El Diario

El Diario

Carlos

30/08/2019

Un niño llamado Eloí se encuentra en su fiesta de cumpleaños, ha recibido de regalo un diario y empieza a escribir en él. Cada segmento representa un día diferente con el subtítulo de la etapa de vida en la que Eloí se halla.

Niñez 1

Hoy empiezo a escribir en mi diario ¡estoy muy feliz! Me lo regalo mi tío Juan por mi cumpleaños pero creo que mama y papa fueron los que le dijeron que quería uno hace tiempo. Son siempre muy buenos conmigo, aunque a veces me hagan comer cosas desagradables. Hoy, aparte de los muchos regalos, me dijeron que el próximo mes me llevarán por primera vez al parque de diversiones, ¡no puedo esperar! No es poca cosa ya que queda a muchas horas en carro. Es mi primer diario y no estoy seguro como hacer esto así que empezaré por presentarme. Me llamo Eloí y hoy cumplo 9 años, me gusta jugar a la pelota y ver la televisión, especialmente el canal de animales. Algún día creceré para ser un gran veterinario y curar a todos los perritos que caigan enfermos. Ha sonado el timbre ¡deben ser mis compañeros! Así que te tengo que dejar amigo diario, me siento un poco gracioso llamando amigo a un libro pero así lo siento, y sé que seremos buenos compañeros. ¡Hasta la próxima!

Niñez 2

Han pasado más de dos semanas desde que conversamos ya que he estado muy ocupado con mis otros juguetes, justo después de ti abrí una gran caja ¡contenía un camión enorme! Pero hoy necesitaba contarte algo importante. Anoche, muy tarde, desperté con unos ruidos que venían de abajo, y descubrí que eran mama y papa gritando. Nunca los había escuchado hablar así. No entendí mucho pero parecía serio, en especial porque en la mañana le pregunte a mama por ello y me miro con la cara que me mira cando hago algo muy malo, lo que me hizo pensar que debe haber sido malo que pregunte así que ya no lo volveré a hacer. Desde hace unos días que están tratándose diferente entre ellos y todo en la casa se siente muy extraño. Espero que pronto regresen a la normalidad. El sábado iremos al parque de diversiones y creo que es imposible que papa y mama estén serios allí así que eso aumenta mis ganas de ir. Se hace tarde y ya mama vendrá a acostarme así que me despido amigo diario, ya pronto te contare de mi primera visita al parque de diversiones ¡Adiós!

Niñez 3

Es sábado por la tarde y hoy ha sido el peor día de mi vida. Desperté muy temprano y fui corriendo al cuarto de mama y papa para preguntarles a qué hora partiríamos hacia el parque de diversiones. Abrí su puerta de golpe y cuando entré encontré a mama en la cama abrazando sus piernas y a papa apoyado contra la pared contraria. Ambos estaban llorando. Mama me grito que salga pero vi que salía sangre de su nariz así que me acerque corriendo a ella. Papa me vio, salió muy rápido del cuarto y bajo las gradas de dos en dos. Mama lo persiguió así que yo también lo hice. Le gritaba que se detenga, que estaba asustado, pero no me hizo caso. Salió de la casa y mama paró en la puerta pero yo seguí persiguiéndolo y cuando estaba subiendo al carro lo abrace de la pierna con todas mis fuerzas. No entendía que pasaba pero solo no quería que se vaya. Me jalo muy fuerte y me caí lastimándome el codo, me pare y el carro ya estaba avanzando. Intente alcanzarlo pero no pude y lo último que oí de papa fue un grito mezclado con sollozo maldiciendo.

Mi tía llego un poco después de eso y hasta ahora está conversando en la sala de abajo con mama, que no ha parado de llorar. Me dijeron que me quede en mi cuarto viendo televisión pero me acerque a la escalera y escuche que fue papa quien hizo que le salga sangre por la nariz a mama, que no volvería y…. ¡lo odio! Lo odio por hacerle eso a mama, por hacernos pasar esto, ¡todo esto es su culpa!, no quiero volver a verlo y me alegro que se haya ido, aunque ahora todo me da ganas de llorar, me alegro. No lo necesitamos, yo seré quien cuide a mama. Ya no tendré tiempo de escribir en tontos diarios, tratar a un libro como si fuera un amigo es muy estúpido….

Han pasado numerosos años desde la partida del padre de Eloí y éste ha crecido resentido por su ausencia, ahora es un adolecente.

Adolescencia 1

Para mi sorpresa me encuentro nuevamente escribiendo, querido “amigo” diario (que cómico como te llamaba de niño). Casi ocho años después y todo se debe a una simple coincidencia. Si aún fuera niño y creyera en el destino este encuentro hubiera sido un gran ejemplo, pero no, deje esas cosas mucho tiempo atrás, y todo lo que paso fue que mama me mando a regalar a la biblioteca una vieja caja de libros de papa, que había estado en el sótano por años. No creas que me puse a revisar y ocurrió “un encuentro emocional” en donde a través de sus libros recordé al viejo bobalicón, no, no fue así como sucedió. Yo no quería tener nada que ver con una caja de libros viejos, así que todo lo que hice fue cargarla y cuando la estaba subiendo por las escaleras tuve un pequeño tropezón y de todos cayo un solo libro, y ¡oh sorpresa! eras “tu”, mi diario de niño, que con solo tres páginas escritas no puedo considerar que fui un gran escritor. Pero bueno, realmente ni sé que hago escribiendo esto, supongo que el aburrimiento hace hacer tonteras a uno, pero si ya lo estoy haciendo intentaré hacerlo bien. ¿En qué me quede la última vez? Ah si ahí está, el viejo golpeó a mama y huyo como un cobarde, y dicho sea de paso nunca lo volvimos a ver, pero fue mejor así, ¿y que ha sido de nosotros desde entonces? En realidad nada muy especial, sigo en la aburrida escuela pero pronto me graduaré, mama en su trabajo de siempre y sí, eso creo que es todo. Todo bien supongo. Releyendo parece que de niño quería ser veterinario, ya no. Con lo que detesto la escuela he descubierto que el trabajo duro no es para mí. Aun no sé qué hare cuando terminé pero sé que será algo en que lo pase bien, ¿para qué vivir sino es para pasarla bien? Y una vez que sea adulto y no dependa de mama solo hare eso, pasarla bien. Entiendo que se tiene que trabajar para vivir, me lo han dicho un millón de veces, pero si tengo algún empleo será solo haciendo algo que me guste, sino no.

