El ayuno escogido por Dios
P. Albeiro Rodas, SDB
Jonathan Birdwhistle Tahamíe
¿No es antes el ayuno que yo escogí,
desatar las ligaduras de impiedad,
deshacer los haces de opresión,
y dejar ir libres a los quebrantados,
y que rompáis todo yugo?
(Isaías 58, 6)
Ayunar no es una decisión fácil en la vida, a pesar de que todas las personas parecen tener una idea del ayuno. La mayoría de las religiones conocen el ayuno y todos estos en un plan divino y en función de la oración y la purificación del cuerpo y del alma. También existen ayunos con fines políticos, sociales, deportivos e incluso de vanidad.
Cuando decidí comenzar a ayunar, lo hice desde un serio proceso de discernimiento espiritual. Quería ofrecerle algo al Dios Altísimo. Curiosamente esto vino después de hacerme vegetariano, tema sobre el cual escribí el libro Reflexiones Vegetarianas
(2019). En la decisión sobre mi vegetarianismo expongo tres razones: la solidaridad con la creación del Dios Altísimo, la salud y, por último y para mí lo más importante, la espiritualidad misma.
En el ayuno es posible equiparar también dichas razones: Al ayunar, nos hacemos también solidarios con la Creación; segundo, es un acto de purificación no solo del alma, sino también del cuerpo y, así mismo lo más importante, un elemento de conexión con el Dios Altísimo.
Vamos a ver este proceso de discernimiento a ver si le sirve a alguno que quiera estar más cerca de Dios de esta manera. Ciertamente vivimos una época entregada al materialismo más descarnado, el consumismo y el mercantilismo. Temas como el ayuno pueden sonar huecos en medio de una sociedad hipnotizada por tendencias sórdidas. Si escribiera un libro sobre los tipos de dieta para verse mejor en la figura física, posiblemente tendría una mayor popularidad. Pero no escribo best sellers. Escribo para todos aquellos que de una u otra forma buscan al Dios Altísimo, el cual es quien me inspira lo que escribo.
Tipos de ayuno
Existen muchos tipos de ayuno. Veamos primero aquellos que tienen que ver con las gentes, antes de los ayunos de Dios.
Activismo político o social
En nuestros tiempos sabemos de las protestas de hambre. Ellas nacen como un desesperado elemento contra la opresión de un sistema inhumano. Cuando una persona o un grupo se ve objeto de una gran opresión por parte de un sistema humano o intolerante, entonces la huelga de hambre es un elemento de protesta que puede traer consecuencias positivas para el huelguista como es la consecución de su objetivo.
La huelga de hambre se encuentra clasificada dentro de la lucha no violenta en el mundo y la misma está protegida por los derechos humanos. Quien decide entrar en huelga de hambre para presionar por el cumplimiento de un derecho humano, tiene que ser respetada. Por ejemplo, los médicos no pueden obligar o engañar al huelguista a consumir alimentos.
La XLIII Asamblea Médica Mundial de Malta (noviembre de 1991), establece lo siguiente sobre las huelgas de hambre:
- Son una forma de protesta de las personas que no tienen otras maneras de dar a conocer sus demandas.
- El médico necesita comprobar la verdadera intención de la persona, en especial en huelgas o situaciones colectivas en las que la presión de los pares puede ser un factor.
- No se debe obligar a las personas en huelga de hambre a ser tratadas si lo rechazan.
- El médico debe permanecer objetivo en sus evaluaciones y no permitir que terceros influyan en su opinión médica.
- Al igual que otros pacientes, la confidencialidad y la privacidad de la persona en huelga de hambre debe ser respetada, a menos que se acepte la revelación o a menos que sea necesario compartir información para evitar un daño serio.
Una persona puede resistir en huelga de hambre hasta 100 días y, si no se atiende a sus demandas, morir. Incluso la muerte del huelguista puede traer fuertes elementos de presión social sobre las demandas del mismo. Aquellas personas que deciden entrar en huelga de hambre, son conscientes que ponen en riesgo su vida misma, por lo cual, su protesta tiene un hondo sentido de martirio y sacrificio. No muchas personas estarían dispuestas a dar su vida por un ideal y un huelguista de hambre es una de esas pocas personas. El ideal que busca, una demanda social por justicia, adquiere un sentido más vital de algo auténticamente justo. Nadie pone en riesgo su vida por una mentira o por una farsa o por un elemento vanidoso.
En la historia contemporánea tenemos casos de huelguistas épicos, entre los cuales el más célebre es Mohandas Karamchand Gandhi.
Gandhi es uno de los huelguistas de hambre más célebres del siglo XX y de la contemporaneidad. Aunque no fue el único que lucho por la independencia de la India, es quizá uno de los líderes más conocidos y respetados de la historia. Se podría decir que los ayunos de Gandhi tuvieron un gran impacto entre los colonialistas británicos y entre el pueblo indio en general. Gandhi realizó en total 17 huelgas de hambre, cada una con exigencias definitivas para el gobierno colonialista. La huelga de hambre más breve fue de un día (3 de diciembre de 1932) y las más largas fueron tres de 21 días cada una (1924, 1933 y 1943).
Es importante saber que la huelga de hambre atrae por lo general la simpatía de la gente y pone en aprietos al sistema contra el cual se protesta. ¿Por qué se da esto? Comer es un acto vital y todos los humanos tienen que hacerlo de manera diaria para sobrevivir. Si un ser humano en particular amenaza con no comer si no se le concede lo que quiere, su acción afecta directamente la empatía vital de la supervivencia. Incluso el enemigo político o social más intransigente, siente de alguna manera el hambre sin saciar de quien protesta.
Por esta misma razón, la protesta de huelga de hambre es quizá una de las más efectiva en la historia.
Salud
Ayunar por cuestiones de salud es una razón que se ha puesto de moda en el mundo moderno. Ciertamente, los científicos tienen mucho que ver con ello, porque descubrieron que personas que suelen ayunar (por razones religiosas), pueden tener mejor salud que aquellos que no lo hacen.
Muchas personas imaginan que ayunar es un sacrificio difícil para la salud humana. Desde niños se enseñaron que en cuanto el estómago comienza a trinar, hay que llenarlo de comida. No comer representa entonces como un peligro de morir en cualquier momento y una muerte lenta y dolorosa.
Pero estudios científicos como el del Instituto Cardiológico de la ciudad de Salt Lake en California, han demostrado que las personas que practican ayunos intermitentes, pueden vivir más que quienes nunca lo hacen. El estudio demostró además que las personas que suelen hacer ayunos tienden a presentar otros comportamientos saludables como evitar el consumo de alcohol, tabaco e incluir dietas balanceadas.
Para dicho estudio, el Instituto Cardiológico de Intermountain hizo seguimiento de salud a miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de Utah, los cuales y según sus tradiciones, ayunan el primer domingo del mes, para lo cual no consumen nada durante dicho día.
Al respecto, el líder de la investigación, el doctor Benjamín Horne, PhD, afirma que se demostró que las personas que ayunan presentan un mejor “(…) nivel de hemoglobina, sangre roja, recuento de glóbulos rojos, crecimiento de hormonas humanas y bajo nivel de sodio y bicarbonato, mientras se activan la cetosis y la autofagia, todos estos factores que conducen a una mejor salud cardiaca y, especialmente, reducen el riesgo de insuficiencia cardíaca y enfermedad coronaria” (Intermountain Health Centre, 2019).
La manera en la cual el ayuno intermitente (es decir, ayuno de manera regular: no comer ni beber alimentos el primer día del mes, cada ocho días, etc.), puede beneficiar a la salud humana, tiene que ver con que este desencadena procesos regeneradores como la autofagia (del latín comerse a sí mismo).
Esto tiene que ver con las maneras en las cuales las células se degradan y reciclan sus propios componentes. Es necesario aclarar que las investigaciones sobre procesos celulares aún tienen mucho por descubrir y aunque algunos intentan crear productos o medicinas para estimular la autofagia, parece que el ayuno es una de las maneras naturales que puede activar dicho proceso. Las células, al no recibir por un tiempo determinado los nutrientes que recibe diariamente, comienzan a buscar la energía en todo el material reciclable que poseen. Esto provee al cuerpo humano de nuevas energías necesarias para la renovación de las células. En la autofagia, las células se deshacen de proteínas dañadas y otro material como los orgánulos que son estructuras dentro del citoplasma de la célula, la cual guarda todo ese material reciclado en una especia de saco llamado lisosomas.
Vanidad
Obviamente el descubrimiento de las consecuencias positivas del ayuno en la salud humana, también despierta un sentido muy humano, muy atacado al ego como es la vanidad. Al volver a mirar el proceso celular llamado autofagia, se descubre que este activa la renovación celular, para proporcionar nuevas energías al cuerpo humano, fortalecer el sistema inmunológico e incluso incrementar la longevidad. Esto atrae a muchos preocupados por envejecer e incluso morir.
Al mismo tiempo, tenemos que ver dos condiciones modernas comunes en sociedades occidentales del consumo que afectan edades particularmente críticas como la adolescencia, pero se puede presentar en cualquier época de la vida. El principal motivo que justifica el comportamiento de estas personas es la necesidad de verse bien, tener una figura delgada, como de modelo de belleza. Esto, sin duda, es un problema psicológico que tiene que ver con un sentido de inferioridad, falta de seguridad personal y carencia de afecto desde la niñez, pero puede tener muchas otras razones. Las personas que sufren de estos casos psicológicos deben recibir una ayuda profesional y debe evitarse criticarlos o hacerlos sentir más mal de lo que ya están.
Bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa es un desorden psicológico y alimenticio. En principio, la persona quiere comer, disfruta en ello, pero después busca la manera de deshacerse de lo que ha comido sea de manera oral (causar el vómito) o utilizan un laxante para sacar la comida del sistema digestivo sin que esta tenga la oportunidad de nutrir el cuerpo (a esto se le conoce como purga). El terror es el de verse obeso. Para ello se aleja de las prácticas de alimentación regular. Por ejemplo, no come las tres comidas diarias (esto se conoce como saltarse comidas), para después de manera solitaria, comer en exceso en lo que se denomina atracones. Cuando la persona que sufre bulimia nerviosa se saca literalmente la comida, siente un complejo de culpa que la lleva a la depresión. Acto seguido, entra en un tiempo de ayuno por un tiempo indeterminado. También es posible que haga ejercicios obsesionado con la idea de no engordar. Hacer ejercicios sin tener nutrientes en el cuerpo, puede traer consecuencias desastrosas para el cuerpo humano. Para mayor gravedad de la situación, muchas de estas personas con bulimia, pueden consumir diuréticos u otras drogas para adelgazar o controlar su peso.
Tanto los atracones como las purgas son realizadas en secreto, por lo cual muchas veces una persona con bulimia puede convivir por meses y años con personas que ignoran su condición psicológica, aunque es evidente el daño físico que ella sufre. También puede suceder que las personas con bulimia logren mantener su peso ideal y vivir obsesionadas con el aumento de kilos.
Una persona con bulimia nerviosa puede descubrirse porque casi nunca come con otras personas, esconde comida, se salta las comidas regulares o come muy poco frente a las otras personas, vomita después de comer, usa laxantes o diuréticos, pueden ayunar por periodos largos de tiempo y hace ejercicios de manera excesiva.
