Y el universo entero conspiraba a su favor
sin querer el presente se tornó agradable;
mientras el instante se hacía sublime, grato,
más, de lo que jamás hubiera imaginado.
Tal vez, los cortos años adquiridos
no bastaron para descifrar
aquél manojo de nuevas emociones.
Percibí aromas tan intensos,
como si se pudiera respirar
con los cinco sentidos.
Una poderosa fuerza atestaba mi cuerpo,
y me sedujo sutilmente,
hasta incitarme a cometer
el delito irracional de creer en la magia;
muy a pesar de estar plenamente consciente
que sólo eran unos cuantos trucos evidentes;
entre risas y distracciones, yo lo sabía.
Pero como es de esperarse en estos casos,
me negué a ver lo que estaba claro.
Horas antes de aquél inesperado encuentro,
me encontraba firme,segura,
despreocupada e indiferente,
como el cielo ante la infamia
y el sol hacia la luna.
Irónicamente, esa indiferencia
se transformó en interés,
y en pocas horas,
en un sentimiento.
Sentimiento que desearía haber desaparecido
con la misma facilidad que su magia me atrapó.
En pocos instantes experimentaría
algo muy extraño pero encantador,
totalmente inédito e irresistible,
que salpicaría con un poco de alegría
esta obra inconclusa que es mi vida,
al crear nuevos matices
coloridos y prodigiosos.
Sí, seguramente sería sólo por un instante,
me hallaba plenamente consciente
que tal vez jamás volvería a repetirse ,
pero no pensaba, ni pienso arrepentirme,
aún consciente de mi desventaja inminente.
Esta suposición germinó de mi error reiterativo
en perseverar por lo prohibido,
en lugar de actuar con inteligencia,
aunque eso signifique mi propia infelicidad.
Probablemente todo esto
resulta algo exagerado,
pero la intensidad del instante
desencadenó pensamientos intensos.
Algo misterioso, indescifrable y fascinante,
dio un giro precipitado inesperadamente
y el camino de retorno
no volvió a aparecer nunca más.
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