Adolescencia 2

Hay una novedad que olvide contarte mi buen “amigo” diario, olvide o no quise… ¡no se! Pero te cuento ahora, desde el año pasado empecé a beber, ¡es más! en estos momentos tengo varias cervezas en mi cabeza. Así es, llegue a casa de una buena fiesta, mama sintió ruido así que vino, y al sentirme el olor y verme así se metió corriendo a llorar a su cuarto tirando la puerta. No me dijo nada, de hecho nunca me ha dicho nada desde que el viejo se fue, solo escapa de la situación, llora, y al día siguiente intenta actuar como si nada hubiera pasado. No entiendo que quiere conseguir al actuar así, ¿qué me sienta mal? pues lo logra, pero no voy a dejar de vivir mi vida porque ella se sienta mal, después de todo es mía y no suya. Lo que más me molesta es que pretenda que todo está bien, sé que antes te dije que así era, pero mentí. Yo y ella sabemos que nuestra vida es una patética actuación entre madre e hijo en la que ambos fingimos ser felices, pero la verdad es que todo se vino cuesta abajo desde que el viejo se fue. Lo hemos necesitado mucho, y reconocer esa necesidad en ella y en especial en mí me hace odiarlo mucho más. Mi resentimiento crece cada momento en que me doy cuenta que algo malo de nuestras vidas y de nosotros es un efecto de su partida. Solo quisiera poder tenerlo en frente para decirle que la infelicidad mía y de mama es toda culpa suya, y al menos así yo podría vivir más tranquilo sabiendo que el sufre tanto como nosotros….

Adolescencia 3

Me voy de la casa, no aguanto estar aquí un día mas, no por lo que te conté hace un par de semanas cuando escribí casi borracho, oh no, ya quisiera que las cosas hubieran continuado así, pero todo ha cambiado. De la noche a mañana todo se ha volcado para peor, y tú, “amigo” diario, jugaste un papel principal en todo esto, déjame explicarte. Ayer, llegando de la escuela, entre como siempre y subí a mi cuarto, donde encontré a mama llorando. Ya estaba acostumbrado a escucharla pero me sorprendió verla. Siempre había sido muy cuidadosa que no la vea llorar. Y allí estaba, tirada en el piso de mi cuarto gimoteando desconsoladamente. Tenía algo en la mano, y adivina, eras tú diario de pacotilla, te había estado leyendo. Me acerque a levantarla y me dijo que tenía que decirme la verdad, que ya no podía contenerla dentro suyo, y empezó a contarme porque el viejo se fue. Al parecer ella le había estado siendo infiel por meses, y no solo eso, sino que la muy descarada quería irse a vivir con este hombre. Dejarnos a los dos. Y el imbécil del viejo no solo la había perdonado, sino que la había intentado convencer que se quedase, que éramos una familia y que yo no podía crecer sin madre. Esa mañana, en la que se supone iríamos todos al parque de diversiones, mama había recibido una llamada del hombre y había decidido que ese mismo día nos dejaría, y entre gritos, argumentos, insultos y forcejeos, el viejo la golpeo. No pudiendo vivir consigo mismo ni aceptar lo que había hecho, huyo. Claro que después de contarme esto empezó con las patrañas que dejó al hombre porque su amor de madre al final había ganado y cosas así, yo sé que no me abandono porque ya no tenía como hacerlo. Así que eso soy, “amigo” diario, un producto no deseado de la naturaleza que vive solo para amargarles la vida a las personas cercanas. Desde que tengo memoria he sido una carga, he decepcionado a todos y todos me han decepcionado a mí, pero ya no más, ya no será así. Tengo que estar solo y ser fuerte para nunca más necesitar a nadie y que no vuelvan a decepcionarme. Me asquea la manera en que las personas se mendigan amor y felicidad entre ellas. Yo seré diferente. Yo armare mi propia felicidad y tendrá base solo en mí. Solo me querré a mí mismo. Mi maleta esta lista, me largo para no volver.

Eloí dejó la casa de su madre, donde se quedó el diario. No regresó hasta ya convertido en adulto, debido a una llamada de ésta con una mala noticia. Eloí acudió y tras unos días de estar con ella encontró el diario en uno de los cajones de su escritorio.

Adultez 1

Exhalando un último aire cálido, entre la abertura de unos labios pálidos, se escapa la vida, atraída, sin esperanza alguna, por el enorme e incomprensible abismo oscuro que es la nada. Un último latido del corazón, real, palpable y material, opaca la ilusión de un último pensamiento, antes de ser borrado de la existencia misma, acompañando al ser que alguna vez le dio forma. No puedo dejar de pensar en ello, esta idea me llama, me grita, quiere decirme algo, no logro comprender qué, y por ello me tortura ¡sal! Quien alguna vez fue mi padre ha muerto, la carne que contribuyo a formar la esencia de mi ser ha desaparecido para siempre, y un día cercano correré la misma suerte. Juntos seremos parte de lo que solo puede describirse como el olvido. Necesito un trago, el cual conseguiré apenas deje de escribir en este viejo diario. Tengo encerrar este hecho en algún rincón profundo de mi mente para poder seguir con mi vida. Así es como funcionan las cosas, y es lo que intentaré convencer a mi madre de hacer. Ambos aun existimos. La muerte aun ronda mi cabeza, así que para despejarme contaré que fue de mí desde la última vez que escribí en estas páginas.

Luego de irme de casa viaje a la ciudad, donde, tras días de buscar trabajo fútilmente, y justo cuando mis ahorros estaban por acabarse, conocí a Jhon, quien dirigía un estudio de fotografía y tenía lugar para un asistente, que pase a ser yo. Me interese por la fotografía, arte que aprendí poco a poco, y hace dos años (esto vendría a ser 6 años después que deje la casa de mi madre) Jhon se mudó a la capital para abrir allí una nueva sede, dejándome a mí a cargo. Puedo considerarme afortunado, teniendo en cuenta que nunca acabe la escuela. El trabajo no requiere de mí un gran esfuerzo y gano lo suficiente para vivir con comodidad. Los años han pasado sin mayores sobresaltos, hasta hace unos días que mi madre me llamo con la fúnebre noticia y tuve que venir a consolarla. Casi no hemos hablado, así que no puedo describir con veracidad que ha sido de ella en todo este tiempo. Creo que debería ir con ella en estos momentos, ¿pero sabes que amigo diario? He decidido llevarte a casa conmigo, así que espero no pasen años antes de volvernos a saludar.

Varias semanas después en casa de Eloí.

Adultez 2.

