Solamente deseaba volar,
la gente le había dicho tantas veces que lo hiciera,
pero nadie le enseñó a caer,
concretamente ella estaba como ciega.
Como nunca camino con la venda
y con los zapatos llenos de escombros,
jamás aprendió a engañar,
pero se le habían burlado tantas veces.
Cuando por fin se animó a la aventura,
encontró un grupo de seres volátiles,
todos experimentando en su propio ser,
todos incapaces de amar.
Frecuentemente sus ojos vacíos le trastornan,
su sonrisa de intriga le engaña,
pero es capaz de ver que está sola,
es comprensible que se sienta fracasada.
A veces con miedo de correr,
y en ocasiones con ganas de irse,
entra y sale una y otra vez del mismo guión,
es elemental llegar al fin de semana.
Porque solo entonces puede ser libre,
solo así puede volar con facilidad,
siempre que recurre a su mundo,
nunca se siente olvidada.
Por eso recurrentemente viene aquí,
a refugiarse en ese sueño ligero.
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