Sed de Sangre – Cap 1

¡Por fin! El último día de clases y también de mi servicio social.

El día esta soleado aunque se avecinan unas nubes muy oscuras, son las doce y alisto maleta para dirigirme a la casa. Llego en quince minutos, dejo mis cosas en mi cuarto y me dirijo a la cocina. En el centro de la mesa hay una caja con una nota encima, que dice:

Hija, esperó que disfrutes del pastel. ¡Es de helado así que comételo rápido!

No he visto a mis padres por una semana, es algo cotidiano puesto que viajan mucho, aunque nunca habían tardado tanto en volver. Cuando fui a coger la caja, pude observar otra nota sobre la mesa, era de mi nana, ella se encarga de la comida cuando mis papás no se encuentran:

Mi querida Jana, discúlpame que haya tenido que irme sin dejarle la comida hecha, mi hijo se enfermó y se encuentra en el hospital. Encima de la mesa le dejo un paquete que le enviaron sus padres, es probable que no vuelva en unos días pero en cuanto pueda regreso.

Att: te quiere, nana.

Como no había almuerzo, decidí comerme el pastel, cuando lo abrí vi que no era de helado sino una torta, eso me quito el apetito así que lo guarde en la maleta para compartirla con mi amiga y compañera de servicio, Camila.

Estamos juntas desde tercero de secundaria, ella es una excelente amiga y consejera. Es como un osito apapachable, en quien te puedes apoyar cuando estés con los ánimos por el suelo. Tiene el cabello largo y liso además es un poco más pequeña que yo.

Al guardar la caja en mi maleta, observo una pequeña caja, la cual estaba resaltada que decía ’’delicado’’. La sostengo en mis manos y la observo un rato, la verdad, es que estaba muy sorprendida, es la primera vez que mis padres envían algo delicado por correo en vez de traerlo ellos mismos, la curiosidad me mataba, pero me tenía que controlarlo porque lo que mi papá mas detesta es: la curiosidad. Ni me quería imaginar que pasaría si el descubriera que por ‘’’ curiosidad’’ abrí la caja.

Decidí que la dejaría en la caja fuerte, por lo general estaba en la oficina de mi padre, había una gran biblioteca, desde los mas antiguos hasta los mas viejos. Muchos hablaban de historia, política, matemática, física cuántica hasta química; estos eran los que mas llamaban mi atención, porque hablaban de como el hombre avanzaba con la ciencia pero a veces a causa de esta misma se veía afectado, como bombas atómicas, gases venenosos, armas química. Y sobre todo de filosofía; muchos hablaban de como el hombre utilizaba a la ciencia para oprimir o afectar a otro para sacar un beneficio, ya sea directa o indirectamente.

El escritorio estaba limpio, lo más probable es que Nana lo haya limpiado antes de irse, en el había carpetas, alguno que otro libro de química, filosofía e historia. En una esquina al lado de un portarretrato, una figura de acero de mis padres el día de su boda, los detalles siempre me han impactado, en el retrato estaba la foto de mi primer día de nacimiento al lado de mis padres. ‘’’Parecías un gusanito, pequeño y pálido’’ me lo repetían mis padres cada vez que veían algún cambio en mí. En el centro de la mesa, la computadora portátil. La verdad, cuando la vi, me pareció muy extraño que no se la llevara, pero nunca pongo mucho cuidado a cosas que no me interesan o llaman lo suficiente la atención.

Mi libro favorito es la llave para descubrir a pequeña cámara secreta en la que se escondía la caja fuerte, pero a pesar de cómo se escuche no era muy impresionante, ya que al sacarlo se abría una pequeña ventanilla por donde se podía ver la caja fuerte. Después de guardar aquella caja, me dirigía para irme a la sede de los pequeños en donde haría mi último día de servicio social. Pero antes de dejar la oficina, me giro y miro aquella puerta que me genera tantos recuerdos.

– ¡papá! ¿Dónde estás? ¡Te voy a encontrar! – camino por la oficina y mi atención se centra en aquella puerta y un pensamiento recorre velozmente mi mente ‘’’ papá…podría estar ahí… ¡vamos a ver si esta! Cuidadosamente y sin hacer mayor ruido me fui acercando a la manija de la puerta, era de metal y estaba muy fría. Lentamente y sin casi espirar fui volteando la manija, de repente una mano agarra de mi brazo y me hala.