He aprendido mucho en estos últimos años. La vida es una maestra implacable, pero del arte de aprender a vivir se consigue lo único que vale la pena el esfuerzo. Lo que todo hombre y mujer quiere, la meta a la que toda alma que vagabundea este vasto mundo apunta, el mayor bien que puedas imaginar amigo diario, déjame explicarte. Hace muchos años, cuando deje la casa de mi madre, me encontré sumido en una depresión abismal. Mi situación era tan patética que inclusive lloraba en las noches, lamentándome la suerte (o mejor dicho “mala suerte”) que me había tocado vivir. Envidiaba a todos los que me rodeaban, como por ejemplo a los muchachos y muchachas que acudían al estudio. Los odiaba y maldecía, en especial por parecer tener vidas llenas de amistades y felicidad. Un día, cuando entré en confianza con Jhon y después de asistirlo en una sesión bastante prolongada, me invito a una de las fiestas que el frecuentaba, a la cual acudiría gente del mundo del modelaje y todas esas cosas. Al principio pensé en rehusarme, ya que me había convertido en una persona bastante antisocial, pero luego de considerarlo un poco accedí ¡Dichoso recuerdo de la decisión que me mostro el rumbo y develo los misterios de la vida del hombre! Tras unas cuantas bebidas me encontré en una grata conversación con dos modelos amigas de Jhon. Entre risas y charlando de diferentes cosas la idea se adentró en mi mente, fugaz pero decididamente, me dejo paralizado, y esta era: En ese momento, sin importar mí pasado ni mi futuro, ni mis errores ni mis aciertos, quien era o a donde iba, ¡era feliz! Así de simple como se escucha, lo era, y nada podía arrebatármelo. Fui al baño a lavarme la cara. Mirando en mi reflejo un hombre sonriente entendí que nunca más sería el mismo.

Adultez 3

Quisiera dedicarle un poco más de tiempo al bello pensamiento que descubrí en mi último relato. Pienso que al tratarse de algo tan importante ciertamente vale la pena. Aún no puedo entender lo ciego que fui para no ver que lo que requería para ser feliz era más placer en mi vida. Placer en sus diferentes formas; diversión, mujeres, fiestas, cosas materiales que disfrutar, entre muchos otros, ¡encuentra lo que te guste y hazlo! La suma de esos momentos es lo que de manera abstracta se conoce como “felicidad”, y por simple aritmética más momentos equivalen a más felicidad, que es por lo que tenemos que multiplicarlos lo más que podamos. El truco está en la diversidad, te ejemplificare amigo diario; cuando no tengo fiestas o reuniones, tengo mujeres, cuando no tengo ninguna de las anteriores, siempre me salva una gran televisión donde perderme cuando el aburrimiento apremia, y en ciertos momentos en que esto no es posible siempre hay algún sustituto tecnológico con el cual ocuparse. La idea es bastante simple, la vida de un hombre está compuesta por una serie de eventos consecutivos, más aun, esos eventos son la vida del hombre, y solo uno mismo decide cómo construir cada evento singular. En mi periodo de transformación me pregunté ¿Por qué no construir cada evento con una base de placer? Descubrí que no hay ninguna respuesta para no hacerlo, y, si en algún momento se nos es imposible, para eso tenemos memoria de los eventos pasados y una imaginación para en nuestra mente crear los futuros. ¿Quién no ha sentido la emoción de una fiesta próxima? Solo es cuestión de recrear esa emoción sabiendo que aunque en el momento no se aproxime una real, en el futuro en definitiva la habrá.

Esto es algo tan propio al ser humano que de niño lo sabemos y practicamos, de adolescentes lo sabemos pero en su mayoría dejamos de practicarlo, y de adultos, por alguna extraña razón, lo olvidamos. Esto es ni lo sabemos ni practicamos, para luego preguntarnos porque somos tan infelices. Fue grata mi sorpresa cuando releyendo tus paginas encontré que ya de adolescente tenia ciertos indicios de este reciente descubrimiento.

Esto no es ninguna regla absoluta y, observando a las personas a mi alrededor y su comportamiento, note que sin saberlo y sin tener un concepto claro del ideal detrás de sus acciones (esto lo sabía ya que por curiosidad entable conversación con algunas), intentaban vivir conforme al pensamiento que he planteado, y que cada vez eran más lo que lo hacían.

Adultez 4

Te saludo, amigo diario, con el motivo de informarte acerca de un sentimiento que ha empezado a surgir en mí. Se trata de una muchacha, la cual, acompañando a un camarada suyo dedicado al modelaje, ha venido al estudio de manera constante el último mes. Hemos entablado lo que podría definirse como una “amistad especial”. Estoy bastante indeciso sobre como he de proceder, ya que por un lado siempre he rechazado las relaciones y conexiones íntimas. Nuestra debilidad humana hace casi imposible mantener la “pureza” del principio del placer si se forma parte de una de estas relaciones. Basta decir con que todos tenemos experiencia del sufrimiento que personas cercanas pueden causarnos. Por otro lado me es imposible ignorar el hecho de cuanto me encuentro disfrutando en su compañía. La inocencia de su esencia, la dulzura con que me mira mientras conversamos, todo su ser expresa una especie de honestidad que solo puedo sentirme en confianza con ella. Así que comprenderás la disyuntiva en que me encuentro, amigo diario; por un lado ella me genera sensaciones de bienestar, que como ya sabes aprecio de manera considerable, y por otro me encuentro en riesgo de faltar a mis propios principios aceptando peligros innecesarios. No creo que sea de urgencia llegar a una conclusión en este momento. Dejaré que los acontecimientos siguientes ofrezcan un poco de claridad que me permita tomar la decisión acertada. Ya pronto te estaré contando. Hasta la próxima.

Adultez 5

Mis temores eran atinados amigo diario, tuve que cortar toda comunicación con la joven que mencione en mi último relato. No íbamos ni tres meses de “relación” y ya me encontraba justificándome a mí mismo e inclusive negándome placeres. Por ejemplo rechazando invitaciones de viejas “amigas” ¡Me estaba contaminando hasta el punto de pensar que no quería pasar un buen rato! ¿y para qué? Invertir mí tiempo y energía en una persona que con el tiempo en definitiva me iba a cansar, para luego tener una larga etapa de sufrimiento y confusión, eso es algo seguro. Esto de las relaciones es enfermizo, no quiero adelantarme y llamarlo incompatible con el principio del placer (y por lo tanto con la felicidad del hombre), pero estoy bastante tentado a pensarlo. Debo confesar que sentí muchas dudas hasta el momento en que le expresé mi decisión de cortar nuestros lazos. Lo cual ocurrió de la siguiente manera: fui a buscarla a su apartamento, toque la puerta y cuando abrió me echo los brazos al cuello, pensando que era una sorpresa, la aleje gentilmente de mí y le dije con tono severo “Ya no quiero verte más, eres incompatible con mi felicidad, y aunque no lo creas yo lo soy con la tuya, por lo que es de gran necesidad que dejemos de vernos de manera definitiva” di media vuelta y me marche. Escuche gritos e insultos de su parte y que empezaba a llorar antes de cerrar la puerta, lo que me hizo sentir una gran lastima por ella. Esta lastima ayudo a confirmar mi decisión, ya que note que si ella sufría, yo también lo hacía. Que necio tendría que ser para duplicar mis posibilidades de infelicidad en la vida uniéndome a alguien de esa manera.

