El hombre y los perros siberianos.

El hombre y los perros siberianos.

Valentina M.R

27/05/2019

Érase una vez un hombre que era dueño de una perra siberiana de pelaje suave como el algodón. A ella la había criado desde cachorra, había sido su amiga por mucho tiempo, siempre estuvo ahí para el acompañándolo cuando se encontraba triste o desanimado. Con el pasar del tiempo aún cuando a él no le quedaba tiempo para mostrarle su afecto, ella se mantuvo fiel y leal a su amigo y amo.

Un día el hombre salió a dar un paseo por el bosque que estaba cercano a su casa, pensativo siguió su camino, preocupado porque su albina amiga llevaba casi una semana sin volver a casa, de pronto tropezó con un perro de pelaje oscuro como la noche, que lo miró con rostro afligido y una de sus patas herida.

¡Como osas atravesarte en mi camino, animal impertinente, vago y callejero! –exclamó el hombre comenzando a sentirse molesto.

–No creas humano insensato que por voluntad propia ante ti me he presentado, estoy aquí porque necesito de tu ayuda, mi amada fue herida de muerte, por humanos viles y sin compasión, tu fiel amiga en brazos de mi ama agoniza ¡humano inconsciente! ¿Es que acaso esta terrible noticia no te desangra el corazón?

El hombre atónito, por unos segundos se mantuvo en completo shock, para después salir corriendo detrás del animal, con su corazón dolido y desgarrado. Que necio había sido todo este tiempo, una vez más estaba a punto de perder su tesoro más preciado y todo era su culpa, por haberla descuidado e ignorado, por no mostrarle cuanto la apreciaba, por no haber sabido aprovechar el tiempo que tuvo junto a la única amiga que había tenido y que no supo valorar.

Cuando llegaron al lugar donde su pequeña amiga se encontraba, el hombre vio cómo aquel perro, se echaba al lado de su amiga albina, juntando sus frentes, mientras dejaban salir aullidos de profunda tristeza e irremediable dolor. El hombre se acercó a ellos y se arrodilló quedando a su altura.

Perdóname por haberte dejado sola, por no estar a tu lado –dijo el hombre mientras las lágrimas surcaban sus mejillas sin intensiones de cesar, mientras acariciaba el pelaje de su querida amiga el cual se tornaba frió lentamente,

–Tranquilo… las personas suelen cometer errores, esta en su naturaleza, es verdad que a pesar de que permanecí siempre a tu lado, tú no estuviste cuando yo más te necesitaba, pero no te guardo rencor, no me arrepiento del tiempo que compartí contigo y de que seas mi amigo, atesora los recuerdos de las cosas buenas que vivimos, pero lo mas importante de todo… nunca olvides lo mucho que te quiero.

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