-¡ya te he dicho que aquí solo se entra cuando en verdad haya una emergencia! ¿Por qué no me has escuchado atentamente? ¿Por qué no me obedeces? – tenía como ocho años y era la primera vez que lo veía tan exaltado

-pensé que estabas ahí… lo siento, papá. No lo vuelvo hacer…- las lágrimas rebosaron mis ojos, el hecho de verlo en ese estado me había asustado mucho. Mi padre me miro y cambio por completo su expresión. Sus ojos mostraban arrepentimiento, sentía que se había excedido, de inmediato me abrazo y froto mi espalda con extrema delicadeza.

-lo siento. Se que actué mal, discúlpame ¿si? – Moví mi cabeza en señal de aprobación- no vuelcas a desobedecerme ¿de acuerdo??

-este bien papá, pero… ¿Cuándo Sabre que es una emergencia?

-tranquila hija, lo sabrás en el momento… ¡vamos a juagar a otro lado!

Ahora me pregunto si, el hecho que no hayan venido en tanto tiempo… es una emergencia o estoy exagerando… dejo mi curiosidad a un lado y me digo que si para hoy no había señal de ellos, lo tomaría como una emergencia.

A las 12:40 pm me dirijo para la sede de los pequeños, mientras caminaba voy haciendo un recorderis de lo que hay que hacer, en eso, me acuerdo de que hay una actividad especial en donde le pidieron a unos niños que modelaran para unas fotos de revista lo cual es muy extraño ya que pudieron contratar a niños que están en la industria, pero bueno yo no le pongo mucho cuidado.

El colegio, un edificio de tres pisos un amplio patio con una cancha que sirve para jugar basquetbol y futbol, dos entradas la principal en donde se encuentra portería, la cual era una pequeña habitación con sus ventanas oscuras y un computador que mostraba lo que graban las cámaras. Su segunda puerta estaba conectada con el patio, estando adentro del colegio, la cancha se encontraba en la esquina derecha del colegio, al lado izquierdo un mini teatro. En frente la puerta del patio y a mis espaldasel edificio.

Cuando llego, entro por la entrada principal que tiene tuertas con vidrios transparentes, a mano izquierda se encuentra el cuarto de las celadoras y más al fondo el cuarto de refrigerios, unos metros al a izquierda las escaleras que conectan a todos los pisos, después el patio. Cada piso tiene con su correspondiente baño de niños y niñas, todos estaban uno encima de otro.

La celadora me abrió la puerta de vidrio y me dedicó una sonrisa de oreja a oreja, parecía que había pasado algo muy bueno. Salí al patio y el equipo de producción ya había posicionado todo, y confirmaron que los niños pudieran modelar. Me dirigí a donde estaba Camila…

-Hola – digo emocionada

-Hola ¿almorzaste? – dice ella muy curiosa, yo sonreí traviesa como diciendo «me atrapaste», ella solo se tocó la frente decepcionada.

-¿De dónde vienen?-digo refiriéndome al equipo de producción

-¡Jana! ¿No sabes cuál es la marca de ropa, a la que le van a tomar fotos aquí?

-No, ¿por qué? ¿Es muy famosa?

-Sí y no…

-¿Cómo así?

-Es muy famosa aquí, pero no a nivel mundial. Por eso están haciendo esta sesión de fotos…

-¿Pero cómo les va ayudar, tomar fotos aquí si lo que quieren es exportarlo?

-Escuche que iban a traer a un modelo muy famoso…

-¿Enserio? – digo emocionada mientras miraba hacia la puerta para ver si el refrigerio de los pequeños había llegado.

La celadora sale de su oficina con las llaves en la mano, yo me acerco para ver si son de la nueva empresa de refrigerios. Pero en vez de eso me encuentro con una grata sorpresa, la cual me deja sin palabras y congelada sin poder siquiera pestañear.

Yang Yang… Llevaba una camisa de cuadros blanca con líneas negras, un pantalón negro con bota entubada lo suficiente pero no demasiado y unos tenis negros. Se acercaba poco a poco hasta quedar enfrente de mí, sentí como si no pudiera respirar, él estiro su mano para saludarme. Yo, a pesar de mis nervios y emoción, supe responder calmadamente su saludo.

Camila esperó hasta que él se fuera a saludar a los demás, para venir hacia mí.

-¡Jana!, ¿no es ese actor que te gusta tanto?

-Si… y es muy famoso en China…

-oh! ¿Enserio? ¡Genial!- en ese momento siento una mirada sobre mí, o eso presiento, pero al voltear solo veía al staff de Yang Yang ‘‘¿habrá sido mi imaginación?»

-¡Hey! ¡Ustedes dos! – Dice el director a la distancia, interrumpiendo mis pensamientos.

