Iba sin prisa, despreocupa por el que dirán de su aspecto y con lo que la caracteriza esa hermosa sonrisa en su rostro.
Me le acerque y fui directo evitando confusiones y le dije:
«Pienso en el día en que tu vida y la mía sean una,
hace tiempo que te observo, te analizo y ya se mucho de tus manías,
por ti me he convertido en un conocedor de ti aunque tu no sepas que yo existo».
Mi sorpresa fue cuando desperté en mi cama y comprendí que era un sueño.
OPINIONES Y COMENTARIOS