Presentación: Atlan – Oxhua

Presentación: Atlan – Oxhua

Kaze Raida

25/05/2019

Oxhua, nombre con el cual todos le conocen. Desde su despertar en la tierra (Tlet) ha visto crecer en su interior formas de vida que pululaban a extensas de su cuerpo informe. El tiempo en Atlan se detuvo y paró de envejecer habiendo alcanzado los 20 años de edad, su apariencia luciría siempre un resplandor claro y luminoso, pulcro e inmaculado debido a todas las formas de vida que entregaban su belleza, su alma, a este brillo singular. La inmortalidad que permanecía en el corazón de Atlan parecía llenarlo de impaciencia, ya que la individualidad de su existencia es la única elección de supervivencia a la que fue evolucionando; no importaba el número de intentos que hiciera por tener la atención, el saludo o una simple mirada de cualquier órgano suyo, jamás lograba ser oído, sentido o apreciado verdaderamente por nadie. Estos veinte años en total soledad despiadada y malévola se desenvolvieron poco a poco en una neblina extraña, una corriente oscura, un torrente por el que viajaba la envidia y el egocentrismo de Atlan, si la vida en su interior no podía reconocer su grandeza con franqueza y sensibilidad lo harían a la fuerza, aumentando su capacidad de mortalidad. La masa que contenía los limites de Atlan se agitaría con fatal destreza y crearía profundos remolinos, gigantescas mareas y titánicos huracanes que destrozarían hogares. Mirarían a Atlan con temor, le tocarían con enemistad y le atacarían hasta devolverle el favor.

Atlan cazaría las luces de fuego ardiente que veía en su superficie, tragaría sus memorias, las absorbe completas, todas sin dejar ni una pizca de aquellas que florecen si cualquier cara de la luna es mostrada entre las estrellas en el cielo. Comería para sentir con ellas las manos, la boca, el cabello y la piel de otras especies lejanas a su territorio, las mismas especies que huyeron lejos de Atlan y sus remolinos, lejos de Atlan y su furia fría y oscura. Siglos desde el comienzo de esta revolución y cada vez están más lejanos a Atlan, los bípedos y cuadrúpedos, aún si solo desea sentir lo que en sus memorias excita las emociones y concede al poseedor un imagen viva y refulgente para ser reproducida una y otra y otra vez en la piel, en los oídos y la vista del huésped. Quizá no podría tener en su cuerpo ninguna de estas sensaciones y su mente no podía acceder totalmente al deseo de estos seres; sin embargo, esta es la razón de cazarlos, atarlos con la fuerza de su inmensidad, mimetizar con su deformidad los movimientos que incitan al cuerpo a quedar estático y abrazar a Atlan sin efecto sin razón y sin deseo. Después se llenan de la oscuridad en el interior de sus corazones, sumergidos en exceso de pasión tocan el fondo de Atlan y mueren o escapan con la amnesia que les provoca, a veces, como sucede en una lobotomía, se ve afectada la personalidad de aquellos que abrazan a Atlan sin consciencia del poder que los somete.

Atlan se trastornó en profundidades llenas de cadáveres y un ente perdido en las emociones ajenas y ambición de crear para sí mismo el ideal de una piel que puede entrar en contacto voluntario con cualquier otra y vincular esta respuesta a sus sentidos, lograr producir su propia memoria sensorial.


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