EL CHICO DE LA CORBATA CIRCULAR:

EL CHICO DE LA CORBATA CIRCULAR:

Spencer B.

10/06/2019

El otro día mientras me dirijìa a otra borrachera mas invitado como siempre por mis inconscientes y mal influyentes amistades vestido con unos jeans color caqui, mis inseparables converse pasados de moda y un poco desteñidos acompañados de una remera color vino, con el cabello peinado en primera instancia al salir de mi apartamento hacia atrás pero ahora enmarañado y un poco sin forma por el viento de la mañana. Allí iba yo montado en el transporte publico lujo que solo podemos darnos los privilegiados de la clase media miraba por la ventana con la mente ausente como es ya mi acostumbrada pose con el antebrazo recargado en el marco de la ventanilla detrás del conductor mirando fijamente al horizonte, fue entonces que en cierto punto del camino abordò cual asaltante del bien vestir un joven con el cabello color castaño, una camisa a cuadros muy correctamente fajada, unos pantalones de vestir ajustados perfectamente a sus alargados muslos y unos zapatos muy bien lustrados, la gente lo mirò asombrada con caras de incredulidad como si aquel joven les fuere ajeno a sus muy descoloridos estilos de vida.

El chico usaba unas gafas de ver con un pronunciado aumento y de su cuello se desprendía un olor a perfume de eucalipto agradable al contacto con las fosas nasales, se sentó a lado mio de manera despreocupada y yo lo mirè con curiosidad de reojo mientras pensaba vagamente que seguramente cualquier chica de su edad caería fácilmente ante sus encantos pues si bien no era muy agraciado su simpatía se desbordaba en la profundidad de sus ojos, yo por mi parte pertenecía a otra clase de tipos el solo hecho de imaginarme vestido de la misma forma de aquel chico me llenaba de una gracia inmunda y vana pues si de algo ha carecido su miserable narrador toda su vida ha sido de personalidad y modales yo solo bebo y se defecar grandes mierdas en el inodoro. La distancia entre aquel elegante y apuesto joven y yo era lo equivalente a un mar gigantesco, yo solo podía conformarme con embriagarme de vez en cuando en algún lugar de malamuerte portando mi camiseta que decía «besarme el culo» literalmente. Mientras aquel chico podía regodearse en su vistosa y exuberante existencia.

Al bajar del colectivo mientras caminaba al sitio de encuentro con mis camaradas de toda la vida volví mis pensamientos hacia aquel discreto pero apuesto joven y me contradije solo un instante al darme cuenta de que al igual que las personas del transporte había habido algo en el que también llamo mi atención…y es que, esa maldita corbata a círculos que le colgaba del cuello ¡era jodidamente la mejor corbata del mundo!.

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