Con sus ojos perversos
Y sus labios extrañamente saturninos
Ella va, danzando sobre la acera
Corrompiendo almas inocentes
Que se entregan a su andar
Ella camina desposeída, tentativa
Yo me duermo en su mirada
Me muero en sus rizos sepulcrales
Y renazco en la sombra que se posa bajo ella.
Me atrevo a soñar con su voz
Es cruel; pero es mejor así.
Ah, Reina de la indolencia, de gustos desconocidos
Poseedora del infierno y los vicios
Por tan solo uno de tus besos
Yo espero en el balcón
Agitando mis inciensos
Destrozando mis nervios
Y soñando los caprichos de tu locura.
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