Frase recurrente entre venezolanos desde que se acento la tragedia socialista en la nación suramericana, y es que las pruebas que ha facilitado la historia hicieron fácil llegar a esta conclusión, corrupción en empresas públicas, fallas eléctricas de hasta más de 100 horas en algunas regiones del país –pese a que se intentó privatizar esta empresa en los 90s, nunca tuvo éxito–, monopolios estatales que impidieron mejoras de servicios, quiebras de empresas que alguna vez fueron privadas pero pasaron a manos del Estado –tal es el caso de CANTV o Industrias Diana–, y un sinfín de cosas más que dieron paso a la crisis política, económica y social que vive la nación venezolana. Respecto a esto la agencia de noticias económicas BANCA & NEGOCIOS afirma que “Chávez imaginó un Estado empresario que sustituyera lo que él llamaba la oligarquía. Ese conglomerado de empresas estatales hoy está quebrado y con su quiebra arruinó a Venezuela. La prueba de la quiebra del Estado venezolano reside en el hecho que no puede pagar la deuda externa y en la situación de colapso de los servicios públicos”.
Además sostiene que esta tragedia económica empezó con la estatal petrolera PDVSA que a día de hoy es insostenible desde el punto de vista productivo, ya que en 2018 produjo solo 700.000 barriles diarios de petróleo, en comparación a los 2.800.000 que producía en 1998.
Así mismo, según indica la agencia de noticias EFE, un informe presentado el 6 de noviembre de 2018 por la ONG Transparencia Venezuela sostiene que la pésima gestión, politización y corrupción son las principales causas del debacle de PDVSA, además, el documento señala que “esta caída inició en 1999 con la llegada al Gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), y tomó velocidad con el despido de cerca de 20.000 profesionales y técnicos que protagonizaron una huelga de trabajadores entre 2002 y 2003”, esto se intensifico en 2013 durante el mandato de Nicolás Maduro, ya que han impuesto a dicha empresa una “excesiva carga fiscal”, exigiéndole dinero de su presupuesto para financiar gastos sociales e impidiéndole que invierta en mantenimiento e infraestructura. Actualmente es la empresa que arroja las más grandes pérdidas millonarias al Estado.
Por otra parte, la empresa monopolista, encargada de suministrar energía eléctrica al país, CORPOELEC, no corre una suerte distinta al resto de empresas estatales, para mayo de 2018 denunciaba la diputada por la Mesa de la Unidad Democrática, Nora Bracho que era la segunda empresa estatal que registraba mayores pérdidas, solo por detrás de la estatal petrolera, para entonces su bancarrota ya era un hecho, actualmente sus ingresos no cubren ni un 20% de sus gastos, y un gran porcentaje de la energía que se suministra ni siquiera se factura, tal como indica Ecoanalítica.
En consecuencia hay fallas en el suministro eléctrico a nivel nacional, estas cada vez se hacen más frecuentes en los diversos Estados del país y el temor a un nuevo apagón nacional se siente en la vida cotidiana de los venezolanos, pese a que Hugo Chávez declaraba en 2008 que “para el 2011 Venezuela tendrá el mejor sistema eléctrica del continente”, pero nunca se pasó de las palabras a los hechos. Todo esto, aunado a la crisis política, económica y social que vive la nación ha llevado a los venezolanos a una situación de agobio incrementado la tasa de suicidios a nivel nacional, pues debido a la quiebra conjunta de las industrias del Estado, muchos individuos han perdido sus puestos de trabajo y el poder adquisitivo se ha ido abajo –lo que en 2007 correspondía a 286$, hoy en día son solo 5$ como salario mínimo mensual”, ocasionado –entre otras variables– por la escaza producción.
Por otra parte, entre 1917 y 1940, Venezuela sería el primer exportador de petróleo y segundo productor mundial –antes de la nacionalización petrolera, se otorgaban concesiones a las empresas privadas para la explotación de los pozos petroleros en el territorio nacional–, en este periodo la exportación de petróleo se disparó de 1,9% a 91,2%, luego de 1940 empezaron reformas para tener mayor control sobre los hidrocarburos, sin embargo seguían habiendo números positivos, entre 1943 y 1944 aumento su producción en un 42%, pero la nacionalización en 1976 dio un giro radical a esto.
Con Carlos Andrés Pérez como presidente –en este periodo se denominó al país como la “Venezuela Saudita”– la nación experimento una etapa de euforia y derroche donde el gasto publico era dramáticamente elevado pero esto cambio en 1980 con el exceso de petróleo y la dramática caída de los precios del crudo, luego de esto se empezaron a observar las deficiencias de la estatal petrolera venezolana PDVSA, la producción cayó drásticamente, la mayor parte del presupuesto producido por esta era designado al gobierno y la corrupción estaba a la orden del día, en la década de los 90s se vuelven a otorgar concesiones a empresas privadas para la explotación de hidrocarburos, pero esta vez con la empresa estatal venezolana como accionista minoritario, y esto continua hasta 2007 cuando el fallecido presidente Hugo Chávez establece que PDVSA debe tener la mayoría accionarial, a partir de aquí empieza una nueva etapa de fracasos para la estatal petrolera venezolana que actualmente se encuentra en bancarrota como se analizó anteriormente. En cuanto a la industria eléctrica, siempre ha tenido carácter estatal en la mayoría del país salvo excepciones, tal es el caso de la Electricidad Caracas, fundada por Ricardo Zuloaga Tovar en noviembre de 1895 inspirado por el pensamiento positivista generado en Europa; esta va expandiendo su infraestructura y se moderniza conforme crece la demanda, en el año 2000, a causa de la fragilidad del mercado bursátil venezolano, es adquirido el 87,1% de acciones de la empresa por AES y en 2005 se convierte en una de las más modernas de Latinoamérica. Finalmente, en febrero de 2007 el gobierno venezolano anuncia su adquisición por “razones estratégicas” y empiezan los problemas típicos de las empresas publicas venezolanas.
Venezuela es solo una prueba más de que una economía regulada funciona mal, y una planificada acaba en fracaso, ya que las empresas públicas son inmanejables, el gobierno central no es capaz de cubrir todas las áreas de la economía y la planificación se daña por la naturaleza impredecible de los individuos, además, mantener un “Estado de Bienestar” es perjudicial a largo plazo, ya que en cualquier punto se hace insostenible mantener el altísimo gasto público, y a partir de allí empiezan a funcionar con deficiencias los servicios públicos. El fracaso tanto político como económico de la nación comenzó cuando se agrando excesivamente el Estado, el mediocre pensamiento de que “nuestras riquezas son ilimitadas” nos llevaron al derroche, acumulando una gran cantidad de deuda publica en la década dorada de los 70s pese a que los ingresos de la industria petrolera eran elevados, cuando se intentó corregir esto, las distintas élites del país respondieron con una gran negativa, esto junto con los vicios del sistema democrático llevaron al ascenso de Chávez al poder, el cual comenzó el modelo socialista del siglo XXI y que hoy sigue en desarrollo.
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