Mas allá de las fronteras del mundo real, existe un lugar mágico, un sitio de ensueño. Un enorme lago al centro, de aguas cristalinas y resplandecientes, es el corazón del lugar. Sus pulmones son los inmensos árboles que rodean el inmenso semi-mar. La tierra custodia sus aguas. El resto, maravillas naturales que cautivan la imaginación.
Aquí descansan aquellos cuyos sueños estaban cansados y agotados, para después recuperar fuerzas y volver a la acción. También aquellos que luchan por hacer los sueños realidad, contra todo pronóstico. Es aquí, donde los vientos cordilleranos hacen su entrada, cubriendo con su brisa las mentes de los imaginativos.
Estos vientos, procedentes del sur, son las almas de aquellos que murieron por sus sueños, viejos ancestros que aprendieron hace años que siempre existen opciones, aunque los tiempos sean distintos, pues la madre naturaleza es tan sabia como los mismos dioses a los que adoramos y pedimos por nuestros sueños. Estos ancestros nos influyen en espíritu a superar los limites de nuestra propia imaginación, a cortar las amarras de nuestras propias trancas y amarguras, a mirar al cielo y a las estrellas y a salir, a la conquista de la realidad que nos rodea, tan cínica para muchos, tan misteriosa para algunos.
Por eso recuerda joven soñador (a) que cuando tus ilusiones estén cansadas y agobiadas, busca este lugar mágico, para que los vientos del sur refresquen tu alma, corten de raíz tu agonía en vida y te vuelvan a levantar mil veces si es necesario, para así seguir adelante, luchando porque los sueños se hagan realidad.
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