Esto también se puede evidenciar en su comportamiento con otras personas. Por ejemplo, puede ser muy crítica con las personas que comen exceso o al menos de acuerdo a lo que ellas asumen es exceso y las maneras en las que tratan a personas obesas que puede ser de rechazo.
Las personas que sufren bulimia nerviosa están en riesgo de aumentar de peso de manera excesiva, precisamente porque el cuerpo busca recuperar los nutrientes que se le niegan. Puede presentar además problemas estomacales, cardiacos, renales, dentales y están en alto riesgo de muertes cardiaca súbita.
Anorexia
La anorexia es muy similar a la bulimia. La persona con bulimia nerviosa no quiere verse gordo, pero pierde el control a la hora de comer (los atracones), lo que ocasiona que busque sacarse la comida (purgas), todas estas cosas en secreto. La persona con anorexia en cambio, no presenta atracones ni purgas. Simplemente come muy poco.
Igual que con la bulimia, el anoréxico tiene una obsesión por verse delgado. Es un principio de control de su vida. No come porque teme aumentar de peso. Esa obsesión se traduce en un control estricto por el número de calorías que consume, la cantidad de grasas y la frecuencia en el consumo.
También pueden hacer ejercicios de manera excesiva, aunque su cuerpo tiene que hacer un gran esfuerzo para ello, lo que pone en peligro su salud. Una prueba para saber si una persona padece de anorexia es que manifiestan permanentemente que están gordas, aunque evidentemente no lo estén. Incluso pueden parecer excesivamente delgados y verse como si estuvieran enfermos.
Una persona con anorexia tiene por lo general problemas de concentración, problemas estomacales, cardiacos, renales, osteoporosis, piel y cabellos secos, debilidad física y también están en riesgo de muerte cardiaca súbita.
El ayuno como posibilidad física
Antes de tocar el ayuno desde el plano espiritual y en las diferentes religiones, miremos el ayuno como una posibilidad física. Para muchas personas ayunar parece imposible y para otras no sirve de nada. Es más, muchas personas hablan de reemplazar el ayuno religioso por otros actos. Por ejemplo, prescindir de algunos alimentos considerados necesarios en la dieta o, incluso, reemplazar el ayuno por actos de caridad. De hecho, en las Escrituras eso parece posible: “¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” (Isaías 58, 6).
Pero la cuestión de ayuno está en la intención. De eso se trata este librito: conocer las intenciones del ayuno y cada quien escogerá el camino que más sienta sea un llamado del Altísimo.
Por qué prescindir de la comida
Comer es un acto natural que se resume en sobrevivencia. Todas las creaturas de la naturaleza comen: desde las más microscópicas hasta las más grandes, desde las plantas a los animales.
La endocitosis describe por ejemplo la manera en la cual las células adquieren energía. Es una manera científica de describir cómo una célula come. Es decir, el cuerpo humano está hecho por trillones y trillones de células, las cuales son en sí mismas organismos que requieren del consumo de energía.
La Creación parece una cadena de consumo: el pez más grande se come al más pequeño, las fieras cazan a los herbívoras, las aves rapaces cazan todo lo que puedan llevarse en sus garras.
En medio de todo esto, el ser humano se ha convertido en el máximo depredador de la naturaleza. Ningún animal se le compara. Ningún animal puede ser depredador de todas las especies y consumir a otros en el mar, en la tierra, en el firmamento. A llegado al punto de poner al borde de la extinción a los grandes depredadores, pero también a sus presas.
La caza es para el ser humano contemporáneo un deporte de lujo. Millonarios pagan grandes cantidades de dólares para tener el permiso legal de disparar a hermosos ejemplares en África y todo es un gran negocio. Los pocos humanos cazadores que quedan son muy pocos y son mirados como remanentes folclóricos de tiempos antiguos. Por el contrario, el ser humano depredador ya no caza, cultiva su propia carne en redes de consumo que cada vez son más espeluznantes: millones de cabezas de ganado, cerdo, peces, pollos y miles de otras especies, son criados en campos de concentración animal, muchos de ellos en condiciones terribles de hacinamiento y maltrato para deleitar el paladar cómodo de la fiera humana. Existen niños crecidos en ciudades inmensas, sin contacto con la naturaleza, que consumen grandes cantidades de carne sin conocer o haber visto a los animales que consumen de manera directa. Mucha gente consume carne sin saber cómo fue procesada y cómo vivió y murió el animal que comen. Los animales de consumo terminaron siendo un objeto para la sobrevivencia de una única especie: el humano. Parece que la vida de cada animal y planta en nuestro Planeta, está hoy en vilo y depende solo del interés del simio pensante.
Comer siempre ha sido una necesidad en la historia de la humanidad. Desde tiempos muy antiguos, la caza y después la agricultura, fueron responsables de crear el sentido de comunidad y, por último, la gran civilización humana con todo lo que ello conlleva: el lenguaje, la ciudad, la ciencia, la religión y demás cosas de la evolución humana.
El comer representa entonces un acto que no es sólo de sobrevivencia del cuerpo físico y la salud humana, sino también un signo de poder, de capacidad de adquisición, de estatus social y de cultura. No todos comen de la misma manera. Antes se decía dime con quién andas y te diré quién eres. Hoy podemos decir dime lo que comes y te diré quién eres.
Comer es un acto de sobrevivencia. Frente al peligro, las tragedias naturales o las guerras, es la comida la primera preocupación humana. Es allí en donde se manifiesta el principal signo de caridad. Toneladas de comida son enviadas a poblaciones empobrecidas y que mueren de hambre.
Mueren de hambre por el ciclo mismo de la sociedad contemporánea. Los antiguos cazaban y cultivaban la tierra. Hoy la tierra es de otros. Está dominada por multinacionales. Incluso las semillas están registradas por grupos de poder: solo se permite cultivar lo que la multinacional, apoyada por el aparato de Estados hechos para defender los derechos del rico, dictan. Al mismo tiempo, las mejores tierras de cultivo son propiedad de grandes terratenientes. Los pobres son lanzados a los desiertos. Los bosques son destruidos para acabar con grandes, complejos y delicados ecosistemas. La producción de comida es tan desproporcionalmente alta que podría alimentar a toda la población mundial sin excepción, pero está dirigida solo a los centros de poder, a las ciudades tecnológicas, a una minoría de la humanidad que se siente la dueña del planeta y que se cree juez para decidir quien vive y quién muere, que es útil y quién es inútil y, últimamente, quién es humano y quién no lo es.
Todo este sistema tan absurdo alrededor de la comida conduce a guerras, conflictos sangrientos, grandes desplazamientos humanos, migración masiva a los centros de poder con la consecuente respuesta de rechazo y odios ignorantes.
Por esta razón, el ayuno representa un desafío a toda esa realidad. Al prescindir de la comida, el ayunante cuestiona toda esta historia de violencia en sí misma, ese ciclo de banalidades, ese desprecio por la vida del otro, lo que incluye la vida misma de los animales, de los ecosistemas y de los regímenes de poder que defienden solo la causa del poderoso.
Muy similar a la huelga de hambre, el ayuno representa una protesta que va más allá de lo social y más allá de la salud. Esta contiene un grito profundo como el que oímos en Isaías 58, 6: “¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?”.
Cuánto tiempo puede una persona permanecer sin comer
Es necesaria hacer una distinción vital en esta parte: la comida y el agua. Ambas son diferentes y tienen diferentes consecuencias. El cuerpo humano depende enormemente del agua porque el organismo está constituido en un 70 por ciento de agua. Es decir, tan solo el 30 por ciento es cuerpo sólido. Por eso cuando a una persona adulta la creman, sus remanentes pueden llegar a tener un peso máximo aproximado de 2 kilos y medio.
La relación del ser humano con el agua es muy estrecha y es motivo de estudios. Por ejemplo, un bebé que nace en medio de un ambiente acuático (su madre dentro de una piscina), puede nacer y nadar inmediatamente. Entre los primates (que es la familia animal del homo sapiens), este fenómeno se presenta sólo en los humanos. Si una madre chimpancé diera a luz a un hijo dentro de una piscina por alguna razón, el bebé de chimpancé podría ahogarse y no presentaría las mismas habilidades naturales del humano.
Este hecho ha sido uno de los factores que ha llevado a la creación de la hipótesis de humanos como descendientes de un simio acuático, sugerido por Max Westenhofer en su obra El propio camino del hombre (Der Eigenweg des Menschen, 1942), después el biólogo marino Alister Hardy en 1960 y por último y de manera más prolífica las obras de la escritora feminista Elaine Morgan fallecida en 2013 como en su obra el Simio Acuático (The Aquatic Ape, 1982). La idea de que los humanos descienden de un simio que vivió en el agua, como lo hacen hoy los rinocerontes, hipopótamos, focas y otros mamíferos semiacuáticos, podría explicar fenómenos como el neonato nadador, la pérdida del pelo en la piel humana y su suavidad diferente a la de los demás primates y, un elemento muy interesante, el caminar erguidos, como expone Morgan, la cual señala en sus obras que todos los simios, a pesar de que pueden caminar erguidos, la mayor parte del tiempo caminan sobre sus cuatro extremidades, menos cuando caminan sobre el agua.
Entonces el elemento agua no puede tomarse como un alimento más en el ser humano, sino que constituye la vida misma. Por esa misma razón, una persona puede vivir máximo 3 días sin tomar agua en condiciones extremas como en medio de temperaturas muy altas (pensemos en un desierto tropical) y una semana máxima en condiciones menos severas.
En cuanto a la comida, una persona puede vivir hasta 21 días sin consumir alimentos. Nótese que Gandhi realizó sus ayunos más extremos hasta ese número de días, lo que quiere decir que dio todo de sí para conseguir lo que quería que era la libertad de su pueblo.
Este sería entonces lo que la ciencia nos dice sobre el máximo de posibilidades de ayuno en una persona normal. Lógicamente existen muchas razones por las cuales una persona podría llegar a una condición de ayuno, de manera voluntaria (por razones políticas o sociales, por razones de vanidad, de salud o de una condición psicológica) e involuntaria como por ejemplo un accidente que deje a las personas en sitios en donde no pueden acceder a alimentos.
Pero existen personas que pueden superar los límites. Pare ello tenemos que ir más allá de lo que la ciencia explica.
El ayuno en las religiones
Por lo general cuando se oye la palabra ayuno se piensa en el ayuno religioso. Ya vimos que no es siempre así y que este puede tener otras motivaciones como las políticas, sociales, de salud, vanidad e incluso ser motivado por problemas psicológicos. En todos esos casos, existe siempre una motivación personal o de un grupo. La única forma en la cual no exista una motivación que provenga del sujeto es cuando una persona o una población se enfrentan a una hambruna, la cual proviene de causas muchas veces ajenas a su propia voluntad. Ese sería un ayuno forzado y, por ende, desastroso.
Casi todas las religiones que conozco contemplan al ayuno como un instrumento de purificación del cuerpo, la mente y el espíritu. En muchas ocasiones el ayuno es parte de la ascesis, es decir, la abstinencia de placeres sensuales con el objetivo de alcanzar metas espirituales. Pero también es posible que se realicen prácticas de ayuno como cumplimiento de normas estrictamente religiosas como vamos a ver. Una persona puede cumplir con ciertas normas de su religión, sin que por ello vea en dicha práctica un serio compromiso con la divinidad.
