LA OTRA PARTE QUE A NADIE LE INTERESO SABER

LA OTRA PARTE QUE A NADIE LE INTERESO SABER

Ingrid Padilla

09/07/2019

Siendo tan joven, ¿una persona puede perder su integridad?.

En estos tiempos las niñas quieren sentirse mujeres, yo no era tan diferente.

El era un niño, un niño atrapado en el cuerpo de un joven pero eso a la vez era su encantó, eso fue algo que me atrajo de el. Pero como todo niño, era cruel, y sincero pero de una manera infantil.

El fue mi mano derecha, la persona en la que vi un cofre de secretos y cada día yo llegaba con uno a guardar.

Los primeros días eran como una vida ya que los primeros años son fáciles y con el tiempo son más duros, así fue nuestra relación aunque no se si pueda incluir la palabra «amorosa».

No ser su novia fue difícil por lo que la demás gente pensaba y decía de mi. El era de alguien más pero no por completo, con una mano la tocaba y le decia que le amaba y con la otra en la espalda cruzaba los dedos, al igual que conmigo.

El día en la que la dejo y fue conmigo fue el inicio de mi descenso.

Días de alegría pero luego me veía como en otoño, un otoño lluvioso. Yo creí que la manera en que me trataba era como debía ser, pero ¿quién sabe que es lo que debería ser o no?.

Era tan sincero como niño pero tanta sinceridad lastima. Creí que lo decía para hacerme fuerte pero su intención siempre fue la contraria. El me hacía sentir menos, me comparaba hasta con las piedras.

Las peleas cada vez eran más fuertes. Yo siempre dije que jamás dejaría que ningún hombre me golpeara. Esa vez al ver su mano levantada con la vista fija en mi no hice nada, el tampoco más de levantarla pero fue como si si me hubiera golpeado porque habrí los ojos, los habrí tanto que las lágrimas salieron fácilmente.

Dije que ser su novia no era fácil pero tampoco no serlo lo era. Un par de días después de haber terminado, caminado por aquel patio que fue testigo, lo mire de reojo, vi….. mi cofre, mi cofre de los secretos y estaba abierto, y cada persona que pasaba al lado de el me miraba con una cara de risa y desprecio, si, el estaba contando mis secretos, como si le pertenecieran y tuviera derecho a decírselos a todos.

Caminando sola siempre sentía las manos de alguien empujandome o una voz que dice detrás de mi «zorra».

Ser su novia no era fácil pero no serlo era peor.

Días fueron en los que pensé irme, fueron días los que pase llorando pero yo era mejor que el y era más fuerte o eso quería creer.

Esta historia es lo que a nadie le interesó saber, las personas que me criticaban no les importó saber la verdad o como yo me sentía porque en sus ojos estaba yo pintada como una cualquiera. Hoy en día sigo intentando perdonar, perdonarme a mi misma por haber permitido que me hicieran eso, por haber perdido mi integridad, no me interesa recordar todo esto, pero no es fácil callarselo.

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