Sobre la Consagración y Santificación en nuestro Eterno Redentor…

Sobre la Consagración y Santificación en nuestro Eterno Redentor…

Estar en Bendición (Efesios 1:3)… por Radmir Bryant Garay. Es una serie de enseñanzas dirigidas a la difusión de la doctrina de Jesucristo. Las Sagradas Escrituras nos atestiguan que para el creyente en Jesucristo no hay comdenación (Romanos 7-8). Por esto vemos que Elías Tisbita, que era un hombre sujeto a pasiones pudo ser usado por su decisión de consagrarse a Dios al huir del pecado para revestirse en el Dios Todopoderoso a pesar de lo que decían las circunstancias adversas (1 Reyes 17-19, Santiago 5, 2 Timoteo 1-2) También observamos el caso del rey David, que igualmente cometió muchos errores en su vida personal, en su relación de pareja, como padre y de muchas otras maneras. Pero David reconocía que su Amado Padre era el objeto de su adoración porqué permitió que Dios circuncidará todo prepucio que había en su corazón (2 Samuel 11-13 y 25, Salmo 51, Deuteronomio 10 y 29-30). Incluso la Biblia menciona a Gedeón, que para salir de toda inseguridad de que estaba escuchando la voz de Dios le pide que le cumpla varias señales para discernir que lo que escuchaba venía de la voluntad de Dios (Jueces 6, Juan 6:29-45). Fundamentado en estos ejemplos bíblicos siempre que el ser humano hace una convocatoria de alguna índole el pueblo debe SER SANTIFICADO, es decir, estar alineado con las intenciones en su corazón para no ser rechazado por Dios en el ejercicio de su autoridad delegada y que no se halle oponiéndose al propósito de Dios (Éxodos 17, 1 Samuel 2-4, 9-16 y 28, Mateo 18-20, Lucas 15:11-32). Y está SANTIFICACIÓN significa que aunque a veces cometemos errores en nuestras acciones ejercidas en está tierra. La primera disposición e intención del corazón del creyente debe ser reconocer su falta para volver a estar en la forma (imagen y semejanza) que es agradable para tener un corazón conforme a Dios (Efesios 5:10-14, Génesis 1:26-27, 6:5-6 y 35:1-15, Salmo 26 y 37:1-6, 2 Corintios 12:4-6, Hebreos 10-13). Para que como creyente en Jesucristo nuestro Señor y Salvador personal, cada uno de nosotros podamos declarar mediante la consagración en el compungimiento de nuestro espíritu con limpia conciencia que nuestro Eterno Redentor vive (Hechos 2-4, Filipenses 4:4-13, Miqueas 6:8, Job 33). Aleluya… Que Dios te siga bendiciendo y te mantenga dentro de su paz. Síguenos en nuestras redes sociales en Mis mensajes de Regocijo de Vida en Cristo, Regocijo de Vida Digital,@regocijodevida,

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