Han pasado unos cuantos meses desde que Eloí terminó su relación. Un cambio inesperado ha empezado a generarse en su interior.

Adultez 6

Querido amigo diario, como de seguro abras notado, suelo acudir a ti en momentos de inquietud, y esta vez el problema es uno grande. Las últimas semanas he requerido de mucho más esfuerzo para mantener mi estado de felicidad, e inclusive he sufrido grandes derrotas. Ha regresado a mi mente el pensamiento de muerte que me abordó en la defunción de mi padre, cuando estaba en casa de mi madre. Me turba de sobremanera, inclusive al grado de sentir afectaciones físicas en donde se me oprime el pecho y me cuesta respirar. No importa lo que haga, no logro librarme de él. Me ha causado horribles pesadillas, pero una me afligió en especial. Te contaré a continuación. Yo era un niño y estaba caminando por un gran pasadizo. Había poca iluminación y las luces parpadeaban. Mientras avanzaba apareció una ventana. Salía música de ella. Me pare de puntillas para ver por dentro y advertí que era un cuarto similar a una taberna. Vi gente bebiendo, todos de espaldas a la ventana. Me propuse a llamar su atención pero antes de que logre articular cualquier palabra una gran mano agarro mi tobillo y empezó a arrastrarme boca abajo hacia el centro del pasadizo mientras gritaba de manera desesperada. Me soltó y empecé a correr hacia la ventana donde estaba la gente pero al llegar la pared se cerró y la ventana desapareció. Volteé aterrorizado pero no vi nadie detrás de mí. Sin saber que hacer continúe caminando de manera apresurada y tras unos cuantos pasos note que más adelante había otra ventana. Una luz salía de ella. Cuando llegue observe que por dentro era un cuarto extremadamente largo, donde al fondo, en una de las esquinas, había una gran cantidad de mujeres que alguna vez fotografié en mi estudio. Todas se veían muy hermosas. No pasó ni un minuto cuando note que del otro lado del cuarto empezaba a emerger una sombra que aumentaba de tamaño, y antes que me dé cuenta había tomado forma semi-humana y se acercaba con rapidez, así que me aleje de la ventana y empecé a correr por el pasadizo. Volteé y nuevamente no vi nada detrás de mí. Avanzando un poco más llegue a una tercera ventana a la cual me aproxime con mucha desconfianza. Lentamente asome la cabeza y vi que el cuarto estaba lleno de juguetes. Coloque ambas manos en el borde de la ventana y con un esfuerzo me levante, pero apenas me propuse a continuar con la operación para ingresar al cuarto oí un ruido estrepitoso y de pronto todos los juguetes giraron en mi dirección, lo cual me sobresalto y me hizo caer de espaldas. En cuando logre levantarme emprendí una nueva carrera por el pasadizo y note que éste llegaba a su final en una puerta entre abierta, a la cual ingresé sin dudar. Apenas me encontré en su interior reconocí que era el cuarto de mis padres, y me encontré a mi madre llorando en la cama con la cara entre las manos. Me acerque a consolarla, puse la mano en su hombro y en ese mismo instante ella profirió un grito agudo abriendo las manos, pero en vez de su rostro vi una calavera con remanentes de carne putrefacta. Me ataco y la rechace como pude para luego correr como nunca antes había corrido. Salí del cuarto y me dirigí de regreso por el pasadizo, llorando de terror sin atreverme a mirar atrás. Con cada paso el pasadizo se oscurecía más y más hasta que me encontré en la más absoluta oscuridad. De pronto ya no estaba corriendo, sino cayendo a gran velocidad. Apareció una luz que empezó a crecer mientras caía hacia ella y con horror vi que era una gran estancia con todas las personas que había encontrado en los cuartos, incluyendo a mi madre. Todos amorfos y con la misma cara cadavérica. Desperté con un grito, estaba bañado en sudor y no pude volver a conciliar el sueño en toda la noche.

¿Cómo vivir tranquilo sabiendo que nunca he estado tan cerca a la muerte como en el momento presente? Cualquier momento presente. Citándome a mí mismo: “Se escapa la vida, atraída, sin esperanza alguna, por el enorme e incomprensible abismo oscuro que es la nada.” Se escapa, amigo diario, no solo en instantes finales de agonía, sino en el día a día, hora a hora, minuto a minuto. Desde que entendí esto llenar mis momentos con actividades placenteras solo genera que la espera sea más amarga. Cada escena de felicidad se ve atravesada por su futilidad, sabiendo qué en última instancia es efímera. Todo esto me está arruinando. Temo no lograr librarme de este virus mental y que haga del resto de mi vida un suplicio. Si fuera así ¿Cuál sería el motivo para vivirla? Si no puedo ser feliz mejor que muera ahora, acabar con todo esto de una vez. El suicidio, como idea, me llega como un dulce escape, pero en el momento en que lo considero con seriedad se inicia una lucha interna en mí. Una batalla entre el instinto de supervivencia y la mente, entre el animal y el hombre que me habitan, entre el deseo de vivir y la sensatez de querer acabar con el sufrimiento. El raciocinio sabe que entre morir ahora y de acá a unos años no hay ninguna diferencia real, solo ahorrarse todo el dolor que acompañaría esos años, pero la carne se inclina a querer prolongar su existencia hasta el último momento. No puedo imaginar un tormento peor que el del hombre, al poseer una conciencia que reconozca cada instante como tal, como solo “un instante”, en vez de solo sentirlo, como hacen el resto de animales. Esta misma conciencia reconoce que al final solo hay nada. Lo peor es que es indudable que tengo razón, y que no hay ninguna salida. Lo sé porque lo he intentado. Todo lo que he propuesto no es más que la inescapable verdad en la que vive cada ser humano. No puedo seguir así amigo diario, el día a día se me ha hecho insoportable, quiero tomar una decisión definitiva pero temo ser muy cobarde para ello. Mientras tanto intentaré escapar como pueda, y ¿sabes qué? Tomaré un largo viaje, es más, empezaré a alistar mis maletas en este mismo instante. Poseo los ahorros suficientes para al menos viajar un año. Conoceré lugares y no dejaré de moverme por un tiempo, al menos así espero mantener mi mente ocupada. Eso haré, ya después tendré tiempo para tomar decisiones definitivas…

Eloí emprendió un largo viaje. Visito islas remotas, playas paradisiacas, diversos monumentos y ahora se encuentra en el corazón del continente africano.

