Quizás solo entiendas mi historia si sabes jugar ajedrez.
Me llamo Peón
Sólo ocho peones en el tablero y somos los más soñadores. ¡El equipo más grande! Eso es muy divertido. Cuando empieza el juego y estamos alineados somos super optimistas, echamos chistes para bajar la tensión, hacemos mucho ruido y abrimos con un grito de guerra.
Los de atrás nos miran y hasta sonríen quizás pensando en lo ridículos que nos vemos.
Es que hacemos como si fuéramos a arrancar a toda velocidad… Y reímos porque nuestro viaje empieza y termina en realidad muy despacio, a veces iniciamos saltando dos casillas y luego una a la vez. Simulamos que iremos muy rápido hacia el final. Nos consideran algo ilusos.
Los Jugadores piensan que sacrificarnos en el juego no es tan terrible pues hay fichas más importantes y valiosas para salvar.
La imponente Torre, por ejemplo, es capaz de controlar una columna o fila completa y da la sensación de que todo lo ve. No niego que bloquearle el paso al Rey enemigo sea una gran hazaña.
Siempre he pensado que la Torre se cree de mejor familia y mira por encima del hombro a los demás. Es fuerte y poco amigable, muy frío diría. ¡Es solo un pensamiento!.. debo decirlo.
Hablemos del príncipe Alfil que controla diagonales enteras con su porte elegante. Es vanidoso y calculador. A veces le cuesta trabajar en equipo. ¡Dije a veces!… Y también egoísta, no comparte su misma diagonal con su hermano, !ayyy! ¡No me miren así!¡Es la verdad!
Y qué decir del Caballo indomable que puede hacer movimientos extraños y a veces sorprende con actos inesperados, el experto en traicionar al enemigo. Se dice del caballo que jamás se someterá a nadie. Hará siempre lo que le parezca. Se nota que es rebelde cuando uno habla con él.
Y La Reina… ¿creen que diría algo malo de ella? ¡Nooo! Solo diré que se cree la dama y señora del juego, bueno… Es que en realidad lo es ¿no? Y en mi caso quiero tener un día sus poderes. ¿Cómo no? Tener todos los poderes del mundo, ir a donde uno quiera sin pedirle permiso a nadie, poder desafiar a todos sin ningún miedo, ser protegida siempre y cuidar del lento Rey que se merece una, un…
Eso no se dice delante de todos. ¡Perdón!
¡Cómo si nadie hubiera criticado alguna vez al rey!
Nadie cambia uno de estos valentísimos personajes por mí, un humilde Peón que sólo puede dar dos pasos al arranque y luego es el más lento de todos.
Lo más importante es avanzar rápido contra el enemigo y no poseo ese talento.
Normalmente necesito a otro que me cuide. Si además de caminar lento quedo solo, seré la presa más fácil para el enemigo.
Y como ésta debe ser una historia con final feliz, ahora les diré las cosas no tan obvias que me hacen maravilloso.
Los Peones nos cuidamos e intentamos jamás dejar solo a uno de los nuestros.
Soñamos con que uno de nosotros logre en su viaje atravesar el tablero y llegue hasta el final. Llegar al final sin ser asesinados en el camino o ser sacrificado nunca será fácil.
El logro de uno es el logro de todos y quién lo haga lo hará en nombre de los vivos y de los que mueren en batalla. ¡Es realmente emocionante! ¡Es un pacto que nos une!
Caminar lento no siempre es tan malo, puedes pasar desapercibido y permanecer por más tiempo. Eso de ser la estrella del juego te hace objetivo militar del enemigo, por eso no buscamos la fama.
Es que soy el único que pasito a pasito ( <¡ay no! ¡otra vez no!> )(¡también escuchamos música, desde luego!), es capaz de convertirse en otro al llegar al final del viaje.
Sí, ningún otro tiene la más mínima posibilidad de transformar su vida. ¡¡Solo nosotros!! Por ese sueño vivimos, por ese sueño nos sacrificamos y cada paso que damos nos acerca a convertirnos en lo que queremos ser.
Mi querida Torre, serás Torre hasta el día de tu muerte.
Mi querido Alfil no sueñes con convertirte en Reina, ni intentes mirarla con codicia.
Mi querido Caballo por muy indomable que seas ni te atrevas a pensar en estar al lado del Rey y tener los super poderes de una Reina.
Lo que es imposible para ustedes es posible para nosotros los peones.
El poder de resucitar solo es nuestro.
Me tocó lento y aguanto, pero solo me basta paso a paso para llegar al final del viaje, atravesar sin muchos aplausos al otro lado y en un solo movimiento convertirme en lo que quiero ser y en el héroe del mundo entero.
Podré escoger tener los poderes de una Torre, los poderes del Alfil, del Caballo o los que no tienen límite, los de una Reina.
Jajajajaja! ¿Es que la vida es bella para mi, no creen?
Y lo mejor es que me convierto en otro para ganar la partida. Cuando ésta termina, para mí dicha vuelvo a ser Peón y todo comienza de nuevo y juntos ¡nuevamente con mis amigos! ¡Apostaremos quien lo logrará está vez!
Siempre vuelvo a ser Peón, siempre iré hasta el final siendo Peón y resucitaré con el poder de quien escoja para triunfar y dar la estocada final.
No olvides sonreír y recordarme en tu próxima partida, estaremos todos en filita gritando optimismo y en la profundidad de tu ser da con nosotros un fuerte grito de guerra, porque se necesita determinación para convertirse en lo que quieres ser.
FIN
Torre: -Siempre serás Peón-
Peón: -Me encanta ser Peón-
Torre: – ya ¿cállate!
y…
Bueno…No es que me guste el chisme, pero aquí entre nos, qué crees se merece el lento Rey?
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