Lo Imposible hecho Realidad

Lo Imposible hecho Realidad

Luis Killer

27/07/2019

El hombre que aprendió a volar

– ¿Por qué ellos sí y yo no? ¿Qué mal hizo el hombre para ser privado de tan grande poder? ¿Acaso el pecado de nuestros padres nos aisló de tal poder? ¿Acaso fue Dios injusto con la humanidad y nos castigó a estar pegados a la tierra hasta nuestra muerte? – se preguntaba un hombre mientras contemplaba a través de su ventana a unas pequeñas golondrinas que alegres volaban en el inmenso cielo azul. Se quedó observándolos por un buen rato, los admiraba mucho. Su semblante fue cambiando con cada minuto que pasaba, se ponía algo nostálgico y una extraña melancolía invadía su ser. Por su mente paso una idea que lo emocionaba mucho pero que a la vista de los demás sería muy absurda e inconcebible.

– ¿Y por qué no puedo aprender a volar? – se preguntó mientras vio alejarse a las pequeñas golondrinas. Los miró hasta que desaparecieron en el cielo.

Suspiró un poco triste, luego pensó por un tiempo sentado sobre su viejo sillón. Pasaron unas horas para que se incorporará con una gran decisión y con una voluntad inquebrantable.

– Voy aprender a volar y acompañaré a aquellas golondrinas, seré una ave más en el cielo – Dijo con gran optimismo y una gran alegría.

Durante toda su vida nunca pensó en cosa similar, su vida fue igual que todas, siguió al pie de la letra las reglas impuestas por no se quien, misma rutina, mismos horarios, mismos planes, una casa, una familia, varios hijos; pero ese día cambio de visión y misión, una nueva pasión recorría todas sus venas, anhelaba algo que era imposible para todo ser humano. Este sentir provocaba un rejuvenecimiento es su cuerpo y en su ser.

Compartió la idea con su mujer, ella se rió de él y lo tomo como una locura o como una payasada, propia de algún niño. Le dijo que pronto se le iba a pasar esa tonta idea.

-Yo sé que puedo llegar a hacerlo, sé que será muy difícil. Pero tal vez no sea imposible – le decía mientras ella se burlaba.

– ¿Y qué harás para conseguirlo? Acaso pegaras plumas a tus brazos y piernas para volar, mírate, ya eres un hombre de edad – Dijo de manera burlona su mujer – así que déjate de sueños imposibles y de tonterías. Pisa tierra, querido.

Él se quedó en silencio mirándola. Él se había propuesto a volar, unas palabras hirientes no lo iban hacer claudicar, así que busco la manera de hacerlo. Empezó saltando de una altura de un metro, realizó muchos saltos. Pero pensó que necesitaba más altura y que un metro no era lo suficiente.

– Voy a conseguir un gran árbol – Dijo con una gran alegría. Recorrió varias calles de su ciudad hasta que llegó al parque, en medio de aquel parque había un gran árbol.

– Debe ser de una altura de unos veinte metros o tal vez más – dijo mientras miraba el árbol desde su tronco hasta su cúspide.

Empezó a trepar el gran árbol hasta llegar a la altura de unos cinco metros, lo hizo con lentitud y sobretodo con cuidado. Las personas que estaban en el parque al verlo hacer ello creyeron que iba a suicidarse y llamaron de inmediato a la policía. Cuando llegó la policía aquel hombre ya se había lanzado, tenía algunos golpes en el cuerpo pero estaba bien.

– ¿Qué cree que hace señor? – Le pregunto el policía.

– Solo intento cumplir mi último sueño – Dijo aquel hombre mientras frotaba sus músculos.

– ¿Estás loco o qué? No ves que estás atentando contra tu propia vida, sabes que ello solo te llevará a la muerte – Le increpó el policía.

– Si lo sé. Pero si no lo intento, nunca sabré si lograré hacerlo; además, si no lo intento, nunca me lo perdonaré ni en esta vida ni en la otra. Por lo menos moriré en el intento que renunciar antes de intentarlo – respondió aquel hombre.

Pasaron varios días para que otra vez se le viera a aquel hombre sobre la rama de aquel gran árbol. Está vez subió a diez metros y ante la vista de todos se lanzó, mientras caía se imaginó volando en el cielo acompañado de aquellas pequeñas golondrinas, disfrutaba como el viento rozaba su rostro; de pronto un golpe súbito lo hizo volver a la realidad, el impacto fue muy fuerte produciéndole varias fracturas en su desgastado cuerpo. Rápidamente las personas lo llevaron al hospital.

– Dime, ¿Por qué intentas algo que es imposible lograrlo? Nunca llegarás a tocar el cielo, porque todos sabemos que es imposible, entiende, todos estamos condenados a estar en la tierra !Así que ven a la realidad¡ – Le reclamó enojada su mujer.

Estuvo varios meses en el hospital, su cuerpo se fue recuperando de a poco. Él volvió a seguir con el mismo sueño.

Antes de salir del hospital recibió la visita de un psicólogo, su mujer había hablado con sus hijos y fueron ellos quienes pidieron al psicólogo que fuera a verlo.