Adultez 7

Es lamentable, amigo diario, que no tengas ojos para apreciar el paraje. Cuanta belleza te has perdido metido en un bolsillo polvoriento. Es en parte culpa mía, el éxtasis de las experiencias me ha impedido recordarte. Quisiera describirte al menos lo que te has perdido, pero tengo la certeza de que las palabras no transmitirían ni una porción de lo vivido, y más aún, le usurparían la majestuosidad a las escenas, majestuosidad que aun lucha por mantenerse viva en mi memoria. Te preguntarás que ocurrió con el “virus” que había infectado mi mente en el último relato. Sigue ahí, y no solo eso, termino de enfermarme. No hay escapatoria a él, así que he decido que el término de este viaje será el termino de todo. Es en cierto sentido “refrescante” haber tomado una decisión y saber cuándo sucederá. Cada vez que la idea regresa a mi mente solo me digo “Ya todo acabará pronto, así que para que pensar en ello ahora” y se me pasa, aun que dudo que eso funcionaría por mucho tiempo. No te sientas mal por mi amigo diario, al menos moriré como hombre racional y no como bestia. Si algo tiene valor en este mundo eso es controlar tu propio destino. Pero bueno, continuaré con mi viaje. Quiero que sepas que mañana me espera un día espectacular. Iré en un safari por la sabana africana, donde espero poder apreciar toda clase de criaturas magnificas. Tengo que despertar muy temprano para ello, así que me despido. Luego te cuento.

A los dos días, tras regresar del safari.

Adultez 8

La experiencia fue mejor de lo que esperada. Vi todo lo que esperaba ver y más. El mismo guía quedo asombrado de la suerte que tuvimos. Pero sucedió algo muy particular. Una corta escena que se ha quedado grabada en mi mente. En la mañana que partimos, al poco tiempo de viaje, me dieron ganas de orinar. Le pedí al conductor que se detuviera, me baje y aleje un poco de la carretera entre los arbustos. Termine lo que tenía que hacer y cuando me disponía a regresar escuche un canto en un idioma que no conocía. Empecé a seguir el sonido, apartando todo arbusto que se interponía en mi camino. De pronto, haciéndome paso entre dos matorrales, los vi. Era una negra con un niño recogiendo frutas. Ella las sacaba y él las recibía en un pequeño cesto. Ella era muy anciana, de corta estatura, encorvada, y con más arrugas de lo que uno pensaría le pueden caber a alguien. Al niño aun le faltaban un par de años para llegar a la decena. Estaba flaco, con la cabeza pelada y vestido solo con un taparrabo. Ambos voltearon a mirarme, pero la anciana al reconocer a un turista se voltio y continuo con lo que estaba haciendo, tarareando su canción. Volteé a mirar al niño y me encontré de lleno con su mirada. Es difícil expresar lo que vi en esos ojos, o lo que él vio en los míos, pero nos mantuvimos así hasta que la anciana jalo de la mano al niño para seguir con su recolección. Más que un pensamiento me genero una sensación profunda, una sensación que no logro entender ni mucho menos explicar. Cada vez que cierro los ojos lo veo mirándome, como queriendo decirme algo muy importante. Luego pienso en su vida, como habrá crecido, que hará para entretenerse, si pasará hambre. Tengo que saber algo más de él. Descifrar porque su mirada me causó tanta inquietud. Iré a buscarlo, su aldea no puede estar muy lejos de aquí.

Tras hacer averiguaciones Eloí fue a buscar al niño. Lo encontró en una aldea cercana, como esperaba, donde Eloí paso un tiempo y es donde está ahora.

Adultez 9

Los últimos días han sido bastante interesantes. Encontré al niño, se llama Enam. Es un huérfano que vive en un pequeño orfanato dirigido por un misionero español llamado Lázaro, quien es un anciano que por un problema de rodilla ha quedado cojo. Se nota gran dolor en su caminar. Lázaro ha sido tan amable de darme un cuarto con la condición que le ayude con los niños. Para mí todo esto ha sido una experiencia tan diferente a todo lo que en mi vida había conocido que aún no logro convencerme que no es un sueño. Es sorprendente el estilo de vida que llevan en el orfanato, y en la comunidad en general. El pueblo completo no llega al centenar de casas más el orfanato. Al principio me sentí repelido y deprimido por la pobreza (no es por ser ofensivo pero sus pocas posesiones están en un estado similar a las que se ven en los botaderos de mi ciudad), pero al pasar el tiempo algo en la atmosfera empezó a cautivarme. Existe un grado de cooperación y preocupación entre todos que la única manera que puedo describirlo es como una gran familia. Gracias a Lázaro, mediante donaciones recolectadas y acuerdos con el hotel cercano (de donde vengo), casi no pasan hambre, y gracias a su rol de “juez” las disputas entre los miembros suelen acabar con un acuerdo y apretón de manos. En el orfanato Lázaro enseña a los niños español, un poco de historia, y un conjunto de habilidades que puedan servirles en el futuro. Al enterarse de mi episodio con Enam en los matorrales me encargo su cuidado personal. Enam es un niño sumamente despierto, que vive riendo, y con tanta energía que hace que consuma casi toda la mía al intentar asegurarme que no se aleje demasiado y se pierda. Ayer nos tocó ir juntos en busca de fruta y no paró de intentar hablarme en español. Lo único que entendí de todo su parloteo es que se trataba de una historia en donde había un camello y una rana. Casi siento que lo voy a extrañar cuando mi viaje llegue a su término y todo acabe para mí.

Al transcurso de un par de semanas.

