COMENTARIOS P(ALE)OLÍTICOS

Rebajas. De fin de verano. Liquidación de existencias. Restos de serie.

Se acerca el otoño de los patriarcas.

Lo que no pudo ser no fue y, además, era imposible.

Es tal como en mi pueblo llamaban a la discoteca a donde concurrían señoras y señores de más de mediana edad: «la última oportunidad».

El tiempo desgasta a todos.

Pedro Sánchez se juega, sin comodines, el ratificar su difícil ascenso a la presidencia, esta vez por la puerta grande. Pablo Iglesias da las últimas boqueadas presionado por la disgregación de los que le auparon y por el entorno familiar, opción determinante a medio plazo. Casado, Rivera/Arrimadas y Abascal juegan una Oca tirando cuando les toca, apoyados en báculos de ciego, puentes, aves mágicas y temiendo siempre caer en la cárcel o en sus propios laberintos.

El tiempo es oro. El que no hay para sacar unos presupuestos aunque no sean progresistas.

España se quema. Los del mar, se ahogan. Alemania entra en recesión. Los poderes cerriles de allende se refuerzan con misiles tácticos de alcance medio. Europa no existe.

Por ello mi reflexión de hoy es el planteamiento de la autogestión. Pequeños huertos (que no corralitos económicos) bien regados, sostenibles. Reproducción asistida por el simple placer inmediato y por la futura esperanza de un sostén de las pensiones venideras. Cuidado de lo que hay. Lucha contra el fuego, el descuido, la corrupción, la falta de imaginación.

Un lugar digno para dormir que para morir el mundo es grande.

Acuerdo.

Dentro de 50…qué digo, 25…o mejor, un par de años lo de hoy será historia pasada, anécdota.

Por ello insto a quien corresponda se organice y gobierne. Al resto, a trabajar. Jubilados en su casa y en la plaza pública. Artistas en la Naturaleza, dando fe de la existencia. Estudiosos de la Física y de la Economía descubriendo la Piedra Filosofal Definitiva. Niños y niñas en el parque, jugando con seguridad. Obreros en el tajo, con higiene y protección. Madres, pariendo seguras. Médicos, en cantidad. Maestras, con inteligencia. Astronautas, en el espacio, buscando no sé qué. Curas, curando el alma. Y Dios, con su inconmensurable de todo, apacentando el gran ganado y buscando acomodo para cada miembro en el infinito que cada vez se encoge y estrecha más.

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