Hotel de la calle quinta

Hay quienes dicen que la sangre es mas espesa que el agua…

No podía sacar de mi mente ese preciso instante en que su sangre aun tibia corría por mi brazo, cayendo en pequeñas gotas que manchaban la alfombra de aquella habitación, no salía de mi mente su rostro angelical descansando sobre la cama, no podía olvidar el aroma que desprendía su sangre, ese dulce aroma que me obsesiono, sabia el mal que había cometido, aunque no podía pensar en nada mas que en  la paz que invadió mi cuerpo, como mi hasta entonces mi inquieta mente, ver como su vida se escurría entre mis manos, sentir como sus últimos alientos me pertenecían, como su mirada quedaba vacía mientras luz abandonaba sus ojos, no podría explicar la satisfacción que halle.

Entre en el pequeño baño de aquella dejada y estrecha habitación de hotel en la calle quinta, para encontrarme de frente con el espejo, pero, algo sucedía no me reflejaba, solo alcanzaba distinguir una silueta negra que se movía al igual que yo, frote mis ojos para retomar mi labor, limpiar toda evidencia que me pudiese relacionar con su muerte, lave con afán mi cuerpo y mientras veía el agua teñida de rojo inundar el suelo de la regadera note que las baldosas anteriormente blancas ya manchadas de verde por el moho, comenzaron a brotar lo que parecían ser venas que poco a poco absorbían el plasma que pintaban las juntas mientras la cerámica comenzaba a tener a una apariencia carnosa, sin dudarlo salí de la ducha de dos saltos para ver la cama vacía y ningún rastro de sangre o su cuerpo, aunque asustado y un tanto perplejo reaccione rápido gire la perilla de la puerta dispuesto a salir de aquel extraño lugar mientras escuche desde la esquina de la habitación un sonido ronco acompañado de algunos crujidos que pude reconocer sonaba igual a huesos rompiéndose, no tuve el valor de girar para observar de donde provenía aquel estruendoso sonido, empuje la puerta apenas sentí una fuerza que solo podría describir como una repulsión magnética igual que tratar de juntar dos imanes por sus polos iguales, mientras el sonido crecía la adrenalina nublaba mi visión, sin pensarlo mucho mas grite por ayuda  de nada sirvió nadie acudió debí haberlo supuesto ya que nadie atendió a los gritos de ella, lo ultimo que recuerdo fue una sensación tibia como estar flotando en agua anterior a sentir como mi cuerpo era quemado y desgarrado mientras aun era consiente.