Adultez 10

Amigo diario, aún continuo en la aldea. Me es difícil explicar porque me he quedado tanto tiempo. Lázaro confía más en mí y me ha dado más responsabilidades, pero la principal sigue siendo cuidar al pequeño Enam, que me sigue a donde vaya. Enam no para de hacerme preguntas y parece que tener la oportunidad de practicar su español todos los días le está ayudando a mejorar tan rápido que sorprende. Es sin duda un niño inteligente. Hoy fuimos nuevamente a recoger fruta por los alrededores, el día ha sido caluroso así que cuando regresamos al orfanato Enam estaba cubierto en sudor. Lo senté en una silla y con un paño húmedo le limpie la cara y la cabeza, mientras se revolvía en risas. Una vez que terminé Enam se puso de pronto serio, me miro y me preguntó en un español bastante claro “¿Tú serás mi papa?” Me quede helado sin responder, así que empezó a jalar de mi manga con la esperanza que le haga caso. Volteé, le dije que tenía una cosa importante que hacer y fui de inmediato a buscar a Lázaro. Lo encontré en el almacén organizado las últimas donaciones. Cuando le conté lo sucedido se disculpó conmigo y me explico que de manera muy esporádica extranjeros adoptan a alguno de los niños. Justo unos días antes de mi llegada una pareja de alemanes había adoptado a dos mellizas de unos cuantos meses, cuyos padres habían muerto en un incendio. Enam, que por encargo de Lázaro las supervisaba de vez en cuando, había preguntado qué había pasado con ellas. Lázaro le había intentado explicar que ahora tenían un nuevo papa y mama, y seguro la idea se le había quedado en la cabeza. Vine inmediatamente a mi cuarto, un poco confundido y sin saber que hacer me puse a escribir en ti, amigo diario. Ahora seguro Lázaro irá con Enam a explicarle que no, que no seré su nuevo papa, lo cual al menos me libra a mí de hacerlo. Pero y si… ¡No! ¿Qué estoy pensando? ¿Cómo se me puede pasar por la cabeza una idea tan ridícula? ¿Yo papa? No, no, no. ¿Qué sabré yo de ser papa? Si perdí el mío a una edad casi como la de Enam, lo cual me causo un gran sufrimiento. Pero ¿no podría yo liberar de ese sufrimiento a Enam convirtiéndome en su padre? Lázaro ya es anciano y no sé qué será de Enam cuando él ya no esté. ¿Pero cómo sería? No tengo ni pareja y un niño necesita una madre. Aunque está esa chica de la que te hable alguna vez, yo en verdad la quería y ella a mí, e inclusive en algún momento hablamos de cómo sería tener hijos y me comentó que moría por uno. Yo sé que se enamoraría inmediatamente de Enam. Tal vez podríamos intentarlo. No, no, ¿qué me ocurre? Ya lo estoy considerando cuando sé que nunca pasará. ¿Pero por qué nunca pasará? ¿Qué me detiene? Cuando lo pienso siento en mi interior una gran sensación de felicidad, diferente a todo lo que he sentido, pero también miedo. ¿Pero por qué miedo? Si ya casi ni lo sentía aun sabiendo que iba a acabar con mi vida al término del viaje. ¡Verdad! Está eso. ¿Cómo puedo haber si quiera pensado en ser su papa si me voy a matar pronto? Aunque no es que haya firmado ningún contrato ni nada por el estilo… ¿tan fácil pueden cambiar los planes de una persona? ¿Pasar de estar a punto de suicidarse a tener un hijo e inclusive de repente una familia completa? Es increíble cuanto aprecio le tengo al pequeñuelo solo habiendo pasado unas pocas semanas desde que nos vimos por primeva vez, que me pregunto cómo sería si pasase más tiempo con él. Quiero pasar más tiempo con él. Voy a pasar más tiempo con él. ¿Entonces está decidido? ¡Si! Amigo diario, está decidido. ¡Voy a ser papá! Enam regresará conmigo a casa. Voy a buscar a Lázaro para darle la noticia. Espero que aún no haya hablado con Enam.

Una semana y media después

Adultez 11

Ya todo está arreglado. Hable con Lázaro y le encantó la idea. En estos momentos estamos esperando unos papeles del gobierno y de la embajada que necesito firmar. Todos los trámites no deberían durar más que un par de semanas más y entonces podré llevarme a Enam, quien se la ha pasado saltando gritando que tiene papa. No cesa de contar la historia, aunque sus oyentes a veces sean pajaritos o inclusive objetos inanimados como las rocas. Bueno eso era hasta antes de ayer, ya que de pronto se ha agarrado una fuerte gripe. Yo le dije que se seque inmediatamente después de bañarse en el rio, ya que estaba empezado a hacer viento, pero no me hizo caso. Estamos intentado que se quede en cama para que se recupere lo más rápido posible. El conjunto de emociones que siento al verlo y saber que pronto empezaremos nuestra vida en casa es indescriptible. Aún temo no ser buen padre pero sé que haré todo lo que este a mi disposición para lograrlo.

Adultez 12

Estoy sumamente preocupado, amigo diario. El estado de Enam empeora y ha tenido fiebre los últimos dos días. Hemos llamado al médico del hotel. Debe llegar mañana. Me siento muy nervioso, nunca me había preocupado tanto por alguien. Solo espero que el medico llegue y cure a Enam para que no tenga que volar a casa enfermo.
Adultez 13

El medico vino esta mañana y las noticias no son buenas. Enam no tiene gripe, tiene malaria. Mi corazón casi se detiene cuando nos llamó a un lado a Lázaro y a mí para darnos el diagnostico. En estos momentos la posta del hotel se ha quedado sin medicina para la malaria así que Lázaro la ha mandado a pedir inmediatamente. Es raro ver casos en esta zona de África así que no tenemos certeza de cuanto pueda demorar en llegar. No soporto ver a Enam así. Su pequeño cuerpo tiritando y bañado en sudor de fiebre me inca en los más profundo de mi ser. No sé qué haría si algo le pasase.

Tras unos días.

Adultez 14

La medicina aún no llega y Enam solo empeora. Ya no puede hablar y estamos teniendo problemas para alimentarlo. Yo no he logrado dormir absolutamente nada en los últimos dos días y me siento completamente aterrado en todo momento. Cualquier conversación, del tema que sea, causa que lagrimas se aproximen a mis ojos. Por más que Lázaro insiste que tengo que descansar no puedo moverme del lado de Enam. Hoy no aguante más; una presión extraña que siento en mi pecho me hizo salir corriendo a los matorrales, donde arrodillado y en un mar de lágrimas le grite al Dios en el que nunca he creído que haga algo, que esto no podía pasar, que lo salve.

Dos semanas después.

