Vivimos en un mundo donde los criminales son privilegiados y los condenados manipulados.
Tenemos la vista nublada por tinieblas de mentiras y la voz sofocada por un mar de presiones.
La luna se cae y el sol ya no brilla sobre esta sociedad a la deriva. La conciencia del hombre sólo arruinó, y con los pies en la tierra todo destruyó.
Un pedazo de papel define el mal del bien; mientras que los arboles lloran, cantamos con alegría «la ignorancia es la nueva esperanza y la felicidad es la falsedad». En este mundo de caretas estamos todos condenados a sufrir lo que hecho está.
Los niños inocentes lloran en búsqueda de la felicidad; van caminando por la calle, descalzos como marionetas arrastrándose a un futuro desolado.
El cielo gris está contaminado por políticas de un mal Estado.
Cuándo dejaremos de oír la risa demencial de un diablo malvado?
Cuándo recordaremos que este mundo es prestado?
Los plásticos castigan al mar y las flores cantan bajo escombros encimados. La especie más avanzada destruyó su conciencia, y colocó en su lugar a la violencia.
Terremotos de sociedades perdidas se escuchan gritar, piden por sus almas con anhelos de paz.
Los ojos llorosos de un niño ya no ablandarán el corazón oscurecido de esta sociedad.
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