Pondré un ejemplo: el océano es de palabras sueltas que van, y vienen.
Yo soy un náufrago en una balsa.
Estoy perdido entre ellas, y se mezclan, cuando bebo, más se mezclan, están sueltas en mi mente.
Una jota se clavó en mi boca como un anzuelo. De esas palabras, dos lograron juntarse: “estoy sola”
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