​LA CULPA FUE MÍA

​LA CULPA FUE MÍA

Jhovany Sánchez

29/05/2019

Eras de esos amores que parecían eternos, de esos cuentos de hadas que parece que tocan una vez en un millón, eras ese amor perfecto que agradeces a la vida por llegar, que te llena de orgullo y júbilo por ser esa «una en un millón» que eligió destino para ser feliz.

No imaginaba mi vida sin tus besos por las mañanas, sin tus mensajes durante el día, sin tus ocurrencias improvisadas, sin tus chistes malos, no imaginaba la vida sin compartirla contigo, sin esas largas noches en las que me hacías el amor como nadie más lo hizo; mi cuerpo era tuyo, mi alma era tuya, todos y cada uno de mis suspiros tenían tu nombre grabado; y sí, pensé que lo nuestro nunca tendría fin.

Nadie me habló nunca de lo malo del amor, nadie me dijo que cuanto más amas, más sufres; nadie me dijo que mientras más te eleva un beso, más te duele cuando caes, nunca nadie me advirtió y al cabo de un tiempo ahí me tenían, llorando por tu infidelidad, por una y mil mentiras que fui descubriendo en el camino. Cuando me tocó entender que tendría que estar sin ti, mi vida pareció terminar.

Caí en lo más profundo de mi misma, incapaz y sin las fuerzas necesarias para poder salir de ese pozo de lágrimas a donde me enviaron tus mentiras; caí tan hondo que por momentos sentí que moría, que me ahogaba en mi propio dolor, mi felicidad dependía de ti y sin ti no era nada, o no quería serlo, vivía para hacerte feliz y para aceptar el amor que me dabas, esa era mi vida y era feliz así. Me perdí en un mundo, donde estaba yo sola con mi dolor, me aleje de todos, me mantuve secuestrada un largo tiempo y yo misma me seguí haciendo daño cada noche, torturándome con tus recuerdos.

No sabes cuantas noches he llorado, pidiendo que la tierra me trague y me escupa en algún lugar muy lejos de aquí, donde nada me recuerde a ti, donde no pueda verte nunca más, lejos de tus besos, de tus caricias, de tu cuerpo, lejos de ti y todo el daño que me hiciste.

Hoy quiero decirte algo. La culpa fue mía.

Sí, mía, por poner tu felicidad por encima de la mía, por quererte incluso más de lo que yo me quería , por tenerte en un pedestal tan alto que me ubicaba bajo tu sombra, por creerte un Dios todopoderoso que iluminaba mi vida con sus besos, la culpa fue mía por no tomar recaudo, por amarte así, tan desprendidamente. La culpa fue mía por dejar de verte como una parte de mí, por verte como un todo, como mi todo.

La culpa fue mía por perder la dignidad en cada beso que me dabas, por sacrificar mi autoestima para subir la tuya, por no entender que en una relación se debe amar igual, en las mismas condiciones y con la misma intensidad.

Una parte de mí murió contigo, pero me sirvió para entender que antes que tú y que cualquier otra persona, estoy yo, para aceptarme, para quererme, para valorarme, para ser más cuidadosa antes de amar.

Hoy ya no duele, porque fui capaz de rescatarme, fui capaz de levantarme y salir de ese hoyo al que me enviaste, fui capaz de ponerme de pie y comenzar a caminar nuevamente, lento como un niño, con miedo, con temor, con dudas, pero con la ilusión de dar cada día pasos más largos, hasta que un día sin darme cuenta pueda correr una vez más.

Sí, la culpa fue mía,

por quererte más a ti, que a mí.

Jhovany Sánchez.

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