-¿Si señor? – respondemos las dos al unísono.

-¿Podrían ayudar o están muy ocupadas?

Nos pidieron que trajéramos a los niños, Camila fue por Sofía, Sharith y Alejandra que se encontraban en tercero y yo fui por Joshua, Saraí y Ana que estaban en preescolar. Cuando nos reencontramos, Ana, quien quiere mucho a Camila, fue corriendo a donde ella estaba.

-¿trajiste las autorizaciones? – pregunto Camila.

Yo hice la cara de «se me olvido, sorry» pero en eso llega Julián, un niño gordito, un poco más alto que los niños de su edad, con cabello corto y ojos negros. Traía unas hojas en la mano, que por lo visto eran las autorizaciones.

-Gracias, ahora ve a tu salón.

De repente salto a mí y dijo:

-¡MÍA! – con una voz «tenebrosa»

Fue algo que me esperaba ya que durante mi servicio social siempre hacia lo mismo, y a veces dolía ya que golpeaba bruscamente o se colgaba de alguna de mis extremidades…como un chicle.

Después de molestar un poco se fue a su clase y comenzamos a bajar las escaleras cuando vimos a Catalina una niña de primer grado que estaba con un muchacho de producción.

-Esta niña también está en la sesión de fotos, su mamá vendrá por ella más tarde – dijo el muchacho dirigiéndose a nosotras – ¿trajeron las autorizaciones? Pásenmelas, por favor.

Recibió las autorizaciones y dejo bajo nuestro cuidado a Catalina para ayudarla a cambiar junto con las demás niñas y un joven se encargó de Joshua. Durante la sesión de fotos, veía como Yang Yang sonreía y se esforzaba para que todo saliera bien, nunca me imaginé poder conocerlo en persona y verlo trabajar. Mientras lo observaba, note como una muchacha, la cual era de su equipo, se acercaba para darle agua fría, pero no acepto y señalo su garganta. En ese momento entendí, él no tomaba agua fría porque se podría lastimar la garganta, aproveche que me había traído una agua de panela al clima y con vitamina C. Al principio no me la recibió, después que le dije que tenía vitamina, en inglés, lo consideró y se la tomó de un solo trago, se notaba que estaba sediento.

Durante la sesión de fotos, tenía esa extraña sensación de que alguien me observaba, cuando trataba de ver quien podría ser, desparecía totalmente la sensación. El resto del tiempo fue algo agotador, estábamos de un lado a otro con el descanso de los niños, pero lo más preocupante era que aún no habían llegado los refrigerios. A pesar de esto Ana, Joshua, Sofía, Saraí, Sharith, Alejandra y Catalina estaban bien porque los de producción dieron una comida, pero no me podía imaginar cómo estaban los otros niños. Incluso vinieron padres a recoger a sus hijos, a las 3:40 pm, sinceramente sus rostros parecían más preocupados de lo normal.

-El refrigerio no debe de tardar – Dijo la orientadora, mientras entregaba uno de los niños a su padre.

-Es que no es eso Orientadora…

-¿Se puede saber de qué se trata?

-En el hospital donde trabaja mi hijo mayor a ocurrido algo extraño. Vamos a ir a recogerlo y como es fuera de la cuidad es posible que nos demoremos.

La orientadora le pregunto a otros padres, ellos le comentaron: hubo un accidente es probable que se nos dificulte venir más tarde. Después de que los padres recogieron a sus hijos, la orientadora se dio cuenta que uno de los padres que llamo para avisar, aún no había recogido a su hijo.

-Bueno yo me voy con Sebastián a mi oficina, cuando venga el padre me avisan. Por favor. – Cogió la mano de Sebastián – Hoy es un día muy desastroso ¿no creen? – dijo con un rostro algo preocupado

Minutos más tarde, a los niños que están modelando les dio hambre, entonces se me ocurrió darles del torta que me habían enviado mis padres, les di a los niños y a Camila. Solo quedaba mi parte y un pedazo extra, que se me ocurrió ofrecerle a Yang Yang. Él me lo acepto con mucho agrado y parece que le gusto ya que después de unos minutos me pregunto si tenía más, pero le dije que lastimosamente no tenía. A veces se me dificultó un poco hablar con él, ya que parecía no hablar español y su acento en el inglés es un poco extraño.

Entre las 4:00 pm y 4:30 aproximadamente, llego el refrigerio, tuvimos que dejar de ayudarles para repartirlo rápidamente. Mientras clasificábamos en las canastas de los cursos, vuelvo a sentir esa mirada sobre mi y al voltearme puedo ver a un hombre muy alto parado en la puerta.