– Mis hijos y mi mujer te dijeron que vengas a verme. No estoy loco, señor – le dijo él mientras estaba en la cama del hospital. El psicólogo lo vio en silencio.

– Solo deseo poder volar, dígame ¿Es una locura pensar diferente a todos? – Dijo él viéndole al psicólogo. El psicólogo se acercó a él.

– Pensar diferente no es malo, lo malo sería autolesionarse y atentar contra la vida propia, eso es lo que usted está cometiendo – Dijo el psicólogo clavándole la mirada – Intentar volar es lo más ridículo que llegue a oír de una persona de su edad, usted ya conoce la vida – llevó su mano a la barbilla y pensó un momento.

– Entonces ¿estoy loco, señor? – Dijo él algo nervioso.

– Para llegar a ese diagnóstico tendré que hacerle unas terapias y psicoanálisis, luego veremos… – dijo el psicólogo mirándolo fijamente.

– Entiendo señor, si estoy loco por esta forma de pensar, seré un loco más – Dijo él mientras dirigía su mirada a la ventana de su habitación – No voy a aceptar ninguna de sus terapias, por favor retírese.

– Solo te puedo decir, que dejes esos pensamientos y sueños, tú nunca podrás llegar a volar solo acabarás matándote. Resígnate a vivir pegado a la tierra – Dijo el psicólogo y luego se retiró.

Durante el tiempo que permaneció en el hospital, pensó en las palabras de aquel psicólogo, en las cosas que había hecho, en las que estaba haciendo y en las que iba a hacer; por un momento pensó en renunciar a su sueño y volver de nuevo a su rutinaria y aburrida vida, era grande la oposición que sentía. Sabía que si seguía con esto iba a terminar perdiendo a su familia, a sus amigos, su vida misma y hasta su historia; pero aquel deseo era tan grande, que pensar en eso lo motivaba más. Luego volvió a su casa.

– Si quieres matarte, ve y hazlo. Intentas lograr algo que nadie pudo en esta vida. Si mueres nadie te recordará, solo serás un loco, uno más del montón – Le dijo su mujer mientras él salía de su casa.

– Es verdad, aspiro a mucho y tal vez muera al intentarlo, pero ¿Es malo desear tocar el cielo? ¿Es un delito luchar por algo que parece imposible? – Le respondió con humildad a su mujer. Luego salió de la casa y se dirigió al parque.

Lo intentó durante varios meses. Su cuerpo soporto varios golpes, algunas fracturas y su espíritu tuvo que soportar el desprecio, la burla, el abandono de su familia, de sus amigos y de las demás personas.

Poco a poco fue aumentando la altura hasta llegar a la cúspide del gran árbol, ahora era él solo, ya no estaban aquellos curiosos que en un principio lo consideraron como un ídolo y que ahora lo tenían por loco; trepó hasta la cúspide del gran árbol, era hermoso la mirada desde ahí.

– Es otra manera de ver la vida – Dijo mientras contemplaba todo el panorama. Desde esa altura miró hacia abajo y por su mente paso un temor – Moriré en el olvido.

– Ya pasó mucho tiempo desde que hice mi primer salto, lo más probable es que muera si no lo logro – Dijo mientras se reía de sí mismo – además a nadie le importa si yo muero.

Cerró los ojos y se lanzó, aquellos veinte metros se convirtieron en kilómetros, su cuerpo caía despacio igual que una pluma, la gravedad no podía succionarle con fuerza era como si el tiempo transcurriese muy lento, o, como si éste dejase de existir. Después de un largo tiempo, sintió como su pie tocaba el fresco y suave pasto y su cuerpo se posaba sobre el suelo. Abrió los ojos y quedó maravillado con lo que le había sucedido.

Tantas caídas y tantos golpes que soporto no fueron en vano, su cuerpo llego a adaptarse a ello, ya no era tan pesado ni tan débil como antes, ahora era fuerte y ligero. Realizo la misma prueba varias veces hasta que a la final lo logró. Lentamente elevó su cuerpo dejando atrás aquel gran árbol, hasta llegar a las nubes, hasta tocar el cielo, sentía un cierto temor, temor que se iba disipando con lo que miraba sus ojos. Asustó a algunas palomas que volaban, logro atrapar una golondrina; sintió el viento chocar contra su rostro, respiro el aire puro, el frío de la atmósfera, miró la ciudad desde arriba igual a como la ven las aves, llego a lograr lo imposible. Nunca más volvió a casa, la policía lo busco sin obtener resultados, nadie sabe su ubicación, en su ciudad es considerado un prodigio. Ahora vuela libre por el cielo, aquel cielo que es imposible tocar para cualquier humano, aquel cielo al que ahora llama hogar. Vuela acompañado de golondrinas y palomas, cuál una cometa que fue llevaba por el viento va sin dirección, solo sigue el camino que trazó en su corazón, va a lugares que nunca pensó en conocer. Con ello demostró a sus detractores que hasta lo imposible puede hacerse realidad si lo deseas de corazón y pones todo tu esfuerzo.

– Toqué el cielo – Dijo con una gran alegría. Luego se fue volando hasta desaparecer en el inmenso cielo azul. Nadie nunca más lo volvió a ver.

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