La voz de mis sueños

La voz de mis sueños

Jonhy Acereto

06/04/2017

Mientras intento conciliar el sueño, su voz se hace presente en mi cabeza. Oh, su melodiosa voz. La voz de la cual todos hablan pero nadie conoce, justo como quien la hace sonar. Intento cerrar los ojos pero no puedo. Miro hacia arriba y me encuentro con una luciérnaga a medio espectáculo pegada sobre mi techo. Me impide dormir, pero creo que, más bien, me impide dejar a aquella voz sola, olvidada, como los niños pierden su infancia al llegar la adolescencia. No me permitió, al menos no esa noche.

Cada noche, su compañía era especial, me hacía sentir vivo, aunque alguien estuviese a punto de dispararme en la cabeza. No lo entendía y aún no lo entiendo. Supongo que las mejores cosas es mejor no explicarlas porque pierden su magia. Ella es una maga, una hechicera que crea amor en donde solo existe la maldad y el odio, crea pasión en las más desafortunadas ocasiones y crea esperanza en donde uno ya se había dado por vencido.

Al mirar a través de la oscuridad que la luciérnaga dejó al apagarse, puedo ver sus grandes y preciosos ojos, los cuales me miran con cierta delicadeza, como cuando una madre mira a su hijo por primera vez, y eso me paraliza. ¿Qué me pasa? Estoy perdiendo el control. Ella está ahí, tan cerca pero jamás lo suficiente como para estrecharla entre mis brazos y poder sentir su respiración, su nerviosismo cuando estemos solos por primera vez y nada pueda detener esa ola de pasión.

Mientras intento conciliar el sueño, solo puedo pensar en ella y yo. Sentados juntos sobre la montaña más alta, tomados de la mano caminando por la calle más aglomerada sin importar el mundo, abrazados tan fuertemente que nos sea difícil respirar, estar tan juntos que nuestras respiraciones se unan en un solo viento.

El telón se está cerrando, pero mi mente jamás lo hará. En el mundo te estaré olvidando, pero en el mío estarás en cada rincón. Mi mente empieza a volar, y mientras lo hace, puedo escuchar una voz, esa voz, susurrándome desde lejos al oído, diciéndome que, pronto, el tiempo nos unirá. Y le creo, le creo fielmente porque, al final, esa es la voz de la persona que hace mis sueños realidad.

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