Religiones monoteístas
Las religiones monoteístas para este estudio serían las también llamadas religiones abrahámicas con todas sus ramificaciones: judaísmo, cristianismo e islam.
Desde los libros más antiguos de las religiones abrahámicas el ayuno está presente en la vida cotidiana y religiosa del pueblo y de aquellos escogidos como líderes espirituales:
En el Libro de Ester se presenta el ayuno total:
Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y, si perezco, que perezca! (Ester 4, 16)
En el Libro de Daniel encontramos un ayuno parcial por tres semanas en el cual se pueden comer algunas cosas, pero nada especial:
En aquella ocasión yo, Daniel, pasé tres semanas como si estuviera de luto. En todo ese tiempo no comí nada especial, ni probé carne ni vino, ni usé ningún perfume (Daniel 10, 2-3)
El rey David era también un estricto y devoto practicante del ayuno y, además, podemos ver en el rey la relación estrecha entre ayuno y oración que veremos más adelante:
Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan (2 Sam 12, 16-17)
En cuanto al rey Acab, una vez el profeta Elías le da el mensaje del Señor por sus malas acciones y la profecía de su fin, este queda bastante acongojado:
Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado (1 Reyes 21, 27).
El cristianismo como descendiente directo del judaísmo, recibe también la tradición del ayuno con el mismo sentido de oración y humillación ante Dios. No mencionemos por lo pronto el ayuno del Señor Jesús, porque este tiene mención especial en este libro. Es en el ayuno del Señor en el que nos inspiramos.
Los apóstoles del Señor incluían en sus oraciones el ayuno como práctica para poder comunicarse con Dios:
Un día, mientras ayunaban y adoraban al Señor, el Espíritu Santo dijo: “Aparten a Bernabé y a Saulo para que hagan el trabajo para el cual los he llamado”. Ayunaron, oraron e impusieron las manos sobre Bernabé y Saulo, y luego los despidieron. (Hechos 13, 2 – 3).
Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído (Hechos 14, 23).
Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos (2 Corintios 4-5).
En la religión mahometana, el ayuno tiene también su lugar central:
¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno al igual que a quienes os precedieron para que alcancéis la piedad (Corán 2:183)
Allah, alabado sea, dijo: todos los actos del hijo de Adán le pertenecen excepto el ayuno, pues este es para Mí y Yo soy quien recompensa por él. El ayuno es protección. Cuando ayuna uno de vosotros, que no diga obscenidades y que no alborote y si alguien le insulta o le ataca que diga “estoy en ayunas, estoy en ayunas”. Por quien en cuya mano se encuentra el alma de Muhammad, el mal aliento del ayunante es, ciertamente, más perfumado para Allah que el almizcle. El ayunante tiene dos alegrías: cuando rompe el ayuno se alegra de su ruptura y cuando encuentra a su Señor se alegra por su ayuno (Abu Hurayra).
Religiones orientales
De la misma forma que clasificar a las religiones abrahámicas es difícil, lo es aún más las llamadas religiones orientales, término este que es impreciso, dado que las religiones abrahámicas también son “orientales” (Medio Oriente). Pero al menos se da la idea de que nos referimos a las religiones que tienen por cuna, en gran parte, en el subcontinente indio, especialmente el hinduismo, el cual no es una religión formal sino el conjunto de una multitud de tradiciones y deidades y el budismo con sus muchas ramificaciones. Estas son apenas dos, porque existen muchas más: bahaísmo, sijismo, zoroastrismo, jainismo, confucionismo, sintoísmo y muchas más.
En el hinduismo el ayuno es prominente. De hecho, en la actualidad, sorprende conocer a los anacoretas, los babas y los santones hinduistas quienes nos demuestran que es posible ayunar completamente por largos periodos de tiempo, más allá de lo que la ciencia concluye es posible. Son ellos los que nos hacen entender que es posible ayunar por 40 días y 40 noches como dicen las Escrituras acerca de Jesús.
El hinduismo incluye muchos periodos de ayuno entre los cuales el más importante es el ekadashi, que es tenido por el devoto dos veces por mes, en el décimo primer día de cada luna nueva y llena. También se hace ayuno en honor de Shiva al principio del año hindú. Durante los meses de julio y agosto, los hinduistas adoptan una dieta vegetariana, la cual, como veremos más adelante, puede ser considerada también como una forma de ayuno. Por último y como dato curioso, muchas doncellas indias ayunan los lunes en la creencia que de esa manera van a conseguir un buen esposo.
En el theravada, la forma más tradicional del budismo, los monjes no deben consumir alimentos después del mediodía y hasta el día siguiente para dedicarse a meditación y a recitar los sutras. Durante su tiempo como monje śhramana, Siddhartha practicó un régimen estricto de ayuno y mortificación hasta el extremo, pero esto le sirvió para descubrir el llamado camino medio. Además, fue muy crítico del ascetismo jainista para predicar la atención plena cuando se come y el ayuno después del mediodía. Algunas escuelas budistas del theravada recomiendan también tener una sola comida al día, como los llamados monjes de la selva de Tailandia.
El jainismo, en cambio, es uno de los sistemas religiosos más estrictos posibles en el mundo. Debemos tener en cuenta que el jainismo no cree en un Dios creador y que consideran al universo como eterno y no creado. Practican el vegetarianismo, la ascesis y el ayuno, todo esto con el fin de destruir la rueda del destino del karma.
Religiones ancestrales
Aunque todas las religiones son ancestrales de una u otra forma, quiero llamar así a las religiones de grupos indígenas en todo el mundo. Pero especialmente quiero pensar en las religiones de mis propios ancestros indígenas en las Américas. Muchos asumen que las religiones de los pueblos indígenas eran bastante elementales y animistas. De hecho, el animismo parece ser despreciado por muchos como sistemas religiosos que creen en los espíritus de la selva y que no tienen mayor elaboración. Por fortuna, cada vez se avanza en muchos estudios que demuestra que se sabe muy poco de todos estos sistemas religiosos tan apegados a las selvas, desiertos, estepas y montañas. De allí salen mundos de gran interés antropológico, arqueológico, pero también espiritual como el chamanismo.
La persecución a tantos pueblos indígenas, especialmente a manos de las religiones mayoritarias o principales ha sido el principal agravante para que muchas tradiciones ancestrales se pierdan, queden en el olvido o sean tenidas por ritos inferiores. El caso de las invasiones europeas cristianas en las dos Américas en el siglo XVI es uno de los más conocidos, pero tal evento histórico no es el único y no es tampoco cosa del pasado: el avance de los mahometanos hacia el norte de África y el sur de Asia, así como la conversión de reinos asiáticos hacia el budismo, significaron la pérdida de sistemas religiosos y espirituales muy antiguos que van desde los egipcios hasta el chamanismo tibetano.
Al mismo tiempo, al paso de conquistadores y colonialistas, se puso en un mismo saco a diferentes tipos de religiones. Por ejemplo, las religiones del antiguo México hoy sabemos son tan complejas y profundas como las religiones orientales.
Gracias a los estudios antropológicos y arqueológicos, hoy nos es posible conocer ritos y cosmogonías ancestrales, pero también en la revaloración de los grupos indígenas que habitan los países, muchos de ellos como auténticos guardianes de la Madre Tierra.
Por ejemplo, en las culturas indígenas de las Américas, la espiritualidad de la sanación es básica para la subsistencia de cada pueblo, en su identidad, cohesión como pueblo, idioma y cosmogonía. Incluso si muchos de estos pueblos se consideran ahora cristianos y muchos de ellos con una fe auténtica, es importante que los elementos de espiritualidad ancestral sigan vivos, porque sabemos que Dios habla a cada nación de la Tierra según sus ritos, tradiciones y creencias.
En la espiritualidad de la sanación y de las medicinas naturales (plantas medicinales), el ayuno hace una parte importante del proceso de sanación del cuerpo y del alma. Quien se acerca a los maestros de sanación (llamados aquí de muchas formas y no quiero utilizar ninguno de esos nombres para conservar un sentido más universal), debe hacerlo con una condición de pureza de cuerpo y alma. Las dietas, como dicen algunos pueblos indígenas, son las que se equiparan al ayuno. La dieta indígena prescribe una gran cantidad de alimentos que traen en sí contraindicaciones para la acción sanadora de la medicina. Quienes ayunan antes de tomar la medicina o entrar en un rito de sanación, predisponen el cuerpo y el alma para la acción sanadora que no sólo conlleva la salud del cuerpo físico, sino la acción sanadora de Dios mismo.
Algunas reflexiones sobre el ayuno en las religiones
Estudiar y reflexionar la presencia del ayuno en casi todas las religiones del mundo, antiguas o más recientes, nos permite entender que el ayuno es un instrumento de comunicación con la divinidad. Podríamos concluir los siguientes elementos comunes a todos los sistemas religiosos:
- Es un acto de purificación del cuerpo y del alma.
- El ayuno prepara el ánimo para recibir la revelación divina.
- Es un proceso de sanación del cuerpo y del alma.
- Es un acto de total humildad y entrega a la voluntad divina.
- Es además un acto de solidaridad con el resto de la Creación.
- Por último, el ayuno no puede desligarse de la oración y la meditación.
Tipos de ayuno
En este capítulo vamos a recorrer los diferentes tipos de ayuno posible.
Vegetarianismo
El vegetarianismo tiene su capítulo aparte porque es un estilo de vida. Por ejemplo, cuando decidí hacerme vegetariano, decidí que ello sería para el resto de mis días acá en la Tierra. Hay quienes practican un vegetarianismo por determinados periodos de tiempo con fines específicos por razones de salud y otros más. Pero el vegetarianismo en sentido estricto tiene que ver con dejar de consumir carne y alimentarse sólo de vegetales. Hay tres razones por las cuales una persona se hace vegetariana: Salud física, solidaridad con la Creación y encuentro con Dios.
En el contexto en el cual vivimos, en la sociedad contemporánea del consumo y del materialismo, ser vegetariano es todo un desafío personal y social. No es fácil ser vegetariano en medio de una sociedad que rinde culto al placer de los sentidos y que se hace indiferente al dolor que se causa a la Creación entera con la destrucción de las especies tanto animales como vegetales y la contaminación de los elementos de la naturaleza.
En este sentido, quien se hace vegetariano con razones trascendentes como la solidaridad con la Creación (sentirse parte de la Creación misma – somos solo creaturas de Dios) y como un instrumento para comunicarse con el Dios Altísimo, entonces practica también el ayuno. Aunque se descubre que el ser humano puede vivir perfectamente de los frutos que brindan los árboles, arbustos y jardines y de la conexión con los elementos de la Tierra, el ser vegetariano es prescindir de muchos alimentos que la sociedad de consumo considera absolutamente necesarios para el cuerpo humano, incluso si ellos representan una gran matanza de nuestros compañeros animales de Planeta.
