grandilocuentes.El novato al fin tendria su primera mision,era el momento,toda la preparacion y entrenamiento tendrian sentido ahora,su pulso se acelero,su respiracion se mezclaba con las bocanadas que daba para llenar sus pulmones de aire,su Superior se acerco y le susurrò-“es tiempo”,el,se lanzo en picada hacia donde estaba la pequeña niña temblorosa,sus ojos verdes se mezclaban con el rojo del llanto,su voz era un hilo apenas perceptible al oido humano,miraba temerosa su derredor,buscando en vano algun indicio de algo conocido,pero nada,un silencio pesado la envolvia y ahogaba sus llantos y sus gritos llamando a su madre.El llego junto a ella y la abrazo suavemente-“donde estas mama,quiero ir a casa!!!”,grito desesperada,el novato,suprimiendo sus sentimientos,la reconforto y le prometio llevar a casa,la tomo de la mano y fueron caminando hacia la embriagadora luz blanca…
“No pudimos hacer mas,lo lamento mucho”,dijo el cirujano a la madre desconsolada que veia incredula el cuerpecito de su niña despedirse de la vida.