Adultez 15

La medicina llego hace una semana. No sirvió de nada. Era muy tarde y hace tres días hemos enterrado a Enam. No termino de creerlo, me niego a hacerlo. Desde la ceremonia no he podido hacer más que deambular sin entender lo que pasa alrededor. Solo siento que estoy en una especie de sueño y que nada en realidad existe. Hay veces en las que Lázaro se pone a caminar a mi lado, el tiempo que su cojera y dolor de rodilla se lo permiten. No dice nada, sabe que no hay palabra que me sirva, es más, que ni siquiera lo escucharía. Ya no soy un hombre, el dolor se ha fundido conmigo a un nivel tan profundo que me he convertido en algo más. Hace un momento me percaté que me encontraba en mi habitación, sin la más mínima idea de cómo había llegado aquí. En mi confusión te vi, diario, y me puse a ojear tus páginas. Leer del pasado me ha introducido en él, lo cual ha causado que regrese un poco mi cordura. Prefiero el pasado, el presente no tiene nada para mí. Por este motivo tengo un gran temor de dejar de escribir y tener que regresar a la realidad. Una realidad que no acepto. Una realidad que no es compatible con mi ser. Pero la triste verdad es que la realidad es todo lo que hay. Es imposible cambiarla así que huiré de ella de la única manera que puede hacerse. En el almacén hay una cuerda lo suficientemente larga y resistente para servir a mi propósito. Tengo que alejarme un poco de la aldea, no quiero que nadie me vea hacerlo. Esto significa que ha llegado el momento de despedirnos para siempre. Adiós, amigo diario.

Una vez dejado el diario, Eloí se dirigió al almacén, donde cogió y escondió entre sus ropas la cuerda que necesitaba. Se adentró en los matorrales y tras una media hora de caminata vio un árbol con ramas lo bastante gruesas como para soportar su peso. Con mucho esfuerzo, pues se encontraba sin energía, logro trepar al árbol. En un extremo de la cuerda preparo un nudo corredizo, el cual acomodo alrededor de su cuello. El otro extremo lo amarro con firmeza a una rama cuya altura era suficiente para que al saltar sus pies no toquen el suelo. Una vez todo listo, se sentó en la rama con las piernas colgando. Mirando el horizonte pensó en Enam. Inhalo con fuerza y exhalo, esforzándose por sentir una última vez el aire ingresar a sus pulmones. Cerró los ojos y se dejo caer. El dolor en el cuello fue mayor del que esperaba y su cuerpo empezó a retorcerse en una convulsión involuntaria. Con los ojos entreabiertos, ya de manera borrosa, vio que algo se aproximaba a él entre los matorrales. Sintió que lo levantaban y gritaban su nombre. Empezó a recobrar el sentido y se dio cuenta que la presión en su cuello había disminuido, la sangre volvía a fluir a su cerebro y el aire a entrar en sus pulmones. Con un esfuerzo miro quien o que lo levantaba por las piernas y reconoció a Lázaro. Lo había estado siguiendo sin que se dé cuenta, pero debido a su cojera se había quedado un poco atrás. Eloí intento decirle que lo suelte, que era su decisión, y empezó patalear para librarse del abrazo de Lázaro, pero éste solo lo afirmo. El anciano tenía la cara roja y temblaba por el esfuerzo, se veía que no aguantaría mucho más y tendría que dejar caer a Eloí. De pronto se oyó el ruido de un motor. La carretera estaba cerca pero no se llegaba a ver por los matorrales. Lázaro empezó a gritar pidiendo ayuda y al poco tiempo dos guías que llevaban a un grupo de turistas de safari aparecieron entre los arbustos. Uno tomo el lugar de Lázaro, el cual ya no aguantaba ni un minuto más, el otro trepo el árbol y con un cuchillo corto la cuerda. Eloí se desplomo, aun medio inconsciente, y Lázaro cayó al suelo, cogiendo con ambas manos su rodilla mala, sacudiéndose de dolor. Ambos fueron llevados a la posta médica del hotel, que era la más cercana.

Adultez 16

Debe sorprenderte, amigo diario, que vuelva a escribir en tus páginas. Ha pasado un poco más de un mes desde lo que se suponía fuese mi despedida final. En mi defensa no es porque no intentase acabar con mi vida, solo que el destino quiso que las cosas se den de manera diferente. Si te preguntas que ha sido de mí este mes, te responderé que aún no lo sé, pero puedo contarte los hechos. Tras mi intento fallido de suicidio, impedido por Lázaro, fuimos a parar a la posta médica. Mi recuperación fue rápida y al día siguiente ya estaba parado nuevamente, pero la de Lázaro es otra historia. El doctor no entiende como alguien de esa edad y con ese problema de rodilla haya podido soportar mi peso tanto tiempo. Su rodilla ahora está completamente destrozada y, debido a sus avanzados años, una operación además de presentar riesgos para su vida tiene pocas probabilidades de recuperación. No volverá a caminar y si quiere movilizarse solo podrá hacerlo en silla de ruedas. El doctor puede no entender como Lázaro soporto mi peso tanto tiempo, pero yo sí. No fueron sus músculos los que le dieron fuerza, fue su corazón, un corazón tan grande que podríamos haber pasado la noche así y no me hubiera soltado. Cuando me enteré que no volvería a caminar sentí una gran vergüenza. No quise ir a visitarlo a su habitación por miedo a que me diría. No solo había sido la causa de que tuviera que pasar el resto de sus días sentado o postrado, sino que ya no podría llevar el orfanato, y sabía cuánto significaba eso para él. Pasaron un par de días y conseguí el valor suficiente para enfrentarlo, entré en su habitación y lo encontré leyendo un libro, el cual dejo a un costado. Nuestras miradas se encontraron, no sabría describir la suya. Me propuse a dar media vuelta y salir pero me llamó, me pare cerca de la cama y me hizo una seña para que me acerque más y con un esfuerzo me abrazó y me dijo que se alegraba que esté bien. Desde entonces he pasado incontables horas a su lado, todas las que suplantar su trabajo en el orfanato y la comunidad me permiten. Su silla de ruedas llego hace dos días y ya se le ve rodando por aquí y allá ordenando cosas o persiguiendo a los chiquillos intentando hacer que se comporten. Inclusive ha vuelto a dar clases. En todas las horas que he pasado a su lado me ha contado su historia. Él era un alma perdida que se pasó la mitad de su adolescencia y juventud en centros correctivos y cárceles. Un día en medio del sufrimiento y desesperación encontró a Dios, y arrepentido decidió entregarle su vida y ayudar a todo el que lo necesitase. Así es como había llegado a esa pequeña aldea africana, que se convertiría en su último y más feliz hogar. De ahí me empezó a hablar de Dios y de su amor por nosotros. El mismo Dios que dejo a Enam morir. Me cuesta creerlo, pero sus palabras tocan un nervio muy profundo en mí. Sé que ahora no puedo dejar ni a la comunidad ni a Lázaro. He entendido que no estará con nosotros mucho tiempo, lo veo en su rostro. Aún llora mi corazón por Enam pero la responsabilidad y la culpa han generado que una renacida fuerza surja en mí, y alguien tiene que hacerse cargo de su labor. Ese alguien seré yo.

