Botín preciado

Botín preciado

Luisering

19/05/2019

!Señor regáleme un huevo¡ palabras tibias al viento , mis oídos sordos y mis pasos lentos pero con prisa, recorriendo una calle cualquiera después de salir de un disminuido supermercado chino, con un cartón de huevos y dos coca-colas de lata en mis manos, nuevamente escucho esa voz- !señor regáleme un huevo¡,está vez más penetrante,tanto así que llamó mi atención dándole una vaga mirada, descubriendo una silueta de ojos tristes pertenecientes a una niña al paso de un semáforo, tome un huevo del cartón y se lo dí sin mediar palabra, esa niña atravesó la calle llevando el huevo entre sus manos, como un botín preciado, lo único que se me ocurrió fue sonreír y luego murmurar: «yo también llevo mi botín mirando fijamente aquellas latas rojas»

No era de extrañar,pues me había sido difícil conseguir el refresco de cola, para saciar mi adicción.
Llevaba 13 días de visita en ese país que para mi era un pais «extraño», no por que fuera la primera vez que lo visitara, sino por que la realidad golpeaba duramente mis recuerdos, todo desencaja,la alegría no es alegría sólo es resistencia, como un anticuerpo a la enfermedad, el caos se apodera del diario vivir, obligando a todos a adaptarse a un ciclo viciado.
Duré 15 días, en una sola ciudad, de no ser por aquella interacción obligada por la niña hubiese sido sólo un observador, el estar presente sin intervenir me hace sentir cómodo, posición que sería injusta indagarsela a mi desinterés o indolencia, en honor a la verdad se la atribuyó más bien a mis reservas en entablar diálogo con desconocidos.

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