-excuse me, but ¿Who are you? ¿What do you doing here? (Disculpa, ¿pero quién eres tú? ¿Que estás haciendo aquí?) – Le digo.

-I was sent by Mr Yang Yang to help them. (Fui enviado por el Sr Yang Yang para ayudarles)-dice él con una voz suave

-Thanks, please wear gloves and mask… and ¿What is your name? (Gracias, por favor use guantes y mascara)- dijo preguntando su nombre.

-My name…? My name is Lee Jun Ki and yours?

-My name is Camila and she is Jana- dice Camila mientras yo me sumerjo en mis pensamientos… ‘‘¿Dónde he escuchado ese nombre? ¿por qué se me hace familiar?»

-Beautiful names…

-Thanks

-Ok, let’s star (Empecemos)- digo al salir de mis pensamientos, concluyendo que no le pondría mucha atención

Después de repartirlos nos dimos cuenta de que habían sobrado bastantes, así que le dimos refrigerios a todos los de producción, a los profesores, Yang Yang y nosotras pero al igual que él lo decidimos comer más tarde. Media hora después, Yang Yang se despidió de nosotras, no sin antes preguntar nuestros nombres como todo caballero aunque algo tarde. El equipo de producción se alisto para irse, pero la mamá de Catalina no llegaba así que uno de ellos se quedó a esperarla.

A las 5:00 pm los padres comenzaban recoger a los niños, Julián se despidió de nosotras con las lágrimas en el rostro era tan tierno, no dejaba de decir que nos volvería a ver, con dificultad se fue y después de media hora solo quedaban unos cuantos niños: Ana, Sofía, Joshua, Saraí, Alejandra, Catalina, Ximena, Owen y Sharith. Camila y yo no queríamos dejarlos, así que nos quedamos más tiempo… A las 5:40 pm comenzó a llover.

-Jana, ¿no tendrás algo de comer?

-No Cami…

-¡¿EN ESA CAJA TAN GRANDE EN DONDE TRAJISTE EL PONQUE NO TIENES NADA?!…

Hasta que Camila dijo eso, no me había dado cuenta. Cuando volví a revisar, observe un botón secreto y cuando lo espiche salió otro pastel… Y este es de… ¡HELADO! ¡ESTA GRANDE!

Salía de una parte de la caja que era metálica, en donde lo mantenía frío, la verdad nunca lo había visto, pero aun así era muy genial. Saque varias tajadas y se los di a los niños, Camila y yo también comimos. Le dimos a Sebastián y a la orientadora sin embargo parecía que ella no se lo iba a comer, cuando salimos de la oficina le escuchamos decir: «Comételo tu si quieres». También le ofrecí al Joven de producción sin embargo no aceptó ya que no podía comer helado.

-¿Seguro que no quieres? Estas sudando mucho…

-No, tranquila gracias.

De repente sonó el timbre de un celular, era de él. Después de colgar, se dirigió rápidamente a la puerta mientras decía: Ya vengo, no me demoro. Si viene la mamá de Catalina, dile que el carro de uno de nuestros modelos se accidento.

En ese momento sentí una punzada en mi corazón, algo iba mal y no dejaba de llover. Llegaron las seis de la tarde y los padres no llegaban, ni siquiera el chico de producción.

-¡QUE FRÍO!- grito Camila

-Sí, tienes razón…

-¡Por Dios Santo! – grito la celadora haciendo que nos levantarnos y fuéramos a ver que sucedía.

Cuando llegamos Camila y yo nos quedamos impactadas mientras veíamos como la celadora abría la puerta con un paraguas en la otra mano y se acercaba a… Julián… Estaba caminando despacio con los ojos cerrados, tenía sangre por todas partes, especialmente por la boca y las manos. Camila comenzó a llamar a emergencias pero nadie contestaba, en ese momento Julián abrió los ojos y se lanzó a la celadora comenzando a morder su cuello descontroladamente. Podía ver cómo le arrancaba los músculos y la sangre que brotaba de su cuello, de repente la soltó y ella quedo en el suelo sin moverse, su sangre no dejaba de salir. Mi cuello… En la misma parte donde mordió a la celadora, comenzó a doler, en ese momento veo como Joshua sale para acercarse a Julián.

-Julián… ¿Estás bien?…- dijo tímidamente mientras se mojaba con la lluvia

Julián levanta la mirada a Joshua, yo logro ver sus ojos rojos como la sangre, lentamente comienza a caminar hacia Joshua moviendo su cabeza tétricamente.

