El culpable soy yo, creo que si, o es lo que quiero. Quiero que sea así para vivir con la culpa de que lo mejor que me paso en la vida se termino por mi.
Te miro y me cruzan imágenes por la cabeza de como seríamos si no hubiese hecho eso, pero recuerdo que ya ni mi nombre lo sabes, y me vuelve a doler. Ese dolor, que por mi culpa estoy sufriendo, por ese maldito día en que no pensé dos veces, en que mi conciencia negociaba con el alcohol, en la que mis ojos se distorsionaban, en que mi alma estaba entera y feliz, era fuego, y le tiré un vaso de agua fría, ese día lo recuerdo, y cada día que lo recuerdo, me doy cuenta que fue por mi egoísmo.
Pienso si me darías otra oportunidad, pero me pongo en tu lugar y digo, que hijo de mil putas. Y tengo razón, tienes razón, soy un hijo de mil putas, porque solo un hijo de mil putas te haría daño, te haría llorar o estar triste, y eso lo hice.
Entonces llego a una conclusión, en la que te cuento en una metáfora. En nuestro avión del amor, yo era el piloto, el cual choco con la realidad del suelo, y se quedo muerto en alma, y mi fiel compañera, la cual la cuidaba en cada viaje, se lastimo mucho, pero se pudo curar, pudo olvidar ese desastre, y ahora es feliz.
OPINIONES Y COMENTARIOS