Han pasado incontables años. Hace ya mucho que el cabello de Eloí se tornó gris y las arrugas llenaron su piel. Solo dejo la aldea de manera excepcional y por periodos cortos de tiempo. Cumplió la labor de Lázaro, una vez que este partió hacia el otro mundo. La vejez empezó a pesarle y ahora se encuentra postrado en una cama, sabiendo que su encuentro con lo desconocido esta próximo.

Vejez

¡Hola viejo amigo diario! Cuanto tiempo sin verte. Tus páginas están descoloridas y en algunas partes ya no se lee con claridad lo escrito. ¿O tal vez sea mi vista la que ya no ve igual que antes? Que te parece si lo dejamos como un empate. La labor me absorbió y pronto te olvide, lo siento por eso. Pero al menos debes alegrarte de que no te haya necesitado. Ahora que estoy viejo y no tengo fuerzas para levantarme se puede decir que tengo tiempo de sobra para recordar a viejos amigos como tú. Además la historia merece un final y planeo dárselo. Intentaré no explayarme para no aburrir a los posibles lectores (ya me han comentado por ahí que a algunos de la comunidad les gustaría leerte). Desde que escribí por última vez han pasado más años de los que puedo detallar. Antes de empezar quisiera contarte que fue de mi madre. Una vez que tenía decidido quedarme en la aldea le escribí con mi decisión. Se sorprendió muchísimo pero lo acepto, y desde entonces mantuvimos una comunicación constante. Después de un tiempo me enteré que estaba enferma, así que fui a visitarla de sorpresa. No te imaginas la alegría que apreció en su anciano rostro al verme. Habían pasado muchos años desde la última vez. No nos separamos ni por un minuto desde ese momento hasta tres semanas después cuando murió. Estaba tan orgullosa de mí que cada vez que mencionaba algo de mi labor en la aldea con los niños entraba en un mar de lágrimas y me abrazaba repitiendo que era su hijo. Hablamos también mucho de papa. Los recuerdos de nuestra vida juntos conmovieron nuestros corazones. No era ya nuestro rol juzgarlo por sus acciones, de hecho nunca lo había sido. Nuestro único papel con él era perdonarlo, y con nuestras manos juntas lo hicimos.

Regresando a mi historia en la aldea, no paso mucho tiempo para, como predecí, Lázaro nos deje también. No te imaginas cuanto lloramos todos, nunca tuve el honor de conocer a nadie como él. Lo enterramos a lado de la tumba de Enam, cerca del orfanato, como el mismo pidió. Yo los he visitado cada vez que he podido, para comentarles cómo iban las cosas. Antes de su muerte, me avergüenzo de confesar, le comunique mis temores sobre la nada, sabiendo que eso lo último que alguien en su posición necesita oír. Para mi sorpresa no pareció afectarle. Retorno el tema de Dios, que hace mucho habíamos hablado. En ese momento su idea de una divinidad y de eternidad no me conforto en lo más mínimo, y le hice saber que temía la eternidad tanto como a la nada, si es que no más. Me explico, que por más que ese temor nacía de una falta de entendimiento mía, había una diferencia esencial entre ambas. Una diferencia fundamental entre la nada y Dios, y eso era que en Dios podemos confiar. Desde ese instante mi vida no sería la misma. No digo que en ese momento me convertí y le entregue mi vida a Dios, se requiere mucho más que ideas y pensamientos para eso, pero fue el inicio de lo que culmino en el amoroso reencuentro de un hijo perdido con su Padre celestial, quien para mi sorpresa me salió al encuentro con los brazos abiertos. Ahora que veo el pasado entiendo cuanto me buscaba. Me llamo en la muerte de mi padre, me grito para que reaccionara y me percatara que me había convertido en un cascaron vacío. Intento llamar mi atención a través de los ojos de Enam, la primera vez que lo vi, para hacerme entender que hay más en la vida de lo que pensaba. Solo no quise aceptarlo en esos momentos.

No puedo más que avergonzarme de mis concepciones pasadas sobre la vida, e inclusive sentí el impulso de arrancar las hojas y quemarlas, pero me contuve. Hay algo de esos días que quisiera contar ahora, que de hecho es el recuerdo más claro que poseo de ellos. Cuando toda la diversión había acabado y la buena compañía se había ido. Después de extintas las luces y la música, me encontraba con la cabeza apoyada en la almohada intentando conciliar el sueño, en el silencio y la oscuridad solo un sentimiento me dominaba. Podría describir ese sentimiento como una mezcla entre temor, insatisfacción, confusión y claustrofobia. Me sentía como “atrapado” por mi propia existencia. Como si mi vida fuera una obra de teatro y yo un actor mal pagado que solo está ahí porque es su última opción, y peor, me tocaba el papel de una persona alegre. Aun con todo esto mi explicación se queda corta y sé que aun que me esfuerce no lograría expresarme con claridad sobre ello. No existen palabras para expresar los deseos y sufrimientos de nuestra alma.
De mi vida fácil, de todos esos placeres y mal llamadas felicidades, no me queda más que una sensación desagradable, y como sea que la intente adornar (que es lo que se tiende hacer al saber que no puede hacerse nada por cambiar el pasado), muy en el fondo sé que en realidad es solo una sensación desagradable. Pero no te deprimas, amigo diario, (o posible lector) porque aunque no podamos cambiar el pasado, con el presente podemos cambiar el efecto de este sobre el futuro, y eso es en lo que debemos enfocarnos. Una vez reconocido el agujero es importante empezar cuanto antes la escalda. Eso fue mi vida en la aldea, una escalada a una vida plena, y en comparación con la sensación desagradable que me evoca mis recuerdos de vida en el estudio, cada gota de sudor derramada escalando me evoca una gran satisfacción. No es que me considere una gran persona, pero hay algo en la honestidad de poder mirar atrás y saber que utilicé hasta la última gota de energía para subir tan alto como pueda, que genera una sensación inigualable. No puedo hacer énfasis suficiente en ello. Hay veces, si, en las que no sabía hacia dónde dirigir mi siguiente paso, pero aprendí que con la paciencia (y confianza) suficiente nunca falta una luz que ilumine el camino.

Nunca tuve hijos ni esposa, pero mentiría si dijera que no tuve una familia, pues tuve una grande, de cientos, tal vez miles de aldeanos. A los que dedique mi vida. En los que encontré el sentido de la verdadera felicidad. A los que amé. Esto me lleva al final de mi relato, que es al mismo tiempo el final de mi corta historia sobre esta tierra. Sé que pronto partiré. Entonces ¿de qué se trata esta vida? ¿Qué hay detrás de esta loca existencia? Esas son dos preguntas que comparten una respuesta. Se trata de amar, amigo diario, porque detrás de todo hay un amor más grande que el que nadie jamás podría imaginar.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS