El fantasma huía en tal desespero hacia los brazos de su padre que a cada momento daba traspiés.
«¿Qué te sucedió para tener tanto miedo?» Preguntó el padre.
«¡Los he visto papá! ¡los he visto! Y todos tenían el controlador en las manos».
El Papá lo acogió en sus brazos y le respondió:
«¡Cariño! Te he dicho: que, aunque lo veas todo el tiempo con el móvil en la mano, no son Zombies».
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