El niño gutural
Luego de sostener una plática relacionada con temas laborales con un colega de profesión y posterior a que este último deje mi oficina, un niño de seis años aproximadamente, mientras juega con sus compañeros de curso en el recreo de una escuela de enseñanza básica en la cual trabajo, emite un sonido gutural similar a las voces utilizadas por los vocalistas de los grupos de brutal-death metal. ¿Quién era ese niño? ¿Por qué lo hacía? ¿Dónde lo aprendió? ¿Usaba ese lenguaje cotidianamente? No lo sé, quizás era la excepción que rompía la monotonía cotidiana de los juegos y actividades de los niños que aprovechan su recreo para liberarse de las ataduras del sometimientos de sus cuerpos en un espacio llamado sala de clases o un grito de resistencia que convoque a otros a un ritual de voces guturales con fines reivindicativos del derecho utilizar otro lenguaje, uno universal de los niños de seis años conectados a una forma de comunicación incomprensible para los adultos.
Todavía remecido por la sorpresa y asimilando la situación, escucho y sin temor a equivocarme, en el mismo lugar, el grito gutural de una niña (sospecho que es del mismo curso), lo que me llevó a concluir que esto ya dejó de ser un suceso «anormal» y se transformó en el surgimiento de vocalistas de bandas de brutal-death-black en ciernes, quizás estén ensayando en horarios y lugares desconocidos para sus padres y profesores o utilicen los recreos de la escuela para mejorar sus técnicas vocales o comunicarse con sus pares en esta nueva forma de lenguaje, o tal vez, sean parte de una nueva corriente de expresión de la generación Z que no logramos ver y comprender por nuestros miedos, certezas y prejuicios.
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