Mi Corazón se aceleró, mi cuerpo comenzó a temblar y veo como me acercó a la espalda de Joshua, bajo un poco mi vista y me doy cuenta que mi cuerpo no estaba temblando si no que estaba corriendo. Julián me ve y comienza a correr en dirección a Joshua. Entonces, logro llegar pero ya es demasiado tarde, Julián estaba a unos pasos de nosotros…

«¡¿QUE MIERDA?!» Pensé, Sus ojos… ¡NO TIENEN PUPILA!, mientras cerraba mis ojos y abrazaba a Joshua para protegerlo con mi cuerpo. Sentí las manos de Julián en mi espalda…y un miedo profundo en mi pecho…

——en otro lugar de la ciudad, 4:30 pm ——

Un joven castaño de ojos verdes, espera en una puerta un poco impaciente, de repente se levanta firmemente y saca su celular.

-Hola? Vale?

-Si… ¿Quién habla?

-Pss amor, ¿con quién más?

-Hay! Perdóname amor, ¿ya llegaste?

-Si… Estoy timbrando desde hace rato ¿no estas?

-Hay bebe, es que salí con mi abuela a comprar el mercado, como mi abuelo regresa del campo después de una semana, quiere darle la bienvenida con un estofado…

-Pero ni que se hubiera ido por un año…

-Si, es cierto, pero tú ya la conoces. Estamos a punto de llegar… ¿Nos esperas?

-Si bebe, tranquila yo te espero.

Después de estar unos minutos sentado, puede verlas a una cuadra cargando unas bolsas que se veían bastantes pesadas. Rápidamente se paro, las alcanzó y recibió todas las compras. Entraron en la casa de la abuela y él dejó las compras sobre la mesa.

-Hay! Pero que buen novio te conseguiste, yo estaba muy cansada. Menos mal que el estaba ahí…

-Hay… Abuela… -dijo Valentina algo apenada.

-¿Qué? ¿no puedo alagar al novio de mi nieta, si se lo merece?

-Bueno, ¿necesitas ayuda?

-No creo… -Aunque luego de pensarlo un momento dice: -Sabes que si, Jefferson ¿me haces un favor?

-Sí dígame.

-En el sótano hay una caja pequeña que es algo pesada…

-Ahh… Esa caja?- interrumpió Valentina.

-Si esa misma- dice la abuela.

-Bueno yo lo acompaño, para que sepa que caja es…

-Pero no se demoren pequeños tortolitos…

-Hay! Abuelaaa!!… -dice Valentina mientras sus cachetes se sonrojan y en el rostro de jefferson sale una sonrisa más un guiño hacia valentina -Vamos Jefry.

-Tengan cuidado con las escaleras, hay que repararlas porque están dañadas.

Después de ayudar a la abuela de Valentina, comenzaron a jugar cartas y Jefferson aprovechaba cualquier oportunidad para darle un beso, algunos largos, otros cortos, ¡Pero con mucha dificultad ya que Valentina no quería que la abuela fuera a pensar mal! Cuando de pronto su jugueteo se vio interrumpido por una fuerte insistencia en el timbre.

-Ashh! – dice Jefferson algo decepcionado.

Valentina se levanta del sofá en busca de las llaves, sale hasta el portón y lo único que ve es a su abuelo cubierto de sangre y apunto de perder el equilibrio. Ella se apresura mientras llama a su abuela desesperada y a Jefry, entre todos logran entrar a la casa y sentarlo en la sala.

-¡Rápido Valentina llama a una ambulancia!- dice la abuela.

-¡NO!- dice el abuelo mientras tose sangre -Ya no tengo tiempo, deben… -Escupiendo más sangre.

-Abuelo dejanos llevarte al hospital, no seas terco -dice entre lagrimas

-deben… Deben salir del país! Rápido! Antes de que… -el abuelo no termina de hablar cuando cae muerto

-No!!!!!! – Valentina cae sobre sus rodillas en frente del cuerpo de su abuelo

– ¡Dios mío!– grito la abuela al ver que su esposo de levanto de repente.

Jefferson agarro a Valentina rápidamente, alejándola del abuelo. Este se encontraba muy rígido y quieto, despacio y con mucho temor la abuela se fue acercando a su esposo, toco su hombro y dice <> estuvo en silencio por unos segundos pero levanto su rostro repentinamente, abriendo sus ojos como un sapo. Sus ojos rojos como la sangre congelaron a Valentina, dejándola perpleja. Sin ninguna clase de aviso se lanzó sobre la abuela intentando morderla.

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