Ayuno parcial
El ayuno parcial significa prescindir de algunos alimentos considerados importantes para el diario comer. Por ejemplo, una persona que come carne, podría dejar de hacerlo por un espacio de tiempo con un fin espiritual o de solidaridad. Con el ahorro que se hace en ese espacio de tiempo por no consumir un determinado producto que usualmente adquiere, podría querer ayudar a alguien más necesitado. La Iglesia Católica recomienda cada año este tipo de ayuno parcial en el tiempo de Cuaresma. No se trata solo de dejar de comer unas cosas, sino de unir este acto a uno de caridad.
Ayuno de Daniel o ayuno intermitente
Aunque parece que el ayuno de Daniel es tenido casi como parcial, en realidad se trata de un ayuno muy riguroso y con un profundo sentido místico. En el primer capítulo del Libro de Daniel, vemos como este y otros tres jóvenes amigos – Ananías, Misael y Azarías – son llevados al palacio real por su buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento. Estos, para no ofender al Dios Altísimo, ruega al jefe de los eunucos que les dé solo agua y verduras (Daniel 1, 12).
En el capítulo 10, Daniel relata “En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas” (Daniel 10, 2-3). Al final de dicho tiempo de ayuno, el profeta tiene la visión.
En el ayuno de Daniel vemos la preparación del cuerpo y del alma para obtener una comunicación directa de Dios. Esto lo llamarían los indígenas una auténtica dieta dentro del sentido de la sanación. También vemos que al final del ayuno de Jesús – 40 días y 40 noches en el desierto -, este tuvo un encuentro cara a cara con el diablo (Lucas 4, 1-13). El ayuno entonces es una manera de comunicarse con las dimensiones espirituales para comenzar una dimensión específica. Jesús les dice a los discípulos que no pudieron sacar ayudar a una persona endemoniada: “Pero esta clase de demonio no se va sino con oración y ayuno” (Mateo 17: 20-21). Nos vamos acercando entonces al sentido trascendente del ayuno, el cual ha sido olvidado por el hombre contemporáneo. Muchos ayunan para tener mejor figura, para mejorar su salud física, pero pocos recuerdan que más allá de eso, el ayuno es un instrumento de comunicación con el Creador.
Ayuno total
Por último, el ayuno total. Este lo vemos expresado en muchos grandes personajes. Por fuera del cristianismo, tenemos a Siddhartha Gautama, quien llegaría a ser el primer Buda, quien ayunó intensamente como śhramana en India. En su primer parte de proceso espiritual, Siddhartha creyó que debía ayunar hasta el punto final de la muerte. Era tal el desprecio por los sentidos a los que consideraba solo reflejo de espejismos de la realidad. Pero justo antes de expirar sin conseguir la revelación, descubre el camino medio. Termina dicho ayuno que casi lo lleva a la muerte y sigue su camino hacia la auténtica iluminación.
Jesús también vivió ayunos intensos del cual el más célebre es el que inaugura su misión después de recibir el bautismo de Juan (Mateo 17: 20-21). No sabemos expresamente de más ayunos, pero tuvo muchos más, como buen judío y porque nos enseña sobre el ayuno en muchas ocasiones.
¿Es importante ayunar? ¿Cuál es el tipo de ayuno que debemos practicar como cristianos?
En principio tengo que decir que sí, que es muy importante ayunar y no sólo hacerlo cuando nuestra religión nos lo prescribe, por ejemplo, durante la Cuaresma para la Iglesia Católica.
Ayunar es vital para la vida sacramental y de relación con el Dios Altísimo. Pero el tipo de ayuno es un proceso de discernimiento que debes hacer de la mano de Dios, de Jesús y del Espíritu Santo.
Como menciono discernimiento, entonces entramos ya en el terreno de la oración. Debes aumentar tu diálogo interno con Dios. Para ello, debes cesar tu diálogo interno contigo mismo (ego).
De estas cosas, vamos a hablar en el siguiente capítulo.
Oración
La oración es un elemento esencial al ayuno. Quien piensa que ayunar es simplemente privarse de alimentos sin un sentido espiritual para ello, no hace ayuno, sino que aguanta hambre sin razón. La oración es la garantía de la dimensión espiritual del ayuno. Este es el soporte de oro de la oración. Si con la oración el alma humana vuela hacia Dios, con el ayuno se hace tan ligera que no hay vuelo, hay simplemente integración con el Creador.
En el ayuno encontramos tres tipos de oración: la solicitud, la entrega y la acción de gracias. Estas tres partes se distribuyen equitativamente antes del ayuno, durante este y después. Este garantiza un método efectivo al ayuno espiritual.
Solicitud
El ayuno espiritual no puede salir de una mente caprichosa o de alguien que cumple un rito establecido. Quien aguanta hambre y piensa que con ello adora a Dios, se miente a sí mismo. El ayuno es una ofrenda al Dios Altísimo, pero debe estar aceptada por Él. Es un acto de profunda humildad en la cual todo el ser se entrega a las manos del Altísimo.
El ser humano se conforma de tres partes: cuerpo físico, mente y alma. Estas tres partes no representan una división o la existencia de tres seres, sino que son parte de un mismo ser, como en el misterio de la Trinidad hablamos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pero el ser humano tiende a dividirse: por un lado, se deja arrastrar por los instintos naturales, especialmente en la búsqueda del placer de los sentidos, por otra parte, se hace esclavo de la mente y por último olvida las cosas del alma.
El propósito de la oración es la unificación del ser mismo para que unificado en un solo propósito, puede unirse al Dios Trino y Verdadero. Un ser humano desunido no puede alcanzar las cosas de las dimensiones celestiales.
El Señor Jesús nos dice:
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá. ¿Quién hay de vosotros, a quién si su hijo pidiere pan, le dará una piedra? ¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden? (Mateo 7, 7-11)
La oración de solicitud representa un acto de profunda humildad, un diálogo en el cual el candidato al ayuno pide al Dios Altísimo este don. Este si bien parece un sacrificio físico, es en realidad un acto profundo de fe, un instrumento efectivo de comunicación con Dios. Trasciende a la caridad (quienes ayudan por solidaridad con otros) y trasciende el martirio (quienes ofrecen sus sufrimientos). Tanto la caridad como el martirio son instrumentos de cercanía al Dios Altísimo. Pero el ayuno es un estado de una cercanía completa a la realidad divina. El Dios de los espíritus no necesita comida ni bebida. Al no comer ni beber, nos acercamos también con nuestro cuerpo físico, nuestra mente y nuestra alma a semejante realidad incomprensible.
En el ayuno Dios escucha más atentamente nuestra oración, porque viene de un ser humano que se ha puesto totalmente en sus manos. No necesita del alimento vital para sobrevivir. Su vida física está en su Santa Voluntad. El ayuno es un acto de fe.
Las oraciones de solicitud son también un acto de discernimiento. Todo discernimiento comienza con estas preguntas:
- ¿Qué quieres de mí, Señor?
- Habla que tu siervo escucha (1 Samuel 3).
- Estoy aquí para hacer tu voluntad (Salmo 39).
En el discernimiento tienes que escuchar a tu ser interior. Para ello es necesario aprender a dominar tus instintos (tu cuerpo físico), aquietar tu diálogo interno (tu mente) y escuchar a tu maestro interior (tu alma).
El maestro interior es aquella voz divina que escuchas en el centro de tu corazón. Esta es la que te señala lo bueno y lo malo, lo conveniente y lo inconveniente. Muchos la llaman intuición, voz interior y muchas otras palabras. Ella es una flama del ser divino (Génesis 1, 26; Juan 10, 34). Para escucharla es necesario que acalles tus instintos y tu mente, es decir, tu cuerpo físico y tus pensamientos.
En ella, Dios puede hablarte e indicarte el camino. A través de esa voz interior, oras con tu Señor y Dador de Vida, con el Dios Altísimo.
Debes estar atento a la Voz de Dios. Solo aquellos que dominan sus sentidos y acallan su mente lógica, pueden escucharlo y reconocerlo. “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.” (Jeremías 33, 3). Debes entrenarte para reconocer la Voz del Dios Altísimo. Para ello debes pedir la fuerza del Espíritu Santo y meditar en el sacrificio de Jesús en la Cruz.
Pero tan pronto como puedes reconocer la Voz, tienes que obedecerla: “Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen” (Lucas 11, 28); “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica” (Santiago 1, 22).
Una vez sientas que has recibido el don del ayuno, que se te ha permitido hacerlo, debes establecer el propósito del ayuno:
- Expiación: El ayuno es un acto humano de expiación de los pecados, de purificación total. No sólo es una limpia para el cuerpo, sino también y más importante para la mente y para el alma. Es el Yom Kippur de los judíos, que traduce Días de la Expiación. El Yom Kippur es de diez días de arrepentimiento en los cuales se debe ayunar. Los musulmanes realizan el Ramadán con el mismo sentido de expiación. Cuando el profeta Jonás anunció a los habitantes de Nínive que su ciudad sería destruida a causa de sus muchos pecados, el rey “(…) se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus grandes, diciendo: Ni hombre ni bestia, ni buey ni oveja prueben cosa alguna; no pasten ni beban agua, sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos” (Jonás 3, 6-8). Es curioso que incluso a los animales se les incluye en el ayuno de expiación. Sea esta un símbolo de la necesidad de dominar nuestros instintos más naturales y de la ansiedad de nuestra mente.
- Discernimiento: Las personas de una gran estatura espiritual ayunan antes de tomar una decisión importante en sus vidas. Con esto prueban que ellos siguen el plan divino, que no están a raíz de sus propios caprichos personales, que no son esclavos de sus propias pasiones o de la volátil mente. Antes de comenzar el anuncio del Reino de los Cielos, Jesús ayunó por 40 días y 40 noches (Mateo 4, 2). Quien está lleno de graves responsabilidades, las cuales recibe directamente de Dios y teme equivocarse, ayunar es la mejor ruta para el discernimiento.
- Consulta: Muchas veces nos asaltan las dudas. También tenemos una gran necesidad de avanzar en nuestra vida espiritual. Es posible ir con personas sabias y humildes y pedir consejos. Pero ¿por qué no ir directamente a la fuente de todo que es el Dios Altísimo? Ayunar es, entonces, uno de los mejores instrumentos para hacer una consulta a Dios. El profeta Elías ayunó por 40 días en el desierto hasta encontrarse con Dios en el monte Horeb (1 Reyes 19, 8).
- Amistad con Dios: Por último, quiero señalar este propósito simple y desinteresado. El Dios de los espíritus no come. Pero sabemos que Jesús es Hijo de Dios y que nos dejó la Santa Eucaristía como conmemoración de su pasión salvadora. Jesús, como humano, comió: “Pero, mientras ellos todavía no lo creían de pura alegría y asombro, él les preguntó: “¿Tienen por ahí algo de comer?”. Ellos le dieron un pedazo de pescado asado. Él lo tomó y se lo comió delante de sus ojos” (Lucas 24, 41-43) El acto del Señor Jesús que come lo celebramos esencialmente en la Eucaristía en donde Él mismo es el pan y el vino que consumimos (Juan 6, 35). Pero en cuanto al Espíritu Santo y a Dios Padre, estos no necesitan de comer porque son Espíritu. Cuando ayunamos, nos hacemos de alguna manera como espíritu y dominamos nuestra necesidad biológica para ponernos en las manos del Dios Altísimo. De esta manera, encontramos un espacio cercano para compartir nuestra amistad con Dios: “Y acostumbraba hablar el SEÑOR con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo” (Éxodo 33, 11).
Entrega
El inicio del tiempo de ayuno debe estar marcado por un sentido profundo y una clara intención. El ayuno comienza al final de la última comida y hasta la próxima comida. Ese tiempo debe ser tenido como tiempo de Gracia de Dios. No se trata sólo de no consumir alimentos, sino también de involucrar todo tu ser: tu cuerpo físico, tu mente y tu alma. En dicho tiempo no debes dejarte llevar por las pasiones de los sentidos, las obsesiones de la mente y debes escuchar la voz de tu maestro interior que es tu corazón. La meditación en la Palabra de Dios es esencial, pero también en la vida de los santos. La búsqueda de sitios que te ayuden a conectar con tu ser interior y con Dios. Es importante evitar las conversaciones triviales, las riñas, las malas palabras, los pensamientos inútiles. Podría suceder que vives en un lugar muy concurrido, pero también que tienes que estudiar o trabajar. Eso hará que tu ayuno tenga mayores desafíos. El propósito deberá ser recordado siempre.
El propósito de tu ayuno deberá ser establecido con anterioridad, desde las oraciones de solicitud. Esto también hará que tu ser entero se prepare. Tu sistema digestivo cooperará más contigo si ya de manera física, mental y espiritual te has preparado. Para los neófitos, puede resultar difícil las primeras prácticas de ayuno, especialmente a la hora en la cual el cuerpo está acostumbrado a comer. Pero si la intención es clara y fuerte, esa pulsación instintiva de tu cuerpo pronto será dominada.
Entonces comienza tu oración de entrega. Aquella en la que te pones en las manos de Dios. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará” (Lucas 9, 23-24).
Debes saber que cuando ayunas, estás a disposición de Dios. Sólo Él te guía. Por eso, quien ayuna para demostrarse que es fuerte y muy religioso o para demostrarle a otros que sabe resistir sin comer, es como si no ayunara:
Cuando ayunes, que no sea evidente, porque así hacen los hipócritas; pues tratan de tener una apariencia miserable y andan desarreglados para que la gente los admire por sus ayunos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa. Pero tú, cuando ayunes, péinate y lávate la cara. Así, nadie se dará cuenta de que estás ayunando, excepto tu Padre, quien sabe lo que haces en privado; y tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará (Mateo 6, 16-18).
Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí (2 Corintios 12, 9).
Durante el ayuno podrías pasar por múltiples experiencias. Por eso la oración es vital, porque te ayudará a discernir dichas experiencias y, especialmente, a conocer quién es tu amigo y tu enemigo. En cuanto al amigo y al enemigo, no me refiero a otras personas, sino procesos espirituales. Tu único amigo durante el ayuno es el Dios Altísimo y Trino. Tu enemigo, en cambio, pueden ser dos: tu propio ego y el diablo.
Como mencioné antes, tu ser humano desde el plano espiritual, está conformado por tres partes esenciales. Ellas no son tres seres, sino componentes de un solo ser. Pasa que durante nuestra vida estamos siempre ante el desafío de unificar nuestro ser. En la sociedad de consumo moderna, el diablo ha logrado engañarnos. Este ha dividido al ser humano completamente entre sus pasiones corporales, la distracción de su mente y la negación de su sentido espiritual trascendente.
Tenemos cinco sentidos corporales que nos permiten entrar en contacto físico con el mundo. Ellos son un don de Dios, producto de un proceso evolutivo perfecto. El cuerpo humano está altamente evolucionado y a diferencia de la mayor parte de las especies sobre la Tierra, el ser humano se puede adaptar a todas las regiones del Planeta, todas las altitudes, medios ambientes y demás. Parece incluso que el ser humano ya no tiene un depredador natural, aunque las epidemias demuestran lo contrario: somos frágiles, somos polvo de la Tierra (Génesis 3, 19).
Tenemos los sentidos básicamente para sobrevivir. Pero el ser humano podría ser la única especie que descubrió que puede adquirir placer a través de ellos. Todos los sentidos humanos pueden ser objeto de placer. Este en sí mismo no es malo. También a través del placer adquirimos la experiencia del mundo que nos rodea e interactuamos con él.
Pero el placer puede atrofiar otras cosas en el ser humano si se deja llevar por este. Especialmente el placer puede alimentar el ego. El ego reside en la mente humana. También ella tiene un estupendo desarrollo en la evolución. El cerebro humano es considerado el órgano más desarrollado de la Creación. Ningún otro cerebro de otra creatura sobre la Tierra alcanza el nivel de desarrollo de la mente humana.
Ella es la responsable de la historia humana en todas sus formas, de la memoria, de la ciencia, de la literatura, de la geopolítica y de la sociedad de consumo actual. Todos los inventos posibles, desde los tiempos más primitivos de nuestro trasegar por la Tierra hasta las últimas tecnologías, comienzan en la mente humana.
Pero es también el trono del ego: De aquello que define nuestra identidad. En las sociedades modernas occidentales, se defiende de manera fundamentalista la identidad de la persona expresado sobretodo en la privacidad. Cada quien habla de mi espacio, mi casa, mi habitación, mi buen nombre, mi profesión, mis experiencias… todos defienden esos actos posesivos que residen exclusivamente en la mente humana.
Los derechos humanos han sido un gran avance en la historia. Pero también han creado la idea de que el ser humano es el único dueño de la Tierra. Muchas personas contraponen la idea de derechos humanos a la primacía de Dios. Porque ven a Dios como un enemigo de la libertad humana. No leen el concepto del libre albedrío que es inherente a la creación misma del ser humano. Dios no obliga a su creatura a hacer nada. Esta tiene la opción de seguir los dictámenes de sus propios instintos (los sentidos) o los caprichos de su mente. Pero Dios ama a su creatura y por eso le habla para prevenirla de caer en el abismo. ¿Acaso un padre no hace eso con su hijo, incluso si respeta su propia inteligencia? “He optado por el camino de la fidelidad, he escogido tus juicios” (Salmos 119, 30).
La defensa de la supremacía del ser humano es la defensa de su ego. El ego se deriva de los instintos más primitivos. Vemos cómo todos los animales y plantas presentan el instinto de conservación. Incluso la célula, la bacteria y el virus más diminuto tiene un instinto para preservar su vida. Ese instinto lo tenemos todos. Pero en el ser humano, dicho instinto evolucionó hasta el ego: la personalidad propia de cada quien, producto de la pertenencia a una familia, un clan, una sociedad, un país, una profesión, una religión, una tradición, unos conflictos personales y grupales. Todas esas cosas definen a la personalidad, su manera de ver el mundo.
Las personas de hoy, al menos los que viven apegados a la sociedad de consumo, se sienten el centro del universo. Viven toda su vida con la idea de que todas las demás cosas giran a su alrededor. Cada uno es un pequeño rey absoluto de su vida, con el derecho de juzgar a otros, pero no ser objeto de juicio; de burlarse de otros, pero evitar ser objeto de burla; de dictaminar cómo debe ser la vida de los demás, pero pensar que vive de manera mejor:
Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano (Lucas 18:11-12).
Vencer al ego no es fácil. Muchas personas viven su vida sin darse cuenta que tienen una máscara pegada a su ser. No es sencillo cambiar, desembarazarse del hombre viejo:
Si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en El, conforme a la verdad que hay en Jesús, que, en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente (Efesios 4:21-23).
El ego es el descendiente del instinto de conservación. Muchas personas prefieren que otros mueran en su lugar. Sálvese quien pueda. Pero sabemos que “no hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos” (Juan 15, 13) y ese amigo es Jesús el Cristo. Jesús nos enseña a vencer el ego:
Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis (Juan 13, 13-15).
En cuanto se dominan los sentidos y se vence al ego, el ser humano no queda vacío. Al contrario, suspendidas las grandes distracciones de su vida, quedamos ante el maestro interior, la voz interior, el alma, la voz del corazón. El vehículo interior humano que nos comunica directamente con la Santísima Trinidad.
Dios Altísimo no habla con nuestros instintos, con nuestros vicios y con nuestro ego. Dios habla con aquel que tiene el alma de un niño:
Y dijo: En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe (Mateo 18, 3-5).
Cuando estabas en el vientre de tu madre, como quiera que diga la psicología o la ciencia en general o las tendencias ideológicas que tratan de reducir al feto a un objeto sin conciencia, eras.
Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré, te puse por profeta a las naciones (Jeremías 1, 5).
Piensa por un solo momento que cuando estabas en el vientre de tu madre, ni siquiera habías recibido un nombre por parte de tu familia. Pero Dios te conoce antes de tu concepción. Sólo Dios conoce tu verdadero nombre, uno que está más allá del tiempo. Tu auténtica identidad no es la máscara social que comenzaron a ponerte desde que viste la luz – un nombre, una familia, un pueblo, un idioma, una educación, una manera de ver las cosas, una religión determinada, etc.-. Tu ser auténtico está con Dios, sólo Él conoce tu nombre y por ese nombre te llama. Ese nombre que está en lo secreto es tu alma, la cual debes descubrir en el trascurso de tu vida:
Oh Señor, tú me has examinado y conocido.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Has escudriñado mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.
Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Señor, tú la sabes toda.
Detrás y delante me rodeaste,
Y sobre mí pusiste tu mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Alto es, no lo puedo comprender.
¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vio tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
(Salmo 139)
Acción de gracia
Cada persona debe elaborar su propio itinerario de ayuno. Pedir consejo a un director espiritual no está de más. De hecho y como parte del discernimiento, un director espiritual puede ayudar en el caso de grandes dudas o temores. Pero que el auténtico director espiritual sea el Espíritu Santo:
Pero vosotros tenéis el Espíritu Santo con el que Jesucristo os ha consagrado, y no necesitáis que nadie os enseñe, porque el Espíritu que él os ha dado os instruye acerca de todas las cosas, y sus enseñanzas son verdad y no mentira. Permaneced unidos a Cristo, conforme a lo que el Espíritu os ha enseñado (1 Juan 2, 27).
Comenzar el ayuno con la participación en la Eucaristía y terminar con la Eucaristía, es una cosa muy conveniente para el espíritu, porque es la oportunidad de comenzar y terminar un ayuno con la participación en la cena mística del Señor.
Pero si no es posible la Eucaristía, la visita al Santísimo o la meditación profunda son ayudas fundamentales. Estas acciones son en sí externas, porque es en diálogo con el Señor que todo se nos revela:
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público (Mateo 6, 6)
El ayuno produce dos alegrías: la alegría de comenzar un ayuno para comunicarse directamente con Dios y la alegría de terminar el ayuno con la satisfacción de la purificación de nuestras intenciones y las fuerzas del Espíritu Santo en nuestro ser.
Dad gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia (Salmo 118, 1).
Con cántico alabaré el nombre de Dios, y con acción de gracias le exaltaré (Salmos 69, 30)
Dad gracias al SEÑOR por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres. Porque Él ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta (Salmos 107, 8-9).
Que no termine tu ayuno sin dar gracias a Dios por ello. De lo contrario es como si no hubieras hecho nada. Que sientas en tu ser total (cuerpo, mente y alma), las delicias de la nueva Creación:
De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas (2 Corintios 5, 17).
y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4, 24).
Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad (Colosenses 3, 12-14).
Ay de aquel que termina un ayuno y regresa a las cosas del hombre viejo. De tal ayuno solo le queda la halitosis, entonces halitosis sea.
Otros actos asociados al ayuno
Alrededor del ayuno y con una vida espiritual intensa, con una atención plena, existen otros actos que se asociación a este y que son instrumento de comunicación con Dios Altísimo.
Los ayunos breves pueden ser muchos y de gran utilidad. Por ejemplo, en la noche, al dormir, ayunamos de manera natural. En castellano llamamos a la primera comida del día desayuno por esta razón y es el único idioma que lo hace. Si bien dicho ayuno es hecho de manera inconsciente por la mayoría de las personas, aquel que tiene una fe madura puede incluirlo como una ofrenda a Dios. De hecho, la noche es un espacio de tiempo magnífico para la oración y es el tiempo de la revelación divina por excelencia.
Pero eso implica que vayas a la cama con el estómago sereno. Si tienes la cena y tres horas después consumes más alimentos o meriendas antes de ir a la cama, ciertamente dicho ayuno no tiene mayor sentido.
Otro momento indicado para practicas un ayuno breve es antes de la Santa Misa. En el Código de Derecho Canónico dice lo siguiente:
Quien vaya a recibir la santísima Eucaristía, ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos desde una hora antes de la sagrada comunión, a excepción sólo del agua y de las medicinas (919 § 1).
Este ayuno breve es muy importante porque le da prioridad al alimento eucarístico. Cuando comemos, la digestión tarda aproximadamente tres horas para terminar su proceso. En ese caso, hacer ayuno unas tres horas antes de atender a la Santa Eucaristía podría ser una excelente preparación.
Por último, la disciplina en las comidas es en sí prueba de una vida espiritual intensa. La sociedad de consumo promueve activamente el desorden en las comidas. Cuando la gente mira televisión, cine, Internet, siempre tiene ante sí la invitación a comer como placer. La gente de la sociedad de consumo ya no come las tres comidas diarias que se tienen por norma (desayuno, almuerzo y cena), sino que incluye una gran cantidad de entremeses. Existen personas que tienen que comer todo el tiempo. No le dan tiempo al sistema digestivo de digerir. Esto conlleva problemas como la obesidad y enfermedades cardiacas y diabetes que se empeoran con un tren de vida sedentario.
El control de los sentidos, el regular las comidas y la cantidad de nutrientes que requiere nuestro cuerpo para poder operar, hace parte de la ascesis y de una vida espiritual madura.
Meditación
Existen millones de definiciones acerca de la oración, así como escuelas de oración, cada una dentro de antiguas o nuevas tradiciones, religiones o sistemas filosóficos y de espiritualidad. De la misma manera existen millones de métodos de meditación, así como definiciones.
En la actualidad meditar se ha hecho célebre y muchas personas incluso gastan dinero en pagar gurúes de la meditación sea en línea como en atender escuelas de meditación. De la misma manera, las maneras de meditación corresponden a centenares de tradiciones, religiones y pensamientos filosóficos.
En el jainismo existe la llamada doctrina anekantavada, palabra sánscrita que traduce ‘doctrina del no hay un solo fin’. Esta idea se ilustra a través de la parábola de los ciegos y el elefante:
El rey pidió a seis hombres ciegos que determinaran cómo es un elefante al palpar cada quien una parte del cuerpo del animal. Un hombre tocó una pata y dijo que un elefante era como un pilar; el que tocó su cola dijo que un elefante era como una cuerda; el que tocó la trompa mencionó que un elegante era como la rama de un árbol; el que tocó la oreja dijo que era como un abanico; el que tocó la panza dijo que era como una pared; y quien tocó el colmillo mencionó que era como una trompeta. Al final, los seis hombres se pusieron a discutir para hacer saber que la suya era su verdad. Pero el rey les dijo: “Todos vosotros estáis en lo cierto. Cada uno de vosotros ha tocado una parte de la realidad y solo una parte. Por lo tanto, el elefante en realidad tiene una parte de lo que habéis mencionado”.
Si bien esta doctrina es compleja y se necesita otro libro para comprenderla bien y ponerla en contexto, aquí nos sirve para explicar que, al hablar de oración y meditación, cada quien toca una parte diferente del elefante.
La parte espiritual radica en las razones por las cuales tocamos una parte del elefante. ¿Buscamos definir al elefante o buscamos encontrarnos con Dios? Muchos meditan como un fin en sí mismo, otros lo hacen para encontrar el camino trascendental.
La diferencia entre oración y meditación también puede tener muchas doctrinas. Pero en este texto partimos de la siguiente distinción:
Oración es el diálogo con Dios: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7, 7).
Meditación es la búsqueda del propio ser interior para facilitar ese diálogo: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6, 19).
La palabra orar viene de oración, la cual tiene muchos significados, proviene del latín oratio, que traduce literalmente “palabra, facultad de hablar”.
La palabra meditación
proviene del latín meditatio que traduce literalmente en castellano “pensar, contemplar, idear, ponderar”.
Son, entonces dos acciones diferentes, pero que se pueden integrar de manera espiritual de una manera estupenda para el crecimiento de la fe en el Altísimo.
En realidad, la oración tiene base en las palabras, pero ello no significa necesariamente que tengamos que hablar mucho: “Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis” (Mateo 6, 7-8).
La oración al Altísimo trasciende las palabras humanas porque sólo Él tiene palabras de vida eterna (Juan 6, 68). De esta manera, quien ora intensamente termina más en la escucha que en el decir – “habla Señor que tu siervo escucha” (1 Samuel 3).
Quien escucha intensamente, termina en la contemplación del Misterio Divino.
Meditamos en dos direcciones:
1. Contemplamos el sentido de nuestra vida, buscamos la misión que hemos recibido y unificamos nuestro ser interior: Meditación hacia abajo.
2. Contemplamos el Misterio Divino: Meditación hacia arriba.
La primera es una contemplación hacia abajo, hacia la humildad de nuestro ser. La segunda es una contemplación hacia arriba, hacia Dios Altísimo.
En ambas acciones, el Espíritu Santo nos puede orientar.
Quien alcanza una madurez espiritual (¿quién podría medir esta sino Dios y solamente Él), borra la frontera entre la oración y la meditación.
Existen muchos métodos para meditar. La mayoría de ellos, inspirados en diferentes sistemas religiosos y espirituales, pueden ser convenientes para quien busca a Dios.
La meditación hacia abajo puede hacernos olvidar el propósito de nuestro camino espiritual. Esta tiene que ver con organizar el templo que es nuestro propio cuerpo (1 Corintios 6, 19). Pero hay quien se queda en esa parte, en embellecer el templo y olvidar a Dios mismo. Olvidan que no quedará piedra sobre piedra (Mateo 24, 2). Esta actitud tiene que ver con el ego, el cual debe ser dominado y una manera de dominar al ego es a través de la oración y el ayuno.
Las tres partes constitutivas del ser humano son el cuerpo físico, la mente y el espíritu. No son tres seres, sino que son tres partes de un mismo ser. Sin embargo, en nuestro tiempo (pero, así como en tiempos antiguos también), el ser humano desintegra estas partes y pierde su auténtico propósito. Es necesario buscar la unidad del ser. Dios Trinitario nos puede ayudar a través de la oración y la meditación.
Cuerpo físico
En el mundo de la sociedad de consumo actual, el cuerpo humano ha sido puesto como objeto de consumo y vanidad. Se nos presenta por ejemplo un modelo occidental de belleza física que se recalca por todos los medios. El placer de los sentidos es una doctrina muy antigua, la cual va asociada directamente al materialismo y a la ambición.
A través de esta manera de ver el cuerpo físico, se desprecia a mucha gente. Primero dentro de las ciudades occidentales, la gente se categoriza de manera automática. Quien es “bello” según los estándares de belleza reinante y tiene dinero, es quien en verdad se presenta como exitoso y con poder. Muchas personas gastan inmensas cantidades de dinero para mantener la apariencia de la belleza física y la juventud.
Esto ha hecho un gran mal a la humanidad. A causado que muchas personas sean despreciadas por su edad, su condición social, sus límites físicos e incluso su etnia. El racismo campea en el mundo de hoy y hay muchas personas y pueblos despreciados porque no pertenecen a la raza que la sociedad de consumo presenta, una sociedad de consumo basada en principios nazis.
El placer de los sentidos es motivo de explotación mundial. A las personas se les vende productos que buscan estimular sus sentidos y el placer y esto se equipara con el concepto de libertad humana, de libre albedrío. Comer en abundancia sin importar de dónde vienen esas comidas ni el mal que causan al medio ambiente, beber licores, fumar, un gran estímulo erótico-sexual, la adicción a la imagen a través de video-juegos, películas, escenas mordaces que muchas veces tocan el morbo y destrozan a los mismos derechos humanos.
Quienes se niegan a ello y hablan del cuerpo humano como templo del Espíritu Santo, suenan hoy huecas y objeto de burlas (1 Corintios 6, 19).
Pero quien quiera seguir al Señor Jesús o alcanzar un grado de espiritualidad, tiene que saber que debe renunciar a esas cosas que el mundo ofrece en gran cantidad. No necesariamente tienes que hacerte monje para ello. “Es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo” (2 Corintios 10, 3).
La meditación nos permite aprender a dominar los sentidos. Pero también tienes que adquirir un compromiso en cambiar tu estilo de vida:
- Aprende a tener una dieta sana y balanceada. La oferta de comidas exquisitas está a la orden del día en los medios de comunicación. Cuando vas por las calles de las grandes ciudades, los restaurantes e incluso las comidas de la calle te llaman. Cuando descansas, no permites que tu sistema digestivo descanse. El control de la manera de comer es signo de control de los demás sentidos. Si comes de manera desmedida ¿cómo es posible hacer ayuno, meditar y orar? Serás esclavo de tu estómago y, al mismo tiempo, cosechas enfermedades dentro de tu cuerpo, templo del Espíritu Santo.
- Aprende a controlar lo que ves. La televisión, el cine, el Internet, los espectáculos, nos ofrecen una gran cantidad de imágenes. Muchas de esas imágenes están dirigidas al placer de los sentidos sin un fin noble o espiritual. Muchas de esas imágenes contienen mensajes escondidos que te invitan a destruir la pureza de tu ser y te hacen adicto. Hay, en cambio, visiones más nobles. La naturaleza, por ejemplo, nos ofrece cada día y cada noche, escenas espectaculares de la Creación de Dios. Ir a ver a los enfermos, ver la necesidad del prójimo, esas son visiones que contienen más sentido que cualquier película sin propósito.
- Aprende a controlar lo que posees. Desde hace años practico lo que se llama Vida Sencilla, inspirado en el movimiento Minimalista. Este movimiento recoge una larga tradición de todos los pueblos de la Tierra y de grandes personajes, entre ellos Jesús Nuestro Señor – “Y Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Mateo 8, 20). El movimiento de la Vida Sencilla puede inspirarte. Tiene los siguientes principios:
- Posee las cosas que estrictamente necesitas (ropa, objetos, utensilios y cosas).
- Está marcado por claridad, propósito e intención (Becker, Joshua, 2019). Es decir, intencionalmente debes promover las cosas que realmente valoras y remover aquellas que no necesitas.
- Sentirte libre de la tentación de poseer. La sociedad de consumo nos metió la mentira que debemos poseer cosas, la mayoría de ellas no las necesitamos.
- Sentirse libre de la manía moderna del afán, de las relaciones frívolas (conectados permanentemente por Internet, pero fríos en las relaciones con las personas que viven a nuestro lado). Caminar con calma, reflexionando acerca de lo que hacemos, no dejando que nos controlen, nos hagan correr, nos hagan tensionar.
- Sentirse libre de las máscaras sociales. La Vida Sencilla nos enseña a ser los mismos en todas partes. No a ser uno en casa y otro en el trabajo, uno en fin de semana y otro en días laborales. Honestidad y transparencia es la norma.
- Sentirnos libres de ir detrás de ídolos creados por la sociedad de consumo. Mientras hay quienes van detrás del éxito, el glamour y la fama, nosotros vamos en búsqueda de una voz interior de sencillez, calma y tranquilidad. Una voz que nos llama a consumir menos, ir más despacio y disfrutar más las cosas sencillas de la vida.
- La Vida Sencilla nos invita a una introspección. Es una búsqueda interior, más que una demostración exterior.
- Ponte en paz con tu sexualidad. El mundo moderno ha representado también un conflicto sexual. De un tiempo medioeval de completa represión sexual en donde la mujer recibió, como siempre, las peores consecuencias, a un tiempo de absoluto libertinaje sexual. La sexualidad es un elemento creado por Dios que garantiza la supervivencia humana. Ella es un instrumento de la PROCREACIÓN. Por lo tanto, deberá ser un elemento de amor, felicidad, entrega y construcción. Al mismo tiempo, quien ha formado su familia, tiene que encontrar en la sexualidad una expresión de amor, ternura y plena felicidad. Nadie tiene que intervenir en ello o hacerlo presentar como algo sucio o pecaminoso. El libertinaje sexual, la fornicación, la falta de control sexual (adicción al sexo), son caminos hacia la infelicidad. Debes entonces buscar la paz interior y hacer las paces con tu propia sexualidad.
- Por último, aprende a controlar lo que dices y oyes. Este punto es muy importante. Hay personas que viven en serios conflictos porque verbalizan todo lo que piensan y oyen lo que no deben o lo que quieren oír. Las personas que hablan poco, siempre tendrán una gran ventaja sobre aquellas que hablan demasiado. Si hablas demasiado debido a tu profesión o a tu personalidad, entonces tienes que practicas la ATENCIÓN PLENA. Cada que hables, ponte atento a lo que dices. Incluso es importante prepararte bien si tienes que decir discursos a otros. Pon atención a esto: una palabra puede destruir la vida de una persona.
Mente
“La imaginación es la loca de la casa”. Esta frase se le atribuye a santa Teresa de Jesús. Sin duda, quien quiere orar y meditar, tiene que enfrentarse al control de la mente. Si has logrado un dominio de tus sentidos, de mantener en orden el templo de tu cuerpo físico, va a ser más fácil mantener un dominio de la mente: Orandum est ut sit mens sana in corpore sano
(oremos por una mente sana en un cuerpo sano). Esta frase de los antiguos romanos, inspirada también en la filosofía griega, se hace hoy más que nunca válida y necesaria. Muchas personas la utilizan en el contexto del deporte, pero creo yo que sea igualmente válida en el contexto de la espiritualidad, como ya hemos visto. Ello no le resta importancia a la espiritualidad del martirio y del sufrimiento que corresponde mucho a aquellas personas que están enfermas y ofrecen su enfermedad a Dios.
Si vives una vida supeditada al placer de los sentidos, ciertamente será más difícil controlar la mente. Algunos autores modernos se atribuyen la frase “La mente es un empleado excelente, pero un amo terrible”. Posiblemente tenga origen en el antiguo budismo y muchos la utilizan en sus obras (y se la atribuyen ciertamente). Pero es una frase poderosa que explica una realidad. La mente puede hacer muchas cosas. Nos puede permitir ver el cielo o el infierno. La ciencia moderna continua en el descubrimiento del cerebro humano y de la mente.
Pero centrémonos en un punto (una parte del elefante). Hablemos del ego. Este se describe en términos generales como la idea u opinión que una persona tiene de sí mismo, especialmente de la idea que tiene de su propio importancia y habilidades. En psicoanálisis, el ego es aquella parte de la mente de la persona que trata de armonizar los deseos ocultos del subconsciente con las necesidades del mundo real.
El ego es un elemento natural y es muy importante, porque es nuestra identidad dentro de la sociedad en la que vivimos. El ego se deriva además del instinto de supervivencia. Cuando nace un bebé, su ego es demasiado pequeño y, además, es inconsciente de ello. Un bebé nace sin nombre (este es dado de manera unilateral por sus padres), sin religión, sin cultura, sin identidad de género. Es la familia y la sociedad circundante la que le provee todas esas cosas a medida que crece. A los 7 años de edad, un niño tiene ya todas las bases de su propio ego y deberá ajustarlas a la sociedad en la que vive. En ese proceso, entran en juego situaciones ocultas en su subconsciente, represiones, ideas ocultas y la imagen que tiene él de sí mismo.
La imagen que una persona tiene de sí misma muchas veces no coincide con la imagen que otros tienen de dicha persona. Por otro lado, la realidad de esa persona, muchas veces no coincide ni con la imagen que ella tiene de sí misma, ni con la idea que tienen otras de sí misma. Es posible, entonces crear tres imágenes de esa persona:
- La imagen que tiene de sí misma (ego).
- La imagen que proyecta en otros (reflejo).
- La realidad de su ser (su yo interior). En psicoanálisis es llamada alter ego.
El término reflejo es de mi propia conclusión sobre el tema.
El desafío es la unificación de estos tres egos hacia el yo interior real. Para ello, la persona tiene que hacer una seria introspección. En casos muy serios (los llamo casos clínicos o casos psiquiátricos), la persona necesitará de una ayuda profesional. Pero en sentido general, es posible unificar el ser a través de la oración y la meditación trascendental (la meditación hacia abajo).
Entonces la unificación del ser requiere de la purificación de la mente. Es posible que en nuestro subconsciente residan traumas o deseos reprimidos que se convierten en nuestro cilicio. Entonces requieres enfrentar esos fantasmas interiores y vencerlos. Necesitas purificar tu alter ego para que pueda fluir y acercarte a la autenticidad de tu yo interior.
Espíritu
Muchas personas en la actualidad han renunciado a la fe. No creen en Dios Altísimo, ni creen en el mundo espiritual. Niegan toda idea de un mundo metafísico y condenan a los creyentes a la necedad.
De esta manera, hablar del sentido espiritual en el ser humano es inútil para este tipo de personas o grupos. El ser humano no es otra cosa que el producto evolutivo de un primate, el simio que piensa. Aquella voz interior que dirige de alguna manera un sentido del bien y del mal en el ser humano, no es otra cosa que el superego del psicoanálisis.
Por otro lado, la ciencia actual no sabe qué hacer sobre la existencia de la conciencia humana. Por muchas décadas los estudiosos del cerebro humano pensaban que la conciencia estaba en el cerebro. Pero las experiencias de primera mano de las llamadas muertes clínicas y otros fenómenos difíciles de comprender como los viajes astrales, dejan a la ciencia en vilo. Estamos en la actualidad en el estudio científico de qué pasa después de la muerte, porque hemos recibido señales claras de que algo más sucede después de que el corazón deja de palpitar.
En el ser humano hablamos del alma, la cual proviene del latín anima
que traduce “aire, aliento” y la cual procede además de la raíz indoeuropea “respirar”. Las palabras: animal, animar, ánimo, exánime, inánime, magnánimo, pusilánime y unánime vienen del mismo grupo. En este sentido, alma es el principio vital de todo ser vivo: “Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se convirtió en un ser viviente” (Génesis 2, 7). De esta manera se habla del alma vegetal (las plantas) y del alma sensitiva (los animales, que incluyen al ser humano).
Ahora bien, para distinguir al ser humano como alma sensitiva, hablamos del espíritu. Al señalar que el ser humano tiene espíritu, nos remitimos a la semejanza de Dios (Génesis 1, 27). El Creador es llamado en el Libro de Enoc “el Dios de los espíritus” porque “Dios es espíritu” (Juan 4, 24). El ser humano es una creatura como todas, pero contiene en sí un espíritu, el cual lo conecta con el Creador.
Cuando creamos una disciplina de los sentidos (un estilo de vida sano y positivo) y cultivamos una mente igualmente sana y llena de pensamientos buenos, entonces comenzamos a encontrarnos con nuestro auténtico ser interior. Muchos le llaman la voz de la intuición, el maestro interior, el superego.
Es con el espíritu humano con el cual podemos comunicarnos directamente con el Creador. Este espíritu es el verdadero contacto, la antena que se encuentra en el interior de nuestro ser. En 2 Timoteo 4, 22 encontramos este saludo: “El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.” En Génesis 2, 7 dice: “Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. En Proverbios 20, 27: Lámpara del Señor es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón”.
Es en nuestro espíritu humano que está toda la esperanza del encuentro directo con el Creador en esta vida y después de esta vida. Como dice Juan 3, 6: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”.
Es con el espíritu que oramos y ayunamos. El espíritu en sí no necesita de alimentos materiales. Su alimento es una experiencia de Dios, el Dios de la vida, el verdadero pan del cielo (Juan 6, 51).
Purificación
En todas las religiones se habla de la purificación del cuerpo y del alma. “Porque yo soy el SEÑOR vuestro Dios. Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo soy santo” (Levítico 11, 44). Y dice más adelante: “Porque yo soy el SEÑOR, que os he hecho subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11, 45). E insiste: “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: Seréis santos porque yo, el SEÑOR vuestro Dios, soy santo” (Levítico 19, 2).
Samuel le dice a Dios: “con el puro eres puro, y con el perverso eres sagaz” (2 Samuel 22, 27) y dice esa misma frase en el Salmo 18, 26.
Cuán grave compromiso tenemos. Si eres seguidor de Cristo, entonces adoras al Dios Altísimo:
Jesús le contestó: —Felipe, hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿por qué me pides que les deje ver al Padre? (Juan 14, 9).
Y la síntesis de todo este librillo lo encontramos entonces en este texto:
Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (2 Corintios 7, 1).
El ayuno es, antes que nada, un acto de purificación de todo nuestro ser: cuerpo físico (ya vimos que incluso representa salud física), mente y espíritu.
El ayuno de Jesús
Bastaría seguir el modelo del ayuno de Jesús y no necesitaríamos más librillos como éste.
En los Evangelios Jesús no sólo ayuna, sino que nos enseña a ayunar, a orar y a hacer caridad.
Jesús mismo nos ha mostrado con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y más eficaces contra las fuerzas del mal (cf. Mt 4, 1-11) y ha enseñado a sus discípulos que algunos demonios sólo se expulsan de este modo (cf. Mc 9, 29). Por tanto, tengamos la humildad y la valentía de orar y ayunar […] (Evangelium Vitae, n.1249-1253).
Ayuno de 40 días y 40 noches
Ya vimos que los babas
de la India nos demuestran hoy por hoy que es posible ayunar más allá de los 21 días e incluso por días sin término. Así que la discusión de si Jesús ayunó realmente 40 días y 40 noches es real o es sólo simbólica, está, a mis ojos, saldada. Es posible ayunar 40 días y 40 noches y, por otro lado, se trata del Señor. Él podría haber dejado de comer y beber por tres años más, hasta la crucifixión.
Pero el Señor no vino a hacer demostraciones de yoga o de anacoretismo. Su misión era mucho más trascendente: la salvación de todos.
El evento del ayuno de Jesús es uno de los más hermosos de los Evangelios. Es posible que cuando ayunes, lo tomes como modelo de oración y meditación.
El Espíritu lo lleva al desierto
Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto (Marcos 1, 12).
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo (Mateo 4, 1).
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto (Lucas 4, 1)
Es el Espíritu de Dios quien lleva a Jesús al desierto. En todo esto encontramos una serie de símbolos que tienen un gran significado:
- El desierto: Para nuestros ancestros israelitas el desierto representa la soledad: “Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo” (Deuteronomio 32, 10). Es en el desierto en donde Israel se prepara para entrar en la Tierra Prometida. El desierto es árido, peligroso, solitario. Es allí en donde Dios habló a nuestros ancestros. En tanta soledad, sólo se puede reconocer a un solo Dios, el Altísimo, el Dios de los espíritus.
- El diablo: No le temas si estás con Dios. Pero date cuenta que Jesús fue llevado al desierto no sólo a encontrarse con su Padre, sino también con el diablo. El divisor, el enemigo, el tentador. “Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza a Cristo” (2 Corintios 11, 3). Por eso es importante unificar tu ser. “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” (1 Pedro 5, 8). En la actualidad, estamos rodeados de miles de distractores que atacan nuestra mente y tientan nuestros sentidos con el placer por el placer. El demonio tiene, más que nunca, grandes aliados. Si vas al ayuno sin prepárate, no harás más que aguantar hambre y el diablo te vencerá.
Siente hambre
Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió hambre (Marcos 4, 2).
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre (Mateo 4, 2).
(…) por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre (Lucas 4, 2).
Al final de los 40 días de ayuno, el Señor siente hambre, lo que lo hace muy humano. No se dice más sobre lo que el Señor hizo durante esos 40 días. Posiblemente estaba en una caverna en el valle desértico del Jordán en oración, como vemos después la oración del Señor en diferentes pasajes.
Sólo al final de su ayuno, cuando siente hambre, comienza la tentación por parte del diablo. Quien tiene hambre es vulnerable de ser tentado, porque está a merced de sus instintos más animales. Ya conocemos el relato de Esaú que vendió su primogenitura a Jacob por un plato de lentejas (Génesis 25, 27-34).
El diablo y las tentaciones
Sólo al final del ayuno el diablo se atreve a tentar a Jesús. La discusión acerca de qué o quién es el diablo es intensa. Mucho se escribe de ello. Lo cierto es que podamos captar dos ideas: la presencia del ego humano es una fuerte forma de caer en tentaciones y la existencia de un espíritu maligno ampliamente documentado (metafísicamente, por supuesto) por todas las religiones.
No es posible escaparse del encuentro con el diablo y todo lo que ello represente. Muchas veces este espíritu del mal se aprovecha del ego humano para doblegarnos. La prueba que el diablo llama al ego de cada quien es que este se derrota con la humildad.
En la extensa literatura sobre la existencia del diablo, nos encontramos con otros espíritus que lo confrontan, entre ellos los ángeles del bien y entre estos el arcángel san Miguel, el cual es representado generalmente como un guerrero feroz que domina al diablo y lo pone bajo su pie (Apocalipsis 12, 7). Pero en el Libro de Enoc, el antiguo libro sobre los ángeles, nos describen a Miguel como “el más humilde de los ángeles” (Libro de Enoc 40, 9), lejos de esa figura de guerrero imponente con una gran lanza. Es la humildad la que desafía estrictamente al diablo. Así mismo, el Libro de Job nos prueba esto:
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Señor dio, y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor (Job 1, 21).
El padre Gabriel Amorth, uno de los sacerdotes exorcistas italianos más conocidos (murió en 2016), tiene un relato muy interesante en uno de sus textos:
En uno de sus libros escribe algo que tiene que ver con una especie de entrevista a un demonio:
P. Amorth: ¿Cuáles son las virtudes de Nuestra Señora que más te enojan?
Satanás: Ella me enfurece porque es la criatura más humilde y porque soy la más orgullosa. Porque ella es la más pura de todas las criaturas y yo no. Porque ella es la más obediente a Dios y yo soy la más rebelde.
P. Amorth: ¿Por qué temes más cuando digo el nombre de María que cuando digo el nombre de Jesucristo?
Satanás: Porque estoy más humillado por ser derrotado por una simple criatura que por Él.
Tenemos en este relato del padre Amorth tres conceptos maravillosos que son los que nos ayudan a vencer al diablo, pero también a dominar nuestro ego: humildad, pureza y obediencia a Dios.
Una vez vencido el diablo, dice la Escritura que “este se alejó de él por un tiempo” (Marcos 4, 13) – “El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían” (Mateo 4, 11) – “Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo” (Lucas 4, 13). Vencer al diablo no significa su destrucción de ninguna manera. Él es el tentador y siempre estará cerca como león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pedro 5, 8). El diablo seguiría a Jesús durante todo su ministerio: “Apártate de mí satanás” (Mateo 16, 23) – “¡Si eres Hijo de Dios, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!” (Mateo 27, 40).
Si estamos en gracia de Dios, no debemos temer al diablo. Pero debemos estar alerta siempre y ello se da a través de esos tres estados del espíritu: humildad, pureza y obediencia a Dios.
El diablo siempre estará porque es también parte del plan de salvación humano.
«El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo» (1 Juan 3,8). La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios (Catecismo de la Iglesia Católica, 394 b).
Sólo Dios sabe bien quién es el diablo o los demonios y el propósito final de los mismos. Sólo Dios entiende el sentido final del mal.
El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero «nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman» (Romanos 8,28) – (Catecismo de la Iglesia Católica, 395 d).
No debemos temer al diablo, porque él también es una creatura supeditada a la voluntad del Dios Altísimo:
Para que se sepa que desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, no hay ninguno fuera de mí. Yo soy el SEÑOR, y no hay otro; el que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades, yo soy el SEÑOR, el que hace todo esto. Destilad, oh cielos, desde lo alto, y derramen justicia las nubes; ábrase la tierra y dé fruto la salvación, y brote la justicia con ella. Yo, el SEÑOR, todo lo he creado (Isaías 45, 6-8).
La Virgen María y el ayuno
¿Ayunó la Virgen María? Como mujer judía es bien probable que lo hiciera siempre durante los días de guarda como el Yom Kippur, día de la expiación.
Después de la Resurrección, la encontramos entre los apóstoles: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” (Hechos 1, 14).
Pero la relación entre María y el ayuno lo encontramos especialmente en las apariciones marianas y los mensajes que la Virgen ha dejado. La aparición en la cual la Virgen insiste más sobre el ayuno es la de Medjugorje. La Virgen habla de cinco acciones para vencer las obras del diablo: oración, Eucaristía, lectura de la Biblia, ayuno y confesión. Acerca del ayuno dijo:
¡Queridos hijos! Hoy os invito a renovar la oración y el ayuno, aún con mayor entusiasmo, hasta que la oración se convierta en alegría para nosotros. Hijos míos, quien ora no teme el futuro, y quien ayuna no teme el mal. Os lo repito una vez más: únicamente con la oración y el ayuno pueden también detenerse las guerras… (25 de enero de 2001).
¡Queridos hijos! Os quiero agradecer de corazón vuestras renuncias cuaresmales. Deseo animaros para que continuéis viviendo el ayuno con un corazón abierto. Hijitos, con el ayuno y la renuncia, seréis más fuertes en la fe. (25 de marzo de 2007).
(…) la mejor forma de ayunar es a pan y agua. Mediante el ayuno y la oración, uno puede detener las guerras y se pueden suspender las leyes de la naturaleza (21 de agosto de 1982.
El ayuno nos purifica el alma, el ayuno nos permite realmente tener el dominio de sí, fruto del Espíritu Santo.
La Virgen incluso hace una aclaración importante:
El ayuno que muchos hacen comiendo pescado, en lugar de carne, no es ayuno, sino abstinencia. El verdadero ayuno consiste en renunciar a todos los pecados. Pero es necesario al renunciarlos, hacer participar también al cuerpo (diciembre de 1981).
Nuestra Señora es una gran compañera en la oración y el ayuno. Ella, la más humilde, la más pura y la más obediente a Dios, nos enseña los secretos recónditos de la oración, de la meditación y el ayuno. En Ella podemos inspirarnos para mantener el propósito de nuestra intención.
Palabras finales
Llegamos al final de este viaje sobre el ayuno. Queda entonces ayunar y es una invitación que nos acerca a Dios. Posiblemente puedas vivir una vida sacramental con Jesús sin necesidad de ayunar y, como dice la Virgen, practicar la abstinencia y sentir eso como suficiente. Pero si deseas ahondar más en el diálogo con el Señor, es importante imitar su camino.
En el ayuno es vital el propósito y la preparación en todo sentido. Los ejercicios de meditación y oración ayudan mucho a quien desea hacer estas prácticas de fe y crecimiento espiritual. También ayuda el lugar en donde ayunas, pero hay quien ayuna en medio de las actividades de la vida cotidiana.
Visitar el Santísimo, encender una veladora a la Virgen Santísima, crear espacios bendecidos en los cuales puedas meditar, preparan bien el espíritu para la jornada que comienzas.
Te deseo una buena jornada con Jesús y un encuentro maravilloso con Dios.
Referencias
Amorth Gabriele, José María Fernández Lucio, et al. María contra el mal: la mujer que nos ayuda en la lucha contra el diablo. San Pablo, Editorial; 1ra edición, 1 de Mayo de 2017. ISBN-10: 842855322X.
Asociación Médica Mundial, 1991. XLIII Asamblea Médica Mundial de Malta. Declaración de Malta de la AMM sobre las Personas en Huelga de Hambre. Malta, noviembre de 1991. Enlace consultado el 13 de mayo de 2020 de https://www.wma.net/es/policie…
Becker, Joshua, 2019. What Is Minimalism? Becoming Minimalist. Enlace resctado el 17 de mayo de 2020 de https://www.becomingminimalist…
Cuarenta Hadis sobre el ayuno, 2020. Unión de Comunidades Islámicas de España. Secretariado de D`awa. Enlace rescatado el 14 de mayo de 2020 de http://www.ucidvalencia.org/CU…
Elaine Morgan, 1997. The Aquatic Ape Hypothesis, 1997, Souvenir Press, ISBN 0-285-63377-5.
Evangelium Vitae, Libro IV, Parte III, Título II, Capítulo II, “De los días de penitencia”, n.1249-1253.
Intermountain Health Centre, 2019. Intermittent Fasting Increases Longevity in Cardiac Catheterization Patients, New Intermountain Study Finds. Enlace consultado el 14 de mayo de 2020 de https://